El Amor Entre Millones

Capítulo 39

Capítulo 39

Violet

—¡esto es inaudito! —el padre de Eric se levanta sobresaltando a todos con sus gritos—, ella no debe tener esas acciones, ni siquiera la conocemos —se altera.

—deberías recordar que muchos de los que estamos aquí, no éramos conocidos y aun así pudimos sacar la empresa a flote —contrataca el mismo hombre que dio inicio a la reunión.

—no lo acepto —vuelve a reclamar—, quiero una reunión con los accionistas mayoritarios —ordena.

Ante esas palabras, muchas personas comienzan a dejar la sala hasta solo quedar seis, entre ellos el señor que hablo primero, Gavin, Eric, Frank, un hombre que no habló nada hasta el momento y yo.

Todos caminan hacia una pequeña sala que está en el mismo lugar y se mantienen parados, mientras yo me muero de miedo.

—ella no conoce nada sobre el tema —Frank sigue con su palabrerío.

—disculpe, pero si lo hago, acabo de graduarme….

—¿graduarte? —se mofa—, eres apenas una simple estudiante sin experiencia —concluye Frank.

—pero eso no impidió el avance a su hijo —contraataco refiriéndome a Eric que asumió el mando de la empresa de Jean, aun asistiendo a la universidad.

—tiene razón, Eric supo manejar muy bien la empresa que Jean fundó —concuerda uno de dos hombres que no hablaron hasta ahora.

—aun así, no lo acepto….

—¿tanto le duele que una persona de mi estatus social asuma el cargo? —pregunto provocativamente.

Mala idea, no debí jugar con fuego.

Frank me da una bofetada sin importarle los presentes, mi vista queda hacia un lado esperando a que la picazón desaparezca.

—Eric no —escucho al mismo instante y cuando volteo, Eric tiene acorralado a su padre, lo mira como si fuera un toro muy enojado.

—Eric —lo llamo, pero este hace caso omiso— Eric déjalo —me acerco en un intento de detenerlo, sin embargo, Gavin al ver el estado de Eric me aleja para protegerme.

—lo deje pasar una vez —comenta cerca del rostro de Frank antes de darle un fuerte golpe en la cara que lo manda al piso—, sin embargo, no sucederá dos veces —amenaza—. Es mi esposa y te guste o no ella será la encargada de esta empresa —declara enojado.

—Frank, tu actitud es cuestionable, tendré que convocar a una reunión para tratar este tema. No puedes golpear a quien se te dé la gana y mucho menos a una mujer —los dos hombres salen de la sala dejándonos solos.

—vamos —dice Gavin quien me ayuda a salir del trance y del lugar— ¿estás bien? —me pregunta ya a una distancia prudente de la sala.

—si —Gavin acuna mi rostro para inspeccionarlo.

—si Eric no lo ponía en su lugar, yo lo habría hecho —asegura— es un infeliz —toca mis labios con su dedo pulgar mientras me mira fijamente. 

Y sin pensarlo Gavin se va acercando poco a poco, pero lo detengo a milímetros de mi rostro.

—no lo hagas —le pido en un susurro.

—¿Por qué? —pregunta confundido.

—porque yo estoy….

—¿Cuál es la parte que aún no entiendes? Es mi esposa —Eric llega enojado y agarra a Gavin de la camisa— la próxima vez no me cohibiré —advierte para después soltarlo bruscamente—. Nos vamos —Eric me toma de la muñeca y empieza jalarme.

—me lastimas —me suelto bruscamente al sentir el ardor en mi mano—, eres igual a él —digo decepcionada refiriéndome a su padre.

—no me compares con ese monstruo —pide serio y con la mirada fija.

—¿Por qué? —digo riendo sin gracia— de igual manera que él, a ti solo te interesa el dominio de todo —le encaro—, es tu padre después de todo y nada diferente se puede esperar —paso de lado para marcharme del lugar.

—Él no es mi padre —comenta, esta vez puedo oír su voz quebrada. Volteo y lo encuentro con la cabeza inclinada.

—Eric —me acerco a él ya que nunca lo vi de ese modo— ¿Qué pasó? ¿Porque no dices nada? ¿Por qué no confías en mí? —pregunto triste.

Me lastima saber que la persona a la que amo, no le importe mi opinión.

—te lo contare todo —sonríe para tranquilizarme—, pero primero necesito que confíes en mi —pide.

—pides algo difícil —declaro—, mi desconfianza hacia ti comenzó hace mucho tiempo —concluyo.

—solo confía, jamás te haría daño Violet —se acerca— nunca a ti…

—pero si a mi familia —manifiesto lo que sospecho desde hace meses.

—¿Por qué dices eso? —pregunta preocupado. Y la idea de que Eric y su padre hayan tenido que ver con la muerte de mis padres y hermano sigue ahí, intacta.

—por qué es lo que creo —doy media vuelta y camino a la salida del lugar.

Al salir del edificio tomo un taxi rápidamente, por un lado, me da gusto que Eric no me haya seguido, pero por otro me siento lastimada porque en realidad no intentó cambiar mi manera de pensar.




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