Tao Pai Pai no le interesaban los rumores mal intencionados, por fin estaba en paz y feliz, eso era lo único que le importaba. Todos los días conversaba con Susan como cualquier pareja, ella le preparaba comidas deliciosas, incluso la niña con el tiempo empezó a decirle papá.
Hasta que un día llegó una citación judicial a la mansión.
— No puede ser — la mujer estaba pálida, como si hubiera visto un fantasma.
Llegó corriendo a la oficina de su esposo.
— Querida ¿Qué pasa? — nunca la había visto así, ni cuando murió su madre.
— Es... es Héctor... quiere quitarme a mi niña... no entiendo por qué me hace esto ahora.
— Tranquila mi amor, señorita Bea, haga venir inmediatamente a todos los abogados de la empresa. Ve a casa, yo veré esto.
— Pero...
— Te contaré que dicen, estás muy nerviosa, te prometo que ese maldito no se llevará a nuestra hija — puntualizó.
Los profesionales sugirieron a Tao Pai Pai que se reuniera con el demandante para saber cuáles eran sus reales intensiones.
— Así que quieres la custodia de la niña.
— Sí... la hecho mucho de menos, además como ahora Susan es millonaria, cuando yo tenga la costudia ella deberá pagarme pensión de alimentos a mí, que soy un pobre contador.
— ¿Y los millones que le di por renunciar a su paternidad? Además de no haberte denunciado por desfalco, con eso tenías para vivir toda la vida.
— Solo si lo hacía en una vida modesta, que no es la que me merezco. Ahora con lo que obtendré mes a mes podré vivir como yo quiero. Te quedaste con mi mujer, debo tener una compensación.
— No tendrás nada, renunciaste a la paternidad de mi niña, nos veremos en el tribunal.
Al final el juicio de tuición fue muy rápido.
— Yo no firme eso, es una falsificación.
— Si es así porque no había intentado contactarse con su hija entonces — cuestionó el abogado de la madre.
— Pensé que era mejor para mi niña seguir con ella, ya que yo fui despedido irregularmente, y no tenía para mantenerla, ahora trabajo en la empresa de seguridad Blue.
"Ahora entiendo todo — pensó el anciano — ese tipo quiere vengarse".
Efectivamente el General Blue estaba entre los espectadores del juicio.
Se presentó un informe de una psicóloga infanto juvenil que indicaba que la pequeña consideraba al anciano como su figura paterna, incluso antes de que desapareciera de su vida su verdadero padre.
— Es normal porque ese tipo le compra todo lo que ella quiere — se defendió Héctor — pero en el fondo no puedo haberse olvidado de mí, que la trataba con mucho cariño y amor.
— Tiene razón — dijo el juez — acá indica que ella recuerda al otro papá que tuvo, el que nunca la escuchaba, ni quería salir con ella, jamás olvido que siempre le pedía que guardara silencio para poder ver televisión.
— Usted está comprado, como todos aquí — gritó al jurado, tratando de hacerse la víctima.
— Don Héctor, tengo presente un análisis a la firma de la renuncia de paternidad, que indica que no es falsificada. En el entendido del bien de la menor, y como confirmé que renunció a sus derechos como progenitor, ella sigue con su madre.
— Son unos vendidos. Los demandaré a todos.
— Y tendrá el apoyo de su nuevo empleador — dijo Blue levantándose orgulloso — en nuestra empresa sabemos que este pobre hombre no pudo jamás dejar botada a su hija, es una persona intachable.
— Silencio. Ya la decisión está tomada — dijo el juez serenamente.
— Demostraré que es verdad lo que digo, porque no hay nada más importante para mí que mi hija.
— Sr. Juez, mi cliente, el Sr. Pai Pai, presentará una denuncia por un fraude que hizo Don Héctor contra su empresa, que hace poco fue descubierta.
— No puede hacerme eso.
— El delito no ha prescrito, son 10 años de cárcel los que lo esperan.
— No puede ser... — desesperado porque pensó que ellos tenían las pruebas de su estafa, sacó un papel que tiró al juez — no pueden juzgarme por eso, todo quedó anulado al firmar la renuncia a la paternidad, acá lo indica — dijo molesto, cuando se dio cuenta lo que había hecho, se cubrió la boca, quiso recuperar el documento del jurista, pero ya era muy tarde.
— Esta es la prueba que usted fue quien firmó el documento, además indica le dieron 100 millones de dólares. Eso lo arregla todo, caso desestimado, la custodia completa de la menor queda a cargo de la madre, el padre biológico tiene prohibición de acercarse a ambas.
Blue miró con odio a Pai Pai, que sonrió de lado, tranquilo.
— Gracias por todo esposo — Susan abrazó a su hija que armaba un puzzle, mientras su esposo le contó cómo le había ido en el juicio, la jovencita ya había terminado la educación básica, ahora iba a la media, con muy buen pronóstico.
— No dejaré que nadie dañe a mi esposa ni a mi hija.
— Papá, te amo — la adolescente abrazó al hombre, y se fue a su habitación a ver televisión.
— Tú eres lo mejor que pudo pasarnos.
— Al contrario, ustedes le dieron el calor que hacía falta para que esto fuera en realidad mi hogar.
Con los años Tao Pai Pai enfermó de cáncer, a pesar que le sugirieron a Susan que contratará a una enfermera para cuidarlo en todo momento, ya que en el día ella se estaba haciendo cargo de la empresa, la mujer no quiso.
— No lo haré — le dijo firme a su asistente.
— Será muy duro para usted.
— Él es mi esposo, es lo menos que puedo hacer, de todas maneras, deberé contratar a alguien para cuando yo esté en la oficina, luego lo atenderé personalmente.
"No pensé que de verdad lo amará, solo una mujer enamorada haría algo así, que equivocada estaba al escuchar los rumores — pensó la ayudante de la mujer".
Así en el día Susan trabajaba en la empresa, apenas era la hora, salía en el automóvil para poder llegar lo antes posible a su hogar y hacerse cargo de Tao Pai Pai, en la noche debía levantarse varias veces a la noche, a pesar de eso estaba siempre a su lado.