Fernanda
Veo a Elián agachar la cabeza, no responde a mi pregunta y entonces aplico el dicho aquel que reza: “El que calla otorga”. Su silencio es mi respuesta, él cree que realmente yo pude robarme ese dinero y contra eso ya no puedo hacer nada.
—Abre la puerta, no tenemos más que hablar —digo mientras estoy caminando hacia la puerta y comienzo a jalar el pomo para tratar de abrirla.
—Aún no hemos terminado. —Volteo y lo miro directamente a los ojos.
—Pues yo sí, dudas de mí, yo dudo de ti. Esto ya no tiene caso, déjame ir.
Sin esperarlo me toma entre sus brazos, tan fuerte que es imposible escapar, aspiro su aroma y recargo por un momento mi cabeza sintiéndome en casa. Permanecemos así por tiempo considerable, no nos soltamos hasta que ambos bajamos la guardia, es entonces cuando decido desprenderme de sus brazos, sintiéndome vacía.
—No te creo capaz, no fuiste tú quien tomo ese dinero —me lo dice mirándome a los ojos confirmando que lo que expresa es real—. Debí investigar más acerca de lo que realmente sucedió, pero mi mente se nubló, no había razón, solo le hice caso a mi corazón herido, ¿sabes la cantidad de noches que supliqué a la nada que volvieras y te maldije a la misma vez? Mi corazón me pedí a gritos buscar explicaciones, pero mi razón tenía las pruebas y estaba seguro de que tú lo hiciste. Terminó ganando mi razón. —sus expresiones cambian según lo que va diciendo, al final está cabizbajo entendiendo que debió confiar más.
Hablo de confianza cuando yo tampoco hice uso de mi propio consejo, aun después de lo que me cuenta me cuesta creer que todo fue planeado, que hay alguien queriendo hacernos daño. Busco entre mis recuerdos y de pronto llega una persona a mi mente; mi hermana.
Si realmente esto no es real, si aquí hubo manipulación para lograr separarnos, ¿Por qué ella se prestó a hacer todo este teatro? ¿Qué la motivo a hacerlo?
—Mi hermana — murmuro.
—Ella se encuentra en casa, pero después de lo que me acabas de mostrar es imposible que la siga queriendo ahí. —Estoy de acuerdo en lo que dice, pero siento que ella también merece explicarse y que nos diga lo que en realidad ocurre o quién está detrás de todo.
—Sobre eso, quiero de verdad creer que nada paso entre ustedes, solo que no puedo del todo, las fotos y lo que vi en el hotel las tengo aquí y aquí —digo mientras señalo mi cabeza y mi corazón.
—Tienes que creerme, jamás te engañaría y mucho menos con tu hermana, soy testigo de todos los sacrificios que has hecho no solo por ella también por Lucas y créeme que, si en algún momento yo quisiera estar con alguien más, esa persona no sería tu hermana.
Me gustaría confiar más, tirarme a sus brazos y hacer como si nada de esto hubiera pasado. La realidad es diferente, alguien nos tendió una trampa y caímos redonditos, lo peor de todo es que en esto está involucrada mi hermana y también necesito una explicación.
—Por favor, tienes que quedarte a mi lado para que podamos resolver todo esto, pero juntos, nada quiero más que volver a dormir abrazada a ti, escuchar tu risa en casa, que me esperes con un beso cuando llego del trabajo, extraño tu presencia en mi vida. Esa es la verdad.
Escucharlo hace que mi corazón lata desenfrenadamente de alegría, es exactamente lo mismo que provoca en mí, solo que antes de que podamos volver a estar juntos necesitamos descubrir quién está detrás de todo esto.
—Dejemos los sentimientos a un lado, por ahora necesitamos encontrar al autor de este teatro y cuando las cosas se hayan calmado nos sentaremos a hablar nuevamente —digo con seguridad a pesar de que yo no quiero volver a separarme de su lado.
Elián rompe el espacio que nos separa y nuevamente me toma entre sus brazos, no me quiere soltar y yo tampoco quiero que lo haga.
—No me pidas eso, te necesito junto a mí —susurra muy cerca de mí, lleva su nariz hasta mi cuello aspirando mi aroma.
—Quiero ver a mi hermana —respondo ignorando un poco lo que acaba de decir y hacer, aunque es imposible porque un pequeño toque provoca revoluciones en mi cuerpo, mucho más ahora que me encuentro muy sensible—. Necesito explicaciones ya, no puedo más con esta angustia.
—Lo haremos cuando haya hablado con los contadores de la empresa, necesito que se rastree con detenimiento el dinero que desapareció y que obviamente tú no te llevaste.
Toma su teléfono y habla con su secretaria.
—Camila, suspende la reunión con los socios, reorganízala para mañana —cuelga, abre la puerta y enseguida toma mi mano.
—Acompáñame.
Decido seguirlo sin quejas.
Subimos al elevador hasta llegar al piso diez, nos dirigimos a lo que creo es el despacho de contadores. Entramos a la oficina de un hombre de mediana edad quien nos atiende amablemente, bueno me imagino que lo hace porque a quien está tratando es el jefe.
—Muéstrame toda la información que tengas respecto al dinero que desapareció de nuestras cuentas. —Momentos después entra un hombre y una mujer quienes se involucran en la conversación. Yo la verdad no entiendo nada, soy buena con los números, pero obviamente estos son expertos y los términos que utilizan no los comprendo.