Capítulo 14
Violet
La explicación de Alba no me dejó del todo convencida, ayer no quise hablar con nadie de la locura que me dijeron en el despacho de Eric, no pude dormir, me encerré en mi habitación para que nadie me molestara. Si tuviera algo de dinero o algún otro lugar a donde ir, lo habría hecho sin pensarlo dos veces, pero me encuentro en un país extranjero y no tengo nada de que sostenerme.
Estoy despierta desde la madrugada, el clima está muy nublado con algo de lloviznas por lo que preferí quedarme en cama limpiando las heridas que tengo en los brazos, la temporada navideña ya se acerca, pero ni eso me anima ya que este año estaré lejos de mi familia.
—Violet —Alba llama a la puerta— abre por favor —ruega.
La verdad no estoy de ánimos para escucharla, pero debo aceptar que ella ya es parte de la familia. Dejo a un lado el alcohol y las vendas para abrirle.
—dime —abro la puerta para que ingrese.
—Eric… —comenta, pero luego lo piensa mejor— ¿no bajaste a desayunar?
—no tengo hambre —confieso—, estaba limpiando mis heridas —símbolo del maltrato de Sean, pienso.
—te ayudo —se sienta en la cama y empieza a ponerme las vendas— Violet, tuviste una deshidratación —habla preocupada mientras trabaja en mi brazo—, debes alimentarte, si no enfermaras, además Eric está muy….
—ni me lo menciones —me adelanto molesta.
—Violet, hay algo más que debes saber —¿Por qué no simplemente me matan?— debes hacerte algunos cambios —frunzo el ceño al no saber a qué se refiere— debes hacerte los cambios necesarios para que nadie te reconozca.
—¿Cómo cuáles? —pregunto curiosa y sumando más molestia a mi día.
—como teñirte el pelo —indica con una pequeña sonrisa.
—¿Qué?, ¡no voy a cambiar el color de mi pelo! —Alba se asusta porque creo que lo dije de manera brusca—, lo siento Alba, pero no puedo —hablo más tranquila.
Ella termina su trabajo para hablar con más calma.
—será temporal —me anima— además tú y Eric se casarán dentro de dos semanas.
—no quiero, por favor —ruego— tengo 22 años, no puedo casarme aún.
—Violet —me mira con su rostro serio, como si mis palabras fueran pecado— Evan es tu hermano y también es mi marido, no quiero causarle más molestias, por favor —ruega—, deja de comportarte como una niña caprichosa que quiere hacer lo que se le plazca porque la verdad es que en este momento no tenemos otra opción. Evan hace todo lo posible para que cumplas tus sueños, entiéndelo —deja escapar algunas lágrimas— tienes 22 años, pero ahora debes pensar como una mujer de 25 años —concluye.
Permanezco callada procesando sus palabras, ¿sería tan malo casarme?, de todas formas, será algo temporal y luego de que pase la tormenta me divorciaré, no pasara nada, de eso estoy segura, solo será una careta y nada más.
—está bien —es la única opción que me queda.
—gracias —se lanza a abrazarme— Chloe, la cuñada de Eric te acompañara a hacerte los cambios.
—¿Quién? —pregunto confundida.
—Chloe la madre de Lilibeth.
—claro —sonrío falsamente. La olvide con todas las cosas que tenía en la cabeza.
Debo aceptar que tengo graves problemas en recordar los nombres.
Luego de bañarme y vestirme, bajo a la sala, en donde se encuentran Alba, Lilibeth, Chloe y… Eric.
—buenos días —saludo ocasionando que todos me miren.
—hola —Chloe se levanta dejando a un lado a Lili, se acerca y me saluda con una sonrisa y un abrazo—, como ya estás lista, ya podemos partir —indica tomándome desprevenida.
—¿A dónde?
—hoy te presentaré con mi padre —responde Eric por Chloe.
—¿tu padre sabe sobre nuestra… boda? —pregunto.
—no, él te conocerá como mi novia y nada más —creo que su comentario alegro mi día, entre menos personas estén al tanto, será mejor.
—bueno —respondo con una sonrisa de alivio.
—¿entonces nos vamos? —pregunta Chloe, asiento.
—suerte —dice Alba.
—¿tú no vendrás? —creí que Alba estaría a mi lado.
—no, yo no puedo salir de casa —sus razones son claras, así que no me quedo a indagar más y salgo de la casa junto a Chloe y Lilibeth.
Los minutos pasan lentamente hasta que llegamos al centro comercial. Ahora estoy sentada frente a un espejo grande, Lili permanece sentada en la otra silla, está muy sonriente mientras que yo permanezco nerviosa por teñir mi pelo.
—Mami ¿yo también puedo pintarme el pelo? —pregunta la pequeña que tengo al lado.
—no cariño, eres muy pequeña para eso —responde Chloe.
—¿ya eligió un color? —pregunta la estilista.
—si. Será este —le señalo el color de tinte.