El Amor Entre Millones

Capítulo 35

Capítulo 35

Violet

Despierto sintiendo aun el cansancio en mi cuerpo y no sé qué hora es. Pero logro caer en cuenta de que es tarde al ver el sol colarse por las cortinas trasparentes de la ventana.

Me frustro aún más al tomar mi celular y leer el mensaje de Gavin.

Te atrasaste, lo bueno es que ya entregué el trabajo. 

Intento levantarme, pero no lo consigo por el brazo de Eric que rodea mi cintura como siempre, es como un impulso que le impide alejarse de mí.

—Eric —le llamo sin obtener respuesta alguna— despierta —creo que hasta él estuvo muy cansado ayer.

—no te alejes —balbucea, volteo y lo encuentro aun con los ojos cerrados.

—nunca haría eso —le susurro mientras le acaricio el rostro.

—yo tampoco lo haría —abre sus ojos para observarme— jamás te dejaría —asegura.

—¿ni por los millones? —le cuestiono.

—por nada en el mundo —se acerca y me da un enorme beso en la boca.

—es hora de levantarnos —le digo moviendo las sabanas.

—no —me abraza como un niño pequeño.

—Eric, ya vas tarde al trabajo —le recuerdo.

—no pasa nada —se aferra más a mí— creo que me tomare el día libre —sonríe— y tú también harás lo mismo —demanda.

—no lo creo —me alejo y me levanto de la cama— aún me quedan más clases a las que debo asistir —notifico.

—bueno —resopla—, solo te advierto que en la noche no me contendré —dice antes de taparse la cara con la sabana.

Ruedo los ojos y sonrío mientras me adentro al baño, me doy una ducha rápida para después ponerme la ropa más cómoda posible, al salir encuentro a Eric aun en la cama, sumergido en un sueño. El trabajo lo consume demasiado.

Luego tomó mis cosas de la universidad para después bajar a la cocina por una taza de café, en donde encuentro a Alba consumiendo cerezas.

—¿Dónde están Chloe y Lili? —pregunto al no verlas por ningún lado.

—salieron a hacer las compras con Avery —comenta mientras engulle la fruta—, iré por un postre —Alba se levanta con la intención de llegar al refrigerador, sin embargo, en el proceso hace caer el platillo que llevaba en la mano, lo que es muy extraño— ¡ah! —grita y no puedo evitar asustarme.

—Alba —me acerco para ayudarla ya que se quedó estática.

—se me rompió la fuente —comunica. Desvió mi vista hacia sus piernas y si, efectivamente se le rompió la fuente.

No sé qué hacer y la histeria me toma sin previo aviso, volteo a todos lados en busca de ayuda y lo unció que aparece ante mi vista es Eric. Él va llegando a la cocina, no obstante, se detiene al ver la situación.

—Eric ¿y la enfermera? —Eric no reacciona— ¡Eric!- le grito.

—su turno iniciaba mañana —dice atontado.

—llévala a la recamara —le ordeno— yo iré por lo necesario —Eric reacciona y toma a Alba entre sus brazos para subirla a su habitación.

Alba no puede salir de casa por su seguridad, es por eso que Eric contrato una enfermera para atender el parto, pero al parecer ya no será del todo necesario.

Tomo muchas toallas, además de una tijera. Subo corriendo a la habitación y encuentro a Alba respirando de manera irregular.

—respira —me acerco a ella. Ni siquiera sé cómo hacer esto. Los nervios se están apoderando de mí cuerpo.

—no quiero tener hijos —indica Eric, desvió mi vista hacia él, anoche no paraba de decir que deberíamos formar una familia mientras me besaba y ahora…— bueno si, pero no quiero ser yo el que los traiga al mundo —frunzo más el ceño—, me prefiero a que lo haga un médico —concluye.

—deja decir tonterías —le regaño— ayúdame —le indico que acomode a Alba, una vez que estamos listos Eric habla nuevamente:

—lo siento Violet, no lo haré, no puedo —sé que tiene miedo.

Gran marido el que tengo.

—entonces espera afuera —le ordeno— no deseo dos histéricas cerca de mí.

—¡oye! —Alba se ofende.

—es broma —sonrío— tu relájate —le pido. Pero como hacerlo si vas a traer a un nuevo ser a la vida.

—¡¿Cómo quieres que me relaje si voy a dar a luz a un bebe?! —grita.

—Eric vete —le digo ya que no soporto más a Alba gritando y prefiero terminar lo antes posible.

Eric sale y comenzamos con el proceso de parto.

Alba grita cada vez que puja, sus gritos me aturden, pero debo seguir por el bien de mi sobrino que ya desea conocernos.

—la última —le digo.

Con un último grito, un hermoso bebe se deja ver, tiene los ojos color miel como los tenía Evan, él bebe aun esta con sangre, por lo que tomo una toalla y lo limpio totalmente, pasado dos a tres minutos cortó el cordón umbilical, que por cierto no sé cómo hacerlo.  




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