El amor y sus formas

Capítulo 4

Lo perdí. Me maldigo a mí misma por ser tan distraída mientras continúo volviendo sobre mis pasos e intentando recordar los lugares a los que fui durante la mañana.

Si Melinda estuviera aquí habría construido una muñeca vudú de mi y la abría pinchado varias veces con una de esas agujas de coser por perder su más preciado objeto. ¿Por qué tenía que ser un pequeño prendedor y no un cuadro que se puede ver a distancia?

— Esto es imposible —murmuro para mí misma. Bien. Repasemos. Lo tenía cuando fui a caminar esta mañana, en el mercado luego del almuerzo y cuando descargué las bolsas al regresar así que tiene que estar aquí. A menos que alguien lo haya levantado sin querer y lo haya tirado a la basura y…

— ¿Buscas algo? —Theo aparece en la sala de estar comiendo una manzana.

— ¿Has visto un prendedor de este tamaño? —Hago la forma con mis dedos— es uno de la torre de Pisa en tono dorado con bordes cobrizos.

— Es como buscar una aguja en un pajar —continua masticando— ¿debería conseguir uno de esos detectores de metal?

Abro mis ojos con esperanza— ¿Podrías?

— Por supuesto que no. —Ríe y se acerca a mi lado— ¿Dónde lo viste por última vez?

Suspiro y trato de concentrarme. — Lo tuve mientras guardaba los víveres que Virgilia me encargó comprar y luego la ayudé con el jardín…—lo miro con rapidez y asiente.

— Bingo. Vamos, cuatro ojos y manos son mejores que dos.

 Cabe decir que esa noche me fui a dormir decepcionada, con mis uñas llenas de tierra que aun no logro sacar por completo y un terrible dolor de espalda por estar encorvada gran parte del tiempo inspeccionado el suelo.

Debería tatuarme ese maldito prendedor en un brazo y listo.

I could stay awake just to hear you breathing
Watch you smile while you are sleeping
While you're far away and dreaming

Aerosmith hace una aparición estelar en el dial de la radio italiana y no puedo evitar subir el volumen mientras sostengo la escoba para continuar barriendo la habitación.

Inevitablemente comienzo a tartamudear la letra y segundos después estoy sintiendo el significado con mucho sentimiento.

I could spend my life in this sweet surrender
I could stay lost in this moment forever
Every moment spent with you is a moment I treasure

Para cuando llega el estribillo me olvido de la limpieza y del hecho que estoy en casa ajena, y canto a todo pulmón las siguientes líneas.

Don't want to close my eyes
I don't want to fall asleep
'Cause I'd miss you baby
And I don't want to miss a thing
'Cause even when I dream of you
The sweetest dream will never do
I'd still miss you baby
And I don't want to miss a thing

Giro en mi lugar y termino saltando del susto al ver a Oliver apoyado el marco de la puerta.

Su sonrisa se estrecha y su cabello mojado me distrae cayendo sobre su rostro. Parece que acaba de salir de la ducha— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? ¿Qué tanto escuchaste? —pregunto en tono acusador.

— Bueno, es difícil no escucharte cuando estás haciendo un concierto para toda la manzana. — ¿Realmente estaba cantando tan fuerte? Qué vergüenza.

Aclaro la garganta y lo observo con indiferencia. — Me dejé llevar, lo siento.

— Me alegra que sigas haciendo eso. —Oliver se adentra al cuarto y toma asiento sobre el borde de la cama que acabo de arreglar.

— ¿El qué?

— Hacer lo que plazca en el momento sin pensar en el qué dirán.

— Sí, bueno, —soplo un mechón de pelo que acaba de caer sobre mis ojos y acomodo el pañuelo en mi cabeza— no es que tenga mucha dignidad ya.

El muchacho mira el lugar con interés por unos segundos pero continúa callado.

— ¿Necesitas algo? —sus ojos me recorren una vez y suspira.

— Sólo quería ver si estabas bien, —frunzo el ceño— no has salido de tu cuarto en toda la mañana y ahora veo el por qué. —sonríe dándose cuenta del escuadrón de objetos de limpieza detrás de mí.

— Matando el tiempo. —Me explico y continuo barriendo el mismo sitio de antes hasta que no aguanto más el silencio y vuelvo a hablar. — ¿No te parece raro todo esto?

— ¿Mmh?

— El que estemos quedándonos en la misma casa. —un semblante de comprensión atraviesa sus facciones— Lo siento pero alguno tenía que sacar ese tema a colación.

Duda un poco. — ¿Te sientes incómoda?

— ¿Tú no lo estás? —Cruza sus brazos— Porque puedo irme.

Es más, el debería estar resentido, negarse a verme, dolido, furioso o algo. No es que lo nuestro haya terminado muy bien que digamos.

— Detente. No. —Se levanta y camina hacia mí— Prefiero que estés aquí y no en cualquier lugar. Al menos aquí puedo saber que estás bien.

Miro la puerta y vuelvo mi atención hacia Oliver. — Ali, ¿ella sabe…?

— ¿De nosotros? —Asiento— No.

— Está bien.




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