El amor de la bestia

Capítulo 38

Han pasado tres largas semanas desde que vi por última vez a Mondrag. Eso es como una eternidad para mí. Durante este tiempo he tratado de mantener mi mente ocupada, tanto en los entrenamientos como en el estudio, si dejo un espacio los pensamientos me atormentan. 

Algunas noches, en medio de mis sueños, lo he sentido junto a mí, quizá solo son mis anhelos, pero me ha consolado el sentir su piel ardiente que me abriga del frío. Es una sensación tan real que al despertar no puedo evitar la desilusión al ver mi cama vacía.

Dejo salir un suspiro. «Te necesito, regresa pronto», digo en mis pensamientos.

Un maullido me trae de vuelta a la realidad. 

—Briax, como siempre muy oportuna— le susurro a la enorme bola de pelos. Ella salta sobre mi regazo y sin más remedio la sostengo entre mis brazos. 

Desde nuestro primer encuentro me ha escogido para ser su niñera, cada vez que yo bajo para estudiar con Ariam, ella no pierde oportunidad para ser consentida por mí, pero nunca me ha seguido fuera de la biblioteca. Cuando le pregunté a la sacerdotisa ella simplemente me respondió que Briax es parte de la magia de este lugar y luego me cambió el tema. 

Sonrío al escuchar el ronroneo de mi nueva amiga, algunas veces siento que ella puede escuchar mis pensamientos, pero a diferencia de Ónix yo no he podido escuchar los de ella. Aunque, es muy inteligente y sin necesidad que yo la escuche, se ha asegurado de hacerme entender las cosas que le gustan o desagradan, como la vez en que le quise poner un nombre de macho, casi y me da un arañazo, luego intenté levantarle la cola y la muy honrada no me dirigió la mirada por tres días, hasta que encontré una plaquita con el nombre de Briax y la empecé a llamar así y bueno, también a cambio de mucha comida, la volví a conquistar. 

Paso la página del libro que tengo frente a mí y continuo con la lectura, mientras espero a mi maestra. 

Unos pequeños, pero firmes pasos me hacen levantar la cabeza y como es de esperar Briax salta fuera de mí desapareciendo en el acto entre los oscuros pasillos.

—Eire, ¿te hice esperar mucho? —pregunta con amabilidad mi nueva maestra.

—No, acabo de llegar, estaba en muy buena compañía, pero ya sabes —respondo encogiéndome de hombros.

—Lo sé —afirma la anciana—, ella solo está cómoda contigo, en el pasado también fue muy cercana a... —Me mira con nerviosismo y luego se apresura a sentarse frente a mí—. ¿Cuál es la lección de ahora? —cuestiona cambiando radicalmente el tema. Tal parece que ya se arrepintió sobre lo que iba a revelar.

—¿A quién? —pregunto decidida a obtener información—. Eres mi maestra, la encargada de instruirme, pero cada vez que toco algún tema, tú simplemente me evades.

Ella deja salir un pequeño suspiro y esos ojos grises me ven con culpa.

—Princesa, discúlpame, pero tengo miedo de cometer una indiscreción y ser castigada —confiesa.

—Prometo guardar el secreto y hacerme responsable de cualquier castigo en caso de que alguien nos descubra —digo colocando mi mano sobre la suya—. Ariam, siento que todos me esconden secretos y estoy cansada de ello, merezco saber cómo funciona mi reino, se supone que estoy preparándome para ser una reina, pero… ¿Cómo podré cumplir mi propósito?, si no soy digna de saber algo tan simple.

Ella parece meditarlo.

—Briax era la mascota sagrada de la princesa Luna, cuando su espíritu desapareció, la felina estuvo a punto de morir, todos creíamos que lo haría ya que al ser una mascota sagrada, estaba destinada a extinguirse junto a su dueña, pero vivió, lo que llevó a pensar al antiguo rey, que la princesa Luna en realidad no había desaparecido por completo y que volvería. Pero temía dar falsas esperanzas, así que creó un hechizo que la mantiene atrapada dentro de estos muros. Según tengo conocimiento, Briax es poseedora de magia una muy parecida a los cambia formas ya que no solo era una mascota, sino también una protectora. Sin embargo, nunca he sido testigo de ello, es más, tenía siglos de no dejarse ver, mis hermanas y yo somos las encargadas de estar al pendiente de dejar su plato lleno de alimento, pero ella solo come cuando no hay nadie en la biblioteca.

—¿Cuál crees que es la razón por la que ahora se ha dejado ver por mí? —cuestiono expectante.

—La respuesta la tienes tú, princesa —responde.

—Como muestra de confianza, también te mostraré un secreto —digo mientras me desabrocho los primeros botones de mi blusa.

Ariam me ve un tanto extrañada, sin comprender porque me estoy desvistiendo delante de ella, pero al momento en que me detengo y desvelo mi luna, esa marca que ha permanecido ahí desde hace un par de semanas, se lleva la mano a la boca y sus ojos se agrandan.

—Tenía una leve sospecha de su origen, pero ahora comprendo el porqué cuando la vi por primera vez, se me hizo tan familiar —confiesa.

—Soy descendiente de la tribu de la luna, pero aún no comprendo porqué, según tengo conocimiento, ellas solo debieron ser tres y nacieron por el rocillo de la mañana bajo la bendición de la luna plateada, pero yo nací del vientre de una mortal.

Ariam se levanta y rápidamente empieza a pasar por las estanterías, luego se detiene y toma un libro, para luego regresar y abrirlo frente a mí.



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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