El amor de un millonario

Capitulo 11. Tomando decisiones. (editado)

Fernanda

No podía creer lo que estaba escuchando, mi hermana había despertado. No me di cuenta en qué momento se me había caído el teléfono de las manos.

—¿Qué sucede? —Escucho la voz de Elián, pero no puedo reaccionar del todo.

—Mi hermana —Es lo único que logro decir.

No soy capaz de saber en dónde estoy, pero entiende a que el asunto de mi hermana es prioridad y ahora en lugar de ir al restaurante nos estamos dirigiendo al hospital en la cual está internada.

Cuando llegamos ahí, lo primero que hago es preguntar por ella, incluso me brinco el saludo; me urge saber de Miriam.

—En un momento el doctor hablará con usted —me dice la enfermera al verme tan desesperada.

—Tranquila, todo estará bien —mi suegra me dice mientras me abraza, es hasta ahora que noto que ella también se encuentra aquí conmigo, comprobando con eso que es verdad que tengo una familia que me apoya en los momentos difíciles.

—Si amor, tranquila, aquí estaremos para lo que sea necesario. Iré a ver qué sucede —dice Elián y lo veo desaparecer tras los pasillos del hospital.

Minutos después regresa acompañado del director y de otro médico que no había visto. Después de los respectivos saludos nos dirigimos a su consultorio.

—De acuerdo, como le dije por teléfono, su hermana despertó del estado en el que se encontraba —Todavía sigo sorprendida de lo que me está contando el doctor—. Su esposo hace tiempo trajo al doctor Jiménez, él es un especialista en el caso de su hermana y después de hacer algunos procedimientos hemos recibido respuesta, el tratamiento ha dado resultados.

Volteo a ver a Elián, sabía que fue él quien pagó lo que se debía en la clínica, pero no que trajo a un especialista para que tomara su caso.

—Gracias. —Es lo único que puedo decirle.

Ahora veo al doctor y quisiera lanzarme a sus brazos solo para agradecerle y sin pensarlo es lo que hago.

—Muchas gracias. —Siento como el doctor, es probable que mi efusividad le haya sorprendido.

Escucho la tos fingida de Elián y enseguida suelto al doctor.

—Creo que ese es trabajo del doctor, escuchemos lo que nos tenga que decir. —Sus palabras suenan molestas. Enseguida me toma de la mano y después coloca su otra mano en mi cintura como tratando de mostrar al doctor algo. No había visto esta parte posesiva de él.

—Como les dijo el doctor. —Comienza a decir el doctor Jiménez después de recomponerse de mi sorpresivo abrazo—, realizamos varios procedimientos para que su hermana despertara, en estos momentos ella se encuentra desorientada, iremos contándole las cosas poco a poco. Para ella será como si solo hubiera dormido un día.

Diciendo esto me dirige hasta la habitación en la cual ahora se encuentra, me sudan las manos de lo nerviosa que estoy, después de mucho tiempo temo con lo que me encontraré detrás de esta puerta.

—Ánimo, preciosa, ella te espera, aquí estaré yo para cualquier cosa —diciendo esto me da un beso en la frente y eso me anima a entrar.

Abro la puerta despacio, y la veo ahí, tiene los ojos cerrados, pero son menos los cables que tiene conectados en el cuerpo, me acerco lo más sigilosamente posible y como si sintiera mi presencia abre los ojos.

Volverla a ver así; despierta y admirando la mirada que durante años deje de ver, provoca en mí, demasiadas emociones, quiero y necesito llorar; sin embargo, debo mostrarme fuerte por ella. Las lágrimas de tristeza desaparecerán pronto.

—Hola. —No sé qué más decir en este momento.

—Hola —responde con su voz, apenas audible, además de que suena rasposa, como cuando acabas de despertar y es que, literalmente, despertó de un sueño de casi 3 años—. Desperté y no te vi.

Ella es como si fuera mi hermanita pequeña, a la que siempre ando protegiendo de todos y como solo nos tenemos la una a la otra, es comprensible que se haya asustado al no verme y más estando en una habitación que no reconoce.

—Tranquila que ya estoy aquí —le digo mientras le tomo de la mano.

—Y mi bebé, ¿dónde está? —Voltea a buscar por todos lados, buscando un indicio de que aquí hay un bebé, pero como le explicas que el bebé ya no lo es.

—Pronto lo verás, lo importante ahora es que te recuperes —Es lo único que puedo decirle para ganar un poco de tiempo y prepararme y prepararla para que acepte que han pasado algunos años.

—Solo dime que está bien —suplica.

—Sí, está muy bien. —Por ahora es todo lo que le digo, como recomendó el médico, poco a poco ira conociendo la realidad.

—Me lo traerán pronto, ¿verdad? —Cada vez le cuesta más hablar, sus ojos se comienzan a cerrar de nuevo hasta que otra vez se queda dormida. Me quedo un tiempo con ella tan solo viéndola y cuando compruebo que respira con normalidad y que todo está bien, salgo de la habitación.

Elián está frente al cuarto sentado en una silla que parece de todo, menos cómoda.

Lo veo entretenido en algo en su teléfono.




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