El amor de un millonario

Capitulo 10. ¡Volví! (editado)

 Daniel.

Las cosas hasta ahora han salido como las planee. El imbécil de mi nieto no se imaginó que podría hacer esto. O tal vez si solo que es confiado y no previno esto.

Cuando me enteré de que estaba a punto de casarse me enojé porque yo fui el culpable, le revelé la verdad del testamento antes de tiempo, le dije lo que había guardado celosamente en un momento de enojo y al verlo tan seguro. Después de mi intromisión, imaginé que algo como planear una boda estaría en sus planes para no perder la herencia de su padre.

Pero previne todo eso, y tenía listo mi has, la estrategia se puso en marcha, lo que no tuve presente es que el imbécil de mi nieto la iba a rechazar. Entonces, tuve que cambiar de planes y cuando descubrí quien es la que sería su futura esposa me di a la tarea de investigarla, tenía que saber todo de ella, hasta el más mínimo detalle.

Y así fue como di con ellos, aquel lugar estaba tan escondido que fue difícil poder ubicarlos. Fui hasta allá les conté mis planes, se sorprendieron de mi propuesta y dudaron un poco, mismo que fue disipado con una buena cantidad de dinero aceptando ayudarme. Le guardaban tanto rencor a esas dos hijas que los dejaron en vergüenza que su sed de venganza era mayor, y no les importo el sufrimiento que pudieran llegar a vivir sus dos retoños; me encontré con las personas adecuadas.

Si mi nieto la encuentra va a ser cuando ya haya cumplido la edad establecida, y de eso me iba a encargar yo mismo, con cada día que pasaba veía más cerca mi triunfo.

Hoy es el día en el cual se cumple la cláusula indicada en el testamento de mi fallecido hijo. Para eso he citado a mis demás nietos, aquellos a quienes aún puedo manejar a mi antojo, también a mi querida nuera para que vea que sigo siendo poderoso y a pesar de todos sus intentos al fin saldré victorioso quedándome con todo.

Llego a la oficina observando cada detalle, a partir de ahora puedo manejar esta empresa como mejor me plazca, tal como era mi objetivo desde el principio.

En la sala de juntas ya se encuentran todos los involucrados. También mis abogados y el de mi nieto.

—Como ustedes sabrán, la cláusula estipula que si a la edad de 30 años el Joven Elián Daniel Torres, no ha contraído matrimonio aún, todos los bienes pasan a manos del señor Daniel Torres quien será el encargado de dirigir y disponer sobre toda la herencia del finado, salvo la casa en la cual vive su familia. —Comienza a hablar mi abogado y una sonrisa triunfal está en mi rostro y no haya nada capaz de borrarla.

—Me alegro de que lo aclare abogado, como verá, mi nieto no logro cumplir la parte del trato, ahora, es tiempo de que todo vuelva a mis manos. Por lo tanto, he tomado la decisión de designar a un nuevo presidente. —Volteo a ver a mi nieto dirigiendo las siguientes palabras a él—. A menos que aceptes mis condiciones y te cases con la mujer que he designado como tu esposa, todo volverá a tus manos.

—Parece que nuevamente te estás adelantando a los hechos abuelo. —Oigo a Elián hablar. Tiene cara de no importarle lo que está pasando aquí.

—Ayer fue la fecha límite para casarte y no lo hiciste. Así que tú decide, la mujer que dispuse es la única que aceptaré que sea tu esposa. ¡Adelante, por favor! —grito hacia la puerta y veo entrar a Amalia, la mujer que ha estado ayudándome todo este tiempo. Por medio de ella voy a controlar a mi nieto.

Su rostro no denota ninguna expresión, tal vez está pensando en las posibilidades de salir bien librado de esto, pero todo se hará bajo mis condiciones o no se hace nada.

—Jamás me casaré con ella. —Elián le dirige una mirada de odio.

—De acuerdo, siendo así, es momento que te retires de esta sala porque ya no tienes nada que hacer aquí —digo la última palabra, veo una sonrisa que se dibuja en su rostro, no entiendo su reacción, ¡está perdiendo todo!

—Te equivocas abuelo, crees que eres el único que puede jugar sucio.

Su abogado voltea a verme, él sabe algo.

—Abogados aquí tienen mi acta de matrimonio con fecha de hace quince días —declara con suficiencia mientras entrega un documento. Quiero ser el primero en verlo, así que me levanto y se lo arrebato de las manos.

—Pero que es lo que dices, si bien recuerdo la que iba a ser tu esposa nunca llegó —replico, mientras rasgo el sobre que está en mis manos.

—Pues te lo aclaro de una vez, me casé con ella días antes por el civil, el día que no llegó solo nos íbamos a casar por la iglesia.

¿Qué? Esto no puede ser, tengo influencias en casi todos los juzgados, tuvieron que avisarme. ¿Por qué nadie lo hizo?

Doy un golpe en seco sobre la mesa haciendo que hace que los huesos de mi mano truenen y la sorpresa de los presentes, mientras mi nieto sigue igual de calmado.

—Es una locura lo que dices, seguramente ese matrimonio no es válido y por si fuera poco tu esposa te abandonó, eso hace que sigas sin estar casado —replico viendo los nombre en el acta de matrimonio y en efecto, lo que dice es verdad. ¡Maldita sea!

Mi nieto se levanta con calma, abre la puerta que da a su despacho y de ella aparece una mujer, la misma que se supone se encuentra lejos de aquí. La misma que en este instante debería de estar sufriendo la venganza de sus progenitores.




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