¨Ten cuidado de quién confías, el diablo fue una vez un ángel¨
Lucien
Paso mis manos por la piel de mis brazos lavando con ayuda del agua el liquido rojizo de mi piel y entre mis dedos. Una vez ya no veo sangre me seco y veo hacia el espejo. El corte en mi labio todavía arde mucho, con movimientos rápidos me lo desinfecto ignorando el dolor y luego me cambio la camisa a una que no esta salpicada de sangre.
Salgo del baño y veo que Ren ya está listo también.
—Hable con el tipo, acepta pagarnos en efectivo si comprobamos las fotos en persona. Esta en la cafetería de la ciudad — asiento y sin necesidad de otra palabras los dos salimos por la paga.
(...)
Saco el celular de mi bolsillo y muestro las fotos que pidió. El les da un vistazo rápido sin soportar ver por mucho tiempo. Traga grueso y luego nos pasa el sobre con el dinero. Ren los recibe chequea y asiente. El tipo quien nos contrato no tardo en salir del lugar para actuar como si nada de esto hubiera pasado.
Mi mirada recorre la cafetería y como conspiración del destino ella esta ahí. No se si ahora me la ponen en todas partes que voy o hasta ahora la estoy empezando a notar. Pero ahora tampoco esta sola, curiosamente su compañía es su mejor amigo y una pequeña niña que esta al lado de ella comiendo un poco de helado mientras conversa animadamente.
La pequeña de como seis años se parece mucho a Davina, debe ser un familiar si no es que su hermanita directamente. Los ojos de ella se encontraron con los míos por un momento, sus ojos azules tan expresivos y brillantes. Ella parece sorprendida, pero se las arregla para que se le forme un pequeña sonrisa en sus labios para luego dejar de verme y continuar platicado animadamente con su amigo.
Ren se levanta listo para irse, pero tomo su brazo y lo hago volver a sentarse sin despegar la vista de la chica. El ve a la dirección en que miro, luego me mira a mi y con un tono un poco serio pregunta.
—¿Qué es lo que tu cabeza trama con esa chica?
—No lo sé aun
—¿La lastimaras Lucien?
Despego los ojos de Davina y volteo a ver a mi mejor amigo.
—... Ya sabes como soy.
Conteste con seguridad, pero había una vocecita insegura dentro de mi mente. Pero lo recalco mentalmente.
Ella es solo mi distracción favorita. Es una chica a la que apenas conozco, pero a diferencia a otras personas ella atrae mi atención como si fuera un farro de luz. Es solo un juego. Si. Hare esto un juego, hace mucho que no me divierto.
Xavier se levanta de la mesa junto a la pequeña niña que con su pequeña mano toma la de él y salen juntos del local. Mi mirada confusa regresa a la mesa donde ella se quedo y se pone sus airpods.
—Quédate aquí, vigila si el chico y la niña regresa y distráelo — ordeno. No necesito confirmación de el a lo que me levanto y me siento en el asiento frente a ella provocando que ella de un saltito de sorpresa. Sus ojos confundido me ven y la duda se refleja aun mas cuando arruga las cejas.
—¿A dónde fue tu amigo con esa encantadora niña? — pregunto viendo como ella con manos torpes se retira lo auriculares y los guarda a lo que sonrió por que logre ponerla nerviosa —¿Qué escuchabas?
—Tienes pésimos modales — ignora por completo mis dos preguntas anteriores.
—Los modales no son lo mío pequeña — ella de inmediato me fulmina con la mirada. Ella cierra el cuaderno en el que estaba entretenida hace un momento.
—¿Qué es eso?
—¿Te han dicho que eres demasiado preguntón?
Nerviosa guarda el cuaderno en su pequeña mochila y vuelve a mirarme.
—Es solo tarea — asegura.
—Aja — mi tono sínico se hace notar. Ella sonríe.
—¿Te puedo ayudar en algo Lucien? — su pregunta me hace creer que no necesariamente quiere mi compañía en este momento.
—Bien, voy a ser directo ángel — sus cejas se levantaron en intriga mientras espera a que siga hablando —Pasa tiempo conmigo.
Espero un segundo para analizar su reacción, evidentemente su expresión cambia a una fuera de lugar como si no pudiera comprender lo que acabo de decir.
—Quiero que pases tiempo conmigo, las veces que tu quieras y puedas pero que tengamos tiempo juntos — aclaro.
La veo permanecer en silencio mientras parece meditarlo en su mente.
—Es... una propuesta inusual — rio por la manera en lo que lo dice, esta confundida. Supongo que es normal, no soy conocido por pasar tiempo o buscar tiempo con chicas en específico además de una noche o dos.
—Primero debo preguntar
—Adelante — la animo recargándome en el asiento.
—¿Qué es lo que ganas tu con esto? — sus ojos me ven determinantes poniendo atención a cada mueca o palabra que analizar.
Muerdo mi labio viéndola divertida, ella no es tonta evidentemente.
—Yo, pues satisfacer una necesidad mía — ahora me ve preocupada —No te lo diré por que si te lo digo no funciona como quiero.
—No hare nada contra mi voluntad — espeta.
—Te aseguro que no te obligare a hacer algo que no quieras — guiño mi ojo.
Mis palabras la tranquilizan un poco sin embargo sigue inquieta.
—¿Y que puedo ganar yo de esto?
Acomodo mis brazos en la mesa que nos separa levantándome un poco para poder acercar mi rostro a de ella.
—Tu dilo ángel, dime ¿Qué es lo que más deseas?
Mi tono seductor salió a relucir y pude ver una mueca perdida en ella mientras me miraba a mis verdoso ojos y traga saliva. Baja su mirada y ahora su expresión cambia a una mas curiosa. Siento de repente que toca con sus dedos delicadamente la herida de mi labio.
—¿Qué te paso ahí? — lanza su pregunta, pero estoy perdido es su tacto, un suave movimiento en mi labio herido y al darme cuenta que estoy apretando mis puños con fuerza se que me estoy empezando a descontrolar.
Tomo su delicada mano y la alejo tomando control de mis respiraciones controlando mis demonios interiores que demandan que atraiga mas su toque a mí. No contesto y decido cambiar de tema.