Capítulo 6
La ceremonia religiosa se llevó con total normalidad para todos, menos para mí que estuve parada, resistiendo los malditos zapatos altos y tratando de no reventar por el vestido ajustado y para colmo, el sacerdote hablaba tan lento que me daban ganas de matarlo ahí mismo.
Por suerte ya me encuentro ubicada en una mesa, descansando mis pies mientras el salón se va llenando cada vez más con los invitados.
En este momento es el padre de Alba quien termina de hablar, en cuanto baja de la tarima mis nervios se elevan y cuando mi madre comienza con su discurso siento que moriré. Luego de ella continua mi padre para finalizar conmigo.
No tengo un dialogo planeado, ni siquiera sé que voy a decir.
—Violet —mi madre habla cuando baja de la tarima— prepárate —ahora me da más miedo subir ahí, con todas esas miradas sobre mí y que quede como toda una tonta por no preparar un dialogo o algo parecido.
Los aplausos me despiertan para darme cuenta que mi padre ya termino con su discurso. No puedo dejar de maldecirme por no escuchar su discurso, por lo menos habría tenido alguna idea de que decir.
Me levanto con los nervios de punta y camino hacia la tarima, sintiendo que caeré porque no dejo de temblar. Y el fastidio me invade por completo al escuchar el bullicio que evocan los compañeros de trabajo de mi hermano. Los infelices no dejan de silban desde atrás mientras camino hacia el micrófono.
Mi hermano como es un celoso empedernido, inmediatamente los fulmina con la mirada logrando callarlos.
Sonrío, aunque no se con exactitud qué decir. Respiro profundamente para tranquilizarme, despejar mi mente y así iniciar.
—buenas noches —saludo, ocasionando que todos fijen su mirada en mi— la verdad no me prepare para esto, no sé qué decir —confieso, solo para ver el rostro de mi madre que me quiere matar, por otro lado mi hermano sonríe porque sabe que soy así, una total descuidad— para mí sería suficiente con un simple “felicidades” —bromeo ocasionando que todos rían— pero bueno, no quiero defraudar a mis padres que me quieren matar desde donde se encuentran —otras risas— conocí a Alba hace dos años y debo confesar que siempre soñé con tener una hermana mayor con quien hablar acerca de cosas de chicas —mi madre mira sorprendida y ahora sé que está cuestionando todas las veces que le conté cosas privada—. No es lo mismo mamá —le aclaro provocando más risas— aunque no menosprecio el que mi hermano estuviera ahí para todas mis tonterías. Me emocionó mucho conocer a Alba y ver que no era la bruja malvada del cuento de hadas, Alba siempre me apoyo en muchas cosas —indico recordando que ella sabía lo que planeaba hacer con la universidad—, sé que será feliz al lado de mi hermano, aunque Evan no la merezca —el ruido no tarda y siento que solo estoy diciendo estupideces— ¡es mentira! Sé que ambos se merecen mutuamente y que juntos serán muy felices —corrijo mi broma—, espero que sean muy felices y que no me hagan tía tan pronto —otra vez las risas— gracias —los apláudanos no tardan en escucharse en todo el salón.
Al menos debo agradecer que mi cara no haya adquirido el color rojo que siempre me delata ante una situación incómoda.
Camino de regreso a la mesa, más tranquila podría decir al ver a mis padres con una sonrisa de orgullo. Aunque para mí fue un total caos.
Luego del desastre como yo le llamo a mi discurso, la música inicia invitando a todos a bailar, de entre ellos resalto a los padres de Alba, mis padres y los novios por supuesto.
I need your love de Madilyn Bailey y Jake Coco se escucha en todo el salón.
Aunque quisiera bailarla o al menos internarlo no puedo por el maldito vestido… no, es un hermoso vestido del demonio.
Me quedo sola en la mesa, observando todo y bebiendo el vino que queda en mi copa.
—Violet, cariño —mi madre llega hasta mí con su sonrisa amplia que lo dice todo, está muy feliz por Evan— ¿estás bien? —pregunta.
—si —respondo esbozando una sonrisa.
—no bebas tanto —me quita la copa de vino— toma más agua —me da un vaso con agua.
—gracias mamá —sé que le preocupa que me embriague y haga locuras.
Aunque ella no esté al corriente, he bebido mucho en la universidad, pero siendo sincera jamás logro acostumbrarme al sabor del licor y mucho menos a los efectos secundarios.
—iré con tu padre —se va sonriente a los brazos de mi padre.
Ambo se ven demasiado animados, presumo que esto le trae recuerdos hermosos de su vida.
La música está más suave y mi hermano no deja de recibe las felicitaciones de las personas que acaban de llegar, no los conozco, pero supongo que son sus demás compañeros. Aunque estoy totalmente concentrada en las personas que rodean a mi hermano, no puedo evitar notar al hombre de traje negro que pasa por mi lado para dirigirse a donde se encuentra mi hermano, no le puedo ver el rostro porque esta de espaldas, pero si puedo notar lo alto y fornido que es, al igual que su cabello castaño.
Al no tomarle más interes, desvió mi vista hacia otro lado, solo para encontrarme con la mesa de los compañeros de mi hermano que me mirar sonrientes. Picaros locos. Decido regresar mi vista hacia mi hermano y su amigo, pero tremenda sorpresa me llevo al ver al hombre de ojos grises, se me hace familiar pero no lo recuerdo.