El amor y sus formas

Capítulo 17

Ava

Llegué tarde. Lo supe en el momento en que me encontré a unos trabajadores desmantelando el altar improvisado que Carina planeó con tanto esmero.

Una sensación de desamparo me recorre por completo. Tardé demasiado en poner mis sentimientos en orden, que diablos. Sabía exactamente qué quería. Que quiero. Y eso es Oliver, hoy, mañana, por siempre.

¿Acaso volví a perderlo por culpa mía?

— ¿Olvidaste algo? —me giro abruptamente, tan rápido que casi pierdo el equilibrio. Aunque bien podría haberme desmayado de solo ver al chico frente a mí.

— Oliver. —Susurro. Digo su nombre porque no puedo decir nada más. No sé qué decir. Mi cerebro dejó de funcionar correctamente. Levanta su mano y en ella brilla el prendedor de Melinda. ¿Cómo llegó a su propiedad?

— Correr lejos se está volviendo tu marca personal. — Comenta escondiendo una sonrisa.

— No quiero hacerlo de nuevo. — Murmuro en voz tan baja que temo que no lo haya escuchado y tenga que repetirlo una vez más.

Avanza uno pasos hacia mí hasta quedar a un metro de distancia— ¿Por eso regresaste? —Ahora su mirada despoja una acusación personal— Te fuiste sin explicarte, de nuevo,  rompiendo mi corazón, de nuevo, —resalta esas palabras— y dejando atrás todo lo nuestro, —produce una pequeña pausa antes de terminar la oración— de nuevo.

Me siento patética. Pequeña a su lado. No de estatura sino en magnitud, energía, espíritu. Me siento pequeña porque mi vergüenza y pena es superior a todo lo que soy.

— Lo siento.

— Deja de disculparte. —Ruega con molestia— No lo hagas y no me hagas sentir peor.

Tomo una respiración profunda dispuesta a decirle todo y lo hago, porque el peso de mi pasado me está comiendo viva— Mi padre es un jugador, un estafador y un asesino. Era, murió hace unas semanas. —Oliver no dice nada, esta es mi tiempo para hablar y lo respeta— Toda mi vida se la pasó entrado y saliendo de la cárcel. Era peligroso, no solo para nuestra familia pero también para quienes nos rodeaban porque de esa manera encontraba una forma de continuar con su manía de pedir dinero a las personas.

» Ese último año de secundaria, le concedieron libertad condicional. —Explico relenteciendo la velocidad de mi discurso— Ya era suficiente que las personas me conocieran como su hija. No iba a ponerte bajo el reflector también. —Siento como mi nariz empieza a picar— Tampoco podía permitir que el te conociera porque si lo hacía era capaz de usarte en mi contra y chantajearme.

Oliver aprieta la mandíbula pero continúa en silencio.

» Tenía que alejarte. Melinda me dijo que iba a ayudarme pero era un hombre muy peligroso. — Recuerdo que, aunque mi abuela era la persona más fuerte, temía que ese hombre pudiera hacerle algo. Nunca me lo hubiera perdonado. —Hasta hace unos años la policía confirmó que fue partícipe de un asesinato durante su salida transitoria. Fue un joven con quien tuvo un altercado al salir de una de sus noches de juego. Es por eso que no me hablo con mamá. —Suelto un sollozo involuntario y tapo mi boca con rapidez pero no me detengo.

» Ella siempre estuvo a su favor y dejó muy en claro que entre él y yo, lo seguiría eligiendo a él. —Esa fue la primera vez que mi corazón se rompió. ¿No se supone que una madre pone a sus hijos por sobre cualquier cosa? Al menos así lo pensaba pero oh, cuan equivocada estaba. — No he visto a Henry en años pero sé que se encuentra bien porque ahora tiene un teléfono y me manda mensajes de vez en cuando.

Trago duro con mi angustia cortándome la garganta. Estoy exponiendo todo lo que he guardado por años y aunque la carga se va liberando la pena de mi memoria sigue aun presente.

— Alejarte de mí fue lo más horrendo y doloroso que he sentido. — Aprieto mis manos sintiendo el filo de mis uñas contra la piel de mis palmas — Y a pesar de intentar convencerme que soy diferente a él, que todo eso estuvo fuera de mi alcance, no puedo evitar pensar que nunca voy a ser la persona que mereces porque ese hombre dejó traumas en mí.

No sé cuando empecé a llorar, me doy cuenta cuando el agua salada de mis lágrimas llega a mis labios. Oliver acorta los centímetros que nos separan y me toma entre sus brazos sosteniéndome con seguridad.

Escondo mi rostro en su pecho sintiendo su mano acariciando mi cabello.

— No es justo que pasaras por eso tu sola. —Dice depositando un casto beso en mi sien— Debes haber estado tan cansada. —Demasiado— Pero hay algo de lo que nunca tienes que dudar, Ava. —Se separa sólo para poder levantar mi rostro y mirarme a los ojos secando mis lágrimas—Eres más que suficiente. Eres más de lo que merezco, —su pulgar perfila los bordes de mi rostro con lentitud y delicadeza— desde la primera vez que te vi siempre has sido tú.

— ¿Por qué? —Me esfuerzo para preguntar sin volver a romperme— ¿Por qué tienes tanta paciencia conmigo?

— Porque te amo. —Responde sin dudar— Porque te amo. —repite— Y mi amor hacia ti significa no apartarme de tu lado cuando las cosas se ponen feas, significa esperar a que la tormenta pase para continuar nuestro camino, juntos.

Besa mi frente.

— ¿De verdad ibas a permitir que me casara con alguien más? —acusa.




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