El amor de un millonario

Capítulo 21: Fin

Fernanda

—¡No, Miriam! Despierta por favor hermanita, no me dejes sola.

Hablo a la nada porque sé que ella ya no me escucha, al mismo tiempo, siento unos brazos que me rodean.

—Tranquila mi amor. —Me mece como si fuera un bebé—.  Tu hermana ahora descansa.

Me susurra palabras de aliento mientras mis sollozos ahora son gritos desesperados, mi garganta arde, fue tan poco el tiempo que logramos volver a estar juntas que ahora me niego a aceptar que ella se haya ido.

Tiene que intervenir el médico para que me calme.

—Si no se tranquiliza tendremos que sedarla y eso puede terminar afectando a su bebé —amenaza.

A pesar del dolor que significa la pérdida de mi hermana, tengo que ser fuerte, por mis hijos que me necesitan. Miriam descansa al fin y confío que allá donde esté, pueda ser feliz a plenitud, lo merece más que nadie después de tanto sufrimiento.

Regresamos a la habitación ya más tranquila, aunque no sale de mi cabeza que después de todo lo que hizo, no se merecía terminar de esta manera. Lucas es mi mayor preocupación, ya que la conoció, convivió con ella y supo que es su verdadera madre. Ahora hay que explicarle que su mamá ha partido a un viaje del que nunca volverá.

Elián se encargó de todos los tramites, además de que no tengo cabeza para nada, no sé qué se debe hacer en estos casos.

Más tarde me dan el alta con la indicación de no alterarme de más por el bien del bebé, pienso en él para superar esta situación.

Salimos del hospital al mismo tiempo que Lucas. No hablamos mucho, pero ya en casa tenemos que explicarle lo que ocurrió con Miriam. Le cuesta entender de lo que hablábamos y es que, ¿cómo le explicas a un pequeño que alguien ha muerto? Es algo complicado. Con el tiempo su mente irá comprendiendo aquellas cosas que ahora no hace, quiero que crezca sabiendo que tiene una madre biológica que lo amo siempre hasta el grado de sacrificar todo lo demás con tal de protegerlo.

También tenemos que consultar con un especialista, ya que estuvo presente cuando ocurrió todo. Afortunadamente, se encuentra tranquilo y el especialista nos pide estar atentos a cualquier cambio de comportamiento para empezar con algún tipo de terapia.

Al día siguiente asistimos al entierro, lloro por última vez por y para ella, siempre estará en mi corazón y estoy segura de que nunca podré olvidarla, ella y yo fuimos una al tomar la decisión de abandonar aquella casa en donde no teníamos futuro, aun cuando saliendo de ahí, el mismo futuro resultara más incierto que en aquel lugar, y eso no nos importó mientras estuviéramos juntas siempre lucharíamos contra el mundo entero. Y ahora me he quedado sin ella.

A pesar del dolor, tengo que dejarla marchar y concentrarme en la familia que he formado con Elián y al próximo integrante, tengo que dejar atrás todo lo malo. Coloco una rosa en la tumba antes de decirle adiós para siempre.

Salgo tomado de la mano de mi esposo; ya no estoy sola, el destino me puso en el camino al mejor de los hombres.

Dejo que mis sentimientos de expresen, por medio del llanto, mientras los días van pasando el recuerdo es menos doloroso, claro Elián siempre consintiéndome y cumpliendo cada uno de mis antojos sin importar que tan imposible sean.

Lucas luce tranquilo, nada como ser niño y que las preocupaciones solo se reduzcan a comer, dormir y jugar, tratamos de hacer su vida normal y la nana es la más feliz al tenerlo en su cocina.

Justo ahora estamos sentados en la mesa, y veo el palto de fruta con demasiado picante y se me hace agua la boca de querer probarlo, Elián se encarga de darme de comer.

—Mami, eso es mucho chile —me regaña mi hijo. Se ve tan tierno.

—Debes de hacer caso a Lucas.

—Yo no tengo la culpa, así que sigue alimentándome que el bebé quiere más.

—Papi, ¿puedo escoger el nombre para mi hermanita? —Se forma un silencio. Es la primera vez que lo llama papá y de una manera tan natural que nos deja con la boca abierta.

—¿Cómo me has llamado?

—Papi, porque tú eres mi papá, ¿no es así? —Cada vez se expresa mejor, y del niño tímido que llegó aquí, ya no hay mucho rastro.

—Sin esperarlo ya tenemos al primer hijo de muchos, tú siempre serás el hermano mayor. Claro que soy tu papá y claro que puedes escoger el nombre de tu hermanita. —Se pone a su altura y le hace mimos.

En ese momento, irrumpe el abuelo, quien como siempre ha llegado sin ser invitado. Aunque eso ya no es molesto, él está cumpliendo su palabra de ser otro. Siempre llega con algún pretexto entre manos, para convivir con su familia.

Yo sé que es para no sentirse solo, me lo confesó una vez que estuvimos los dos solos, ahora tratamos de sonreír sin pensar en aquellas cosas que nos preocuparon, los odios o rencores que existieron en el pasado.

Con el paso de las semanas ha comenzado a notarse un pequeño bulto en mi vientre y Lucas está curioso por saber la razón. A pesar de que ya hemos hablado y es consciente de que va a tener un hermano, siempre hay que explicarle las cosas, los detalles que no conoce.




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