El amor de la bestia

Capítulo 45

Narrador omnisciente.

Tiempo atrás.

 

El príncipe Mondrag atraviesa el portal cargando entre sus brazos a su princesa. En su corazón no existe más que el deseo de liberarla de las garras de la muerte aún si el precio es renunciar a su amor y entregarla al que duerme.

Lágrimas de dolor son derramadas por el dragón cuyo único pecado ha sido amarla desde el principio de su existencia. 

Una luz cegadora los envuelve por completo y segundos después se desvela frente a él, el palacio de obsidiana. 

De espaldas a él se encuentra con la imagen de un hombre quien a juzgar por su porte, es el mismo señor de las tierras de fuego.

El rey se da la vuelta, pero su rostro está cubierto por una máscara de oro la cual solo deja ver sus orbes rojos. El príncipe siente una punzada en su pecho, como si su corazón está siendo arrancado.

—He estado atrapado por muchos siglos esperando por mi princesa Luna. Te tardaste mucho en encontrar el camino —dice el rey en un tono plano y sin emociones.

—Por favor, salva su vida —súplica el príncipe.

—Dices amarla, pero en cambio solo fuiste un ser débil que no ha podido proteger su amor. En definitiva no la mereces —le recrimina su contraparte.

—La amo más que a mi vida —refuta el príncipe—. Mi amor por ella es sincero, sin motivos ocultos, sin ser egoísta. Es por eso que la he traído a ti, estoy dispuesto a renunciar a su amor con el único propósito que ella viva y sea feliz.

—Bien, si ese es tu deseo que así sea —responde el rey al tiempo que llega hasta ellos—. La única forma que ella viva es que me des tu corazón.

Mondrag mira a su princesa. La herida aún está sangrando y su pulso es débil. Acaricia su bello rostro aunque ahora luce pálida, ante sus ojos es la imagen más bella que podría tener como un último recuerdo. 

—Si es el precio para que ella viva, que así sea —responde sin un atisbo de dudas—. Si en esta vida no tuve la oportunidad de demostrar mi amor verdadero, le pido al creador que se apiade de mi alma y pueda encontrarte en una próxima vida para amarte y poder tener a tu lado el hogar que siempre anhelé.

El príncipe le da un beso en la frente a su princesa y luego la coloca sobre la superficie de cristal. La mira por última vez, ella luce como una verdadera princesa durmiente. Una luna que resplandece en las noches más oscuras trayendo luz y esperanza a las almas que suspiran por los amores perdidos.

El joven dragón cierra los ojos mientras las imágenes de esa primera vez en que la vió se desvelan en su mente. Clava sus garras en su pecho haciendo que este sangre, un rugido hace retumbar el mundo de los sueños y en ese mismo instante el Ignis Ardentes despierta. Saca su corazón sosteniéndolo entre sus manos, el rey dragón lo mira mientras le sonríe.

—Por fin podré recuperar todos mis sentimientos —dice mientras la máscara se va disolviendo de su rostro.

Mondrag lo mira atónito. Él aún se mantiene en pie sosteniendo su órgano que late entre sus manos. La compresión va llegando de golpe al ver frente a él su reflejo. El señor de las tierras de fuego y él son uno mismo.

—Tú eres mi sombra, la forma más oscura de mi ser —susurra Mondrag.

El rey asiente mientras toma el corazón.

—Y ahora volveremos a ser uno mismo —dice al tiempo que la imagen frente a Mondrag se va disipando al ser absorbida por el corazón.

Mondrag cae de rodillas al suelo mientras sus secretos se desvelan frente a él…

—Te daré mi corazón y me convertiré en una sombra —le dice a Dragfor—. Recuerda presentarme como el huevo de dragón futuro heredero al reino de Mindrac cuando el tiempo llegue. 

—Voy a protegerte mientras tanto y cuando tu imagen sea borrada de la mente de los inmortales y la de ella también, me presentaré ante los nuevos gobernantes de Mindrac y les llevaré el obsequio como una bendición de los dioses. 

Él rey asiente, sabe que estará atrapado por muchos siglos en el valle de los sueños y que su nombre será recordado como una bestia malvada y cruel. Se lo merece, él sabe que sí, pero no por llevar casi a la destrucción al reino de los inmortales, ellos merecen morir por haberle arrebatado a su amor. En cambio él se ha ganado ese sufrimiento por no haber sabido protegerla. Solo aquel que esté dispuesto a renunciar a su vida por amor merece vivir. Él lo hará las veces que sea necesario, solo por traerla de vuelta. 

Sus recuerdos quedaron sellados y su corazón como la esencia misma de su existencia, volvió a ser lo que en un principio. Creció siendo un dragón leal a su pueblo, pero el amor hacia su princesa nunca cambió aún desconociendo su identidad.

Su sombra apenas tenía el poder suficiente para mantenerse de pie, pero aún así utilizó su último fragmento de magia y se dejó sellar y mientras estuvo atrapado creó este sueño de amor perfecto.

Ahora las palabras de Dragfor tienen sentido para él, tuvo que traicionarlo para poder cumplir su promesa.

Tanto su corazón como su sombra se fusionan con su cuerpo nuevamente. Se siente diferente, ahora tiene sus recuerdos pasados y también los vividos como el príncipe heredero. Sin embargo hay un sentimiento que siempre existió: el amor por ella. 



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#5 en Magia

En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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