El Amor No Tiene Género

Lienzos Del Futuro Y Confesiones Del Corazón

Los meses pasaron volando. El apartamento de Sofía, antes un reflejo de su tristeza, ahora vibraba con el color y la energía de sus lienzos. La pintura se había convertido en su terapia, su lenguaje, y la vía por la cual procesaba sus emociones más profundas. Sus obras, inicialmente cargadas de la melancolía de su ruptura, habían evolucionado. Ahora mostraban una paleta de colores más luminosa, trazos más audaces y una profunda introspección sobre la resiliencia, la esperanza y la belleza que se puede encontrar incluso después de la tormenta.

Luna, como siempre, había sido su mayor fan y apoyo. Había estado presente en cada etapa, desde la elección de los colores hasta la admiración de las obras terminadas. Era ella quien había sugerido la idea de una exposición. Al principio, Sofía se había mostrado escéptica, sintiendo que sus pinturas eran demasiado personales, demasiado crudas para ser compartidas con el mundo. Pero Luna, con su persistencia y fe inquebrantable, la había convencido.

"Sofi, tus cuadros no son solo pintura, son tu historia, tu fuerza. El mundo necesita ver eso," le había dicho Luna, mirándola con esos ojos llenos de admiración.

Ahora, la exposición estaba a la vuelta de la esquina. Habían conseguido un pequeño espacio en una galería local y el entusiasmo de Sofía se mezclaba con una saludable dosis de nerviosismo. Había seleccionado sus mejores obras, aquellas que sentía que mejor representaban su viaje de sanación y renacimiento.

Mientras colgaba uno de sus cuadros más recientes, una explosión de azules y dorados que simbolizaba la esperanza renacida, Luna entró en la galería.

"¡Se ve increíble, Sofi!" exclamó, admirando el conjunto. "Estoy tan orgullosa de ti."

Sofía se giró, una sonrisa radiante iluminando su rostro. "No lo habría logrado sin ti, Luna. De verdad."

Hubo un momento de silencio, cargado de una familiar calidez entre ellas. Sofía miró a Luna, a los ojos que siempre la habían mirado con comprensión y afecto. En ese instante, rodeada de sus sueños hechos realidad, sintió que era el momento perfecto. El miedo a perder la amistad era real, pero el deseo de ser honesta, de explorar lo que crecía entre ellas, era aún más fuerte.

"Luna," comenzó Sofía, su voz un poco más baja, más íntima. "Hay algo más que tengo que decirte. Algo que he estado sintiendo durante mucho tiempo."

Luna la miró expectante, su expresión serena.

"Desde que empezamos a pasar más tiempo juntas después de lo de Ana," continuó Sofía, sintiendo cómo el corazón le latía con fuerza en el pecho, "me he dado cuenta de que lo que siento por ti va más allá de la amistad. Me haces feliz, me inspiras, me haces sentir vista y querida de una manera que... que nunca antes había experimentado." Respiró hondo. "Creo que me estoy enamorando de ti, Luna."

El silencio que siguió fue diferente. No era el silencio de la duda o la incomodidad, sino un silencio expectante, lleno de una ternura que Sofía apenas se atrevía a nombrar. Luna dio un paso adelante, su mirada fija en la de Sofía. Una leve sonrisa comenzó a curvar sus labios, una sonrisa que prometía lo que Sofía tanto anhelaba.




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