El amor de un millonario

Capitulo 3 Sin salida

Fernanda

Pero, ¿Quién se ha creído este hombre para decirme todo esto? «Puede ser indecente si usted lo desea» ¡ah! Me jalo los cabellos esperando sacar mi enojo.

¡Maldito engreído! Pienso en toda la situación que estoy viviendo, es irreal que un hombre como Elián me esté proponiendo casarme con él. Llevó dos días desde que lo conocí y es verdad que su porte y elegancia han hecho que se alojara en mi mente, su rostro lo tengo presente incluso cuando estoy por dormir.

Regreso a la realidad cuando escucho a Lucas comenzar a quejarse, señal de que ha despertado.

Voy hacia la mesita que se encuentra junto a la cama y tomo su medicamento, la infección en la garganta está empezando a ceder, pero me preocupa que se ponga más grave, no tengo el dinero para comprar más medicamentos, así que trato de cuidarlo hasta que esté completamente sano.

—Mami —dice con su voz que se escucha rara por la infección y también porque recién despierta.

—Aquí estoy mi amor. —Me acerco a él y cuando ve lo que llevo en mis manos comienza a quejarse.

—Es por tu bien bebé, pronto estarás mejor. —Comienzo a darle la medicación, y enseguida que ve la cuchara, cierra la boca y los ojos, de este modo trata de alejar mi mano para que no le dé nada.

—No quelo. —Interpone sus dos manitas.

—Pues te lo tendrás que tomar si no quieres que me enoje contigo. —Se lo digo en un tono de voz más serio. Después de mucho insistir, mi bebé quita sus manos y cede un poco, por fin logro darle la medicina, enseguida le doy algo de cenar.

Esta noche no me llamaron del restaurante, por lo tanto, me quedo con él, por una parte, estoy feliz porque es tiempo que puedo pasar con mi niño hermoso, aunque también sé que necesito trabajar, las deudas se acumulan cada día más y yo ya no sé qué más hacer.

Recuerdo cómo llegamos hace años, no teníamos nada más que el sueño de salir adelante, de tratar de sobrevivir en un mundo del que apenas conocíamos. Desde que llegué aquí, trabajé en lo que fuera, en ocasiones ni siquiera dormía todo porque ambas estuviéramos bien, al principio Miriam también busco algo en que trabajar, pero cuando su embarazo fue notorio no pudo seguir haciéndolo, yo lo hacía por las dos para que estuviéramos bien.

He trabajado en diferentes lugares, he hecho de todo, barrer, lavar, cocinar, atender algún negocio pequeño como la florería, ser mensajera, en fin, todo lo que ha caído y no tengo un trabajo fijo debido a mi bebé, en ocasiones se me ha enfermado y por eso termino despedida.

De mi último empleo me despidieron gracias al hombre que ahora no sale de mi cabeza. Es increíble que me culparan por algo de lo que claramente no fui responsable.

Recuerdo la forma en que lo conocí. Sus profundos ojos del color del cielo fue lo primero en lo que me fije, su porte y elegancia lo hacían lucir muy bien, es un hombre alto a comparación mía, su cabello perfectamente peinado y la ropa que parece de diseñador, exactamente a su medida; todo eso hizo que quedara fascinado por él.

Cuando me ofreció empleo vi una oportunidad para salir de la mala racha que ya traía arrastrando, lo que no me esperaba fue escuchar su propuesta, lo que él quería es que me casara con él, ser su esposa.

No lo conozco ni él me conoce, apenas y sabemos nuestros nombres, hay muchas cosas que él no sabe de mí, sin embargo, pareciera que no le importa saber, porque al ver al niño ni siquiera pregunto por él.

Después de cenar y arropar bien a Lucas para que no se vuelva a enfermar me acomodo junto a él. Busco conciliar el sueño, pero es imposible, y cuando al fin lo hago pesadillas vienen a mí.

Ellos buscándome, ellos encontrándome. El rostro del hombre que más odio en este mundo aparece de repente, me lo quiere quitar. Aparece otro rostro apenas conocido que no ha salido de mi cabeza y todo lo demás desaparece.

Despierto pensando en ¿Qué es lo mejor? ¿Aceptar ser la esposa de alguien a quien conocí hace apenas 5 minutos y mejorar la vida que llevamos o seguir viviendo como hasta ahora?

Mi única salida en este momento es encontrar un nuevo trabajo, por el momento solo me queda el restaurante, pero no es mucho lo que me deja. El final de mes está llegando y yo necesito juntar para la renta del cuarto, del cual llevo dos meses sin pagar, afortunadamente la casera se ha apiadado de mí, aunque no creo que pueda esperarme más.

Le doy vueltas y más vuelta, ¿qué tengo que hacer?, y aunque resulte loco, la respuesta está ahí escondido, diciéndome que lo acepte. Mis ojos no se despegan de las hojas, leyendo y releyendo las primeras partes.

Él lo que quiere hacer es comprarme y hacer parecer ante la sociedad que somos esposos y que nos amamos, eso lo especifica claramente el documento que me dejó.

También indica que yo tengo que cumplir con mis deberes de esposa dentro de la casa, realmente no sé a qué se refiere en este punto y tengo que recordar, preguntarle si quiere que me convierta en su sirvienta o habla de tener intimidad. Tendré que hablarlo para aclarar el millón de dudas que han surgido. Y es cuando caigo en cuenta, ¿de verdad estoy considerando este matrimonio por contrato como una opción?

Al final dejo los papeles en la mesa, es mucha información por digerir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.