El Amor No Tiene Género

El Eco Del Adiós Y El Abrazo De Una Amiga

Sofía caminaba sin rumbo fijo por las calles, las lágrimas aún nublando su visión y el peso del mundo sobre sus hombros. Cada paso la alejaba del café donde su relación había implosionado, pero sentía que una parte de ella se había quedado allí, atrapada en la confesión de Ana. El aire fresco de la noche no lograba disipar el frío que sentía por dentro. Las palabras "me estoy interesando en otra chica" resonaban en su cabeza una y otra vez, como un eco cruel de su dolor.

Llegó a su apartamento sintiéndose exhausta, no solo físicamente, sino emocionalmente. La idea de enfrentar la noche sola, con el corazón hecho trizas, era casi insoportable. Sin pensarlo dos veces, tomó su teléfono y marcó el número de Luna.

"¿Luna? Soy yo," dijo Sofía, su voz apenas un susurro ronco.

"¡Sofía! ¿Qué pasa? ¿Estás bien? Te oigo rara," respondió Luna al otro lado de la línea, su voz llena de preocupación inmediata.

"No... no estoy bien, Luna," confesó Sofía, y esta vez las lágrimas volvieron a brotar con fuerza. "Ana... Ana terminó conmigo."

Hubo un breve silencio en la línea, el tipo de silencio que grita comprensión y empatía. "Oh, Sofi... Lo siento tanto. ¿Qué pasó?"

Con la voz entrecortada, Sofía le contó a Luna todo lo que había sucedido en el café. Cada palabra era una punzada de dolor, pero sabía que Luna era el único refugio seguro en ese momento. Luna escuchó pacientemente, sin interrumpir, solo ofreciendo pequeños sonidos de apoyo y frustración ante la injusticia de la situación.

"No puedo creerlo, Sofi," dijo Luna, su voz teñida de indignación. "Después de todo lo que han pasado, ¿hacerte esto?"

"Ella dijo que está interesada en otra chica, Luna. Que lo mejor era que termináramos," logró decir Sofía, sintiendo cómo la rabia comenzaba a mezclarse con la tristeza.

"Eso es... eso es horrible, Sofi. De verdad lo siento mucho," dijo Luna con genuina compasión. "Pero escúchame bien. No estás sola en esto. Estoy aquí para ti, para lo que necesites. ¿Quieres que vaya para allá?"

La oferta de Luna fue un salvavidas en medio de la tormenta. "Por favor, Luna. Te necesito."

Apenas media hora después, Luna estaba tocando a la puerta del apartamento de Sofía. Al abrir, Sofía se lanzó a los brazos de su amiga, sollozando sin control. Luna la abrazó con fuerza, transmitiéndole todo su apoyo y cariño.

Se sentaron en el sofá, Sofía acurrucada contra Luna, quien le ofrecía un vaso de agua y le acariciaba el cabello. Hablaron un poco más, Sofía desahogándose sobre la traición, la confusión y el dolor que sentía, y Luna escuchando, validando sus sentimientos y recordándole lo fuerte y valiosa que era.

"No dejes que esto te defina, Sofi," le dijo Luna suavemente. "Ana cometió un error al no valorarte. Pero tú eres una persona increíble, y mereces a alguien que te quiera de verdad, sin dudas ni secretos."

Sofía asintió, sintiendo un pequeño consuelo en las palabras de su amiga. Aunque el dolor seguía presente, el abrazo de Luna, su presencia incondicional, era un recordatorio de que no estaba completamente sola en su desolación. La amistad, en ese momento, era el único faro en la oscuridad que la rodeaba.




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