El amor de la bestia

Capítulo 44

Narrador omnisciente.

 

Mindrac.

El mundo de los inmortales ahora se encuentra en peligro. Los reinos se preparan para enfrentar la guerra que se avecina y no solo eso amenaza ahora su existencia. Justo cuando el príncipe dragón atravesó el portal al sueño de amor, el volcán de fuego llamado Ignis Ardentes que ha dormido por más de mil años, volvió a despertar amenazando con destruir no solo el reino de Mindrac, sino también todo Arontanium.

—¿Cuál es la situación actual de Ignis Ardentes? —cuestiona la nueva general.

—Las explosiones de magma siguen en aumento, si sigue así, pronto seremos devorados por su fuego —responde Emanoc.

La líder dragón se siente muy preocupada por el futuro de su reino. Sabe que esto es consecuencia de la desaparición de su rey. Al no estar presente la magia de la llama roja que ayuda a mantener el equilibrio de Mindrac, el gran volcán ha despertado augurando destrucción y caos. Ella sabe que para poder detener la furia de Ignis Ardentes, solo existe una salida, pero no es factible mientras que su rey esté en el mundo de los sueños.

—Ordena a los clanes de menor rango a patrullar la zona y mantenernos informados de la situación.

Emanoc asiente en respuesta y rápidamente sale a cumplir la orden.

El hermano gemelo, Vitrug se encuentra reforzando las fronteras de su reino ya que temen la invasión de las criaturas malvadas que lidera la reina de Chandria.

Beriatric pronto alza vuelo metida en su piel de dragón y llega hasta este último.

El joven dragón siente mucho orgullo de verla convertida en líder de los suyos. Siempre la ha considerado como una amiga, aunque en su corazón los dos saben que en el pasado existió una unión entre ambos. Él fué quién profanó por primera vez su flor, a quién ella amó en su juventud, pero su ambición siempre estuvo más allá de su corazón y renunció a sus sentimientos para servirle al príncipe Mondrag.

—Beriatric, felicidades por tu ascenso —dice al tiempo que la ve llegar portando la placa de general.

—Gracias —responde la líder—. ¿Hay alguna novedad?

—No, todo sigue igual. Nuestros informantes nos han dicho que la reina se dirige a Eirlea ya que sin la protección de los dragones, el reino está en desventaja y la victoria prácticamente la tiene asegurada.

—Dragfor está con ellos, él es realmente poderoso. Puede serles de mucha ayuda —responde mostrando un semblante sereno, pero en su interior se pregunta si realmente está tomando una buena decisión al dejar sin su apoyo a Eirlea.

—En el pasado tuvimos muchas pérdidas por ir en favor del reino de Eirlea —dice el joven dragón, percibiendo las dudas de su líder—. Tu deber es proteger Mindrac y lo estás haciendo bien. Mondrag no tiene nada que reclamar ya que él mismo tomó su decisión al dejarnos por salvar a la mujer que ama. No podemos cometer el mismo error dos veces.

Ella asiente. Esas eran las palabras justas que estaba necesitando para afianzar su decisión. 

—Me pregunto si él podrá regresar a tiempo —dice exteriorizando sus temores—. O quedará atrapado en ese sueño porque si no lo hace, nada de lo que estamos haciendo valdrá la pena y al final también pereceremos como los demás reinos.

—Confío en que él encontrará la forma de volver y dará la solución para calmar a Ignis Ardentes.

Ella deja salir un suspiro. Conoce muy bien la conexión del volcán con el señor de las tierras de fuego y aunque no lo quiere aceptar siente que sus corazonadas tienen fundamento, porque realmente no le encuentra sentido a la razón por la que Dragfor los ha traicionado a no ser que el príncipe y el señor… No, eso no es posible, él hubiera mostrado algún indicio, no pudo fingir todo esté tiempo, pero una explicación debe de encontrar y esa solo se la puede dar Dragfor, pero lo último que supo es que se fue a Eirlea.

—Iré al valle del sueño profundo. Necesito asegurarme que nada interrumpe el regreso de nuestro rey.

—El lugar ahora es más peligroso, la barrera que guardaba el descanso del antiguo señor, está inestable y su energía puede afectarte demasiado, recuerda que la magia fue hecha para contener el poder de un dragón. Ahora que estamos vulnerables y sin la joya puedes quedar atrapada en tu piel animal.

—Tienes razón, pero no puedo quedarme de brazos cruzados.

Él la toma de la mano y aunque siempre se ha negado al sentimiento que el joven despertó en ella, su corazón siempre se agita al tenerlo cerca. Por siglos se convenció a ella misma que a quién amaba era a su príncipe, pero ahora que él dió por terminada toda relación, ya no tiene un escudo para protegerse de esos sentimientos, sin embargo, ahora solo le importa el bienestar de su gente.

—Temo por tu seguridad, déjame al menos, estar a tu lado para servirte y  protegerte —pide el joven dragón.

Ella se aleja de él poniendo fin a su contacto.

—Iré a supervisar el área este del reino —anuncia alejándose rápidamente.

Todo ha llegado en un momento crucial para los inmortales de Arontanium, y los dragones saben que lo más importante ahora es esperar el regreso de su príncipe y mientras tanto salvaguardar Mindrac.



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#5 en Magia

En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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