El amor de la bestia

Capítulo 41

Narra Mondrag…

Tiempo atrás…

 

Anoche no pude dormir bien. Tengo una rara sensación en el pecho, ni siquiera pude estar concentrado en la reunión que tuve anoche con los líderes de los diferentes clanes. 

Miro los informes de mis guerreros y me doy cuenta que la barrera que guarda el valle del sueño profundo ha estado mostrando actividad inusual y más aún el escudo mágico que guarda al antiguo señor ha mostrado grietas más profundas. Me quedo observando el mapa, bien podría intentar atravesar esas grietas para irrumpir su sueño y matarlo. 

Pongo mis manos en puño y me paseo de un lugar a otro. No, mi raza no se ha caracterizado por ser traicionera, si debe de haber un enfrentamiento entre él y yo debe ser de frente, pero despertarlo tampoco es conveniente. 

No debo dejarme seducir por las palabras de la reina. 

—¿Qué tiene tan inquieto a su majestad? —cuestiona Beriatric.

—¿Qué se te ofrece para que irrumpas sin anunciarte?

Ella me hace una reverencia mostrando su sonrisa complaciente.

—Perdone mis modales, pero los guerreros que patrullaban las fronteras de Chandria han regresado y me temo que no traen buenas noticias.

Beriatric me mira a los ojos y siento remordimiento por cómo la he tratado estos últimos días. En siglos atrás cuando iniciamos nuestra relación, fuí muy claro con ella: Lo nuestro sería solo placer físico, además, su flor no era pura por lo que nunca me sentí realmente comprometido con ella. 

—¿Dragfor ya ha partido a Eirlea? —cuestiono.

—Aún no.

—Dile a los guerreros que pueden pasar.

Ella asiente y se giran pero yo la detengo.

—Beriatric, espera. —Bajo de mi trono y llego hasta donde ella. Su mirada muestra incertidumbre.

—Quiero que guardes esto para ti —digo al tiempo que tomo su mano y coloco sobre la misma la tabla del general.

Ella niega.

—No soy digna de liderar a nuestra gente en tu ausencia. —Sus ojos se le llenan de lágrimas.

—Lo has hecho desde siempre —respondo al tiempo que envuelvo la pieza en sus manos—. Si yo no estoy, tú eres la cabeza de este reino, no hay nadie más digno y capaz que tú. Estoy seguro que los gemelos no dudarán en obedecerte.

—Dragfor es mayor y más poderoso que yo, él es el mejor indicado.

—Ahora él tiene otra misión —respondo sabiendo que en cualquier momento él me puede traicionar o peor aún ser juzgado por lo que ha hecho. Los dioses pueden descargar su ira contra nosotros y mi reino no puede quedar a la deriva.

—¿Esta es tu forma de cortar conmigo?, ¿estás poniéndole fin a nuestra relación? —cuestiona.

—Sí, a partir de ahora serás mi general y yo tu rey.

Sus ojos se cristalizan, ella sabe muy bien que si acepta el título no tiene ninguna esperanza conmigo. Nuestras leyes son claras y un general no puede ser más que eso para el reino de Mindrac. Al poner en constante peligro su vida no se considera apta para ser una reina y garantizar un heredero.

—Solo necesito que me respondas una última pregunta antes de aceptar —pide.

—Pregunta lo que desees y prometo ser sincero.

—¿Nunca me consideraste apta para ser tu reina porque mi flor ya había sido profanada?

Asiento en respuesta.

—Viste en mí la oportunidad para ascender y no voy a negar que ambos salimos beneficiados en el proceso, pero los dos sabemos que yo no soy tu verdadero amor. Le entregaste tu flor al amor de tu vida, pero tus ambiciones fueron más importantes que el amor. Además, mi corazón está ocupado desde que existo y nunca te mentí sobre eso.

Ella se arrodilla frente a mí y luego inclina su cabeza.

—Gracias por su generosidad, mi rey. Acepto este cargo y juro que voy a proteger mi reino a costa de mi propia vida. Ahora rompemos nuestros lazos y opto por tomar el camino sin corazón, mi existencia será solo para ser una guerrera y defender a los míos.

—El camino sin corazón para una guerrera tan amada en Mindrac no es la mejor decisión. Piénsalo primero y luego hablamos. 

Ella se levanta al tiempo que los gemelos entran. Vitrug mira a Beriatric con el ceño fruncido y ella lo ignora por completo.

—Me retiro si no me necesita más.

Asiento y luego me dirijo a los gemelos.

—¿Qué noticias me traen? —cuestiono—. Beriatric me ha informado que los patrulleros han regresado.

—Chandria se está preparando para atacar Eirlea. El número de soldados es grande, me temo que habrán demasiadas bajas si no se llega a un acuerdo con la reina.

Maldición, ella ha hecho su movimiento demasiado rápido.

—Señor —irrumpe un soldado—, el valle del sueño profundo ha sido invadido por Delgars y soldados de Chandria.

—¿En dónde está Dragfor? —cuestiono.

—Recién lo vi estar a las afueras del palacio preparándose para partir a Eirlea —responde Emanoc.



#45 en Fantasía
#5 en Magia

En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.