El Ángel del Diablo

"Recuerdos"

"Cada corazón tiene su propia melodía, tu conoces la mía"

 

Davina

Lucien mantiene esa postura segura y sonriente mientras me mira. Aun puedo sentir la sensación de sus labios en mi cuello que sigue provocando un cosquilleo en mi piel.

—¿No te gustó?

—No lo vuelvas a hacer

El levanta las manos en señal de rendición y asiente.

—Como digas angelito.

Igual no le creo, jamás creería cualquier cosa que este hombre prometiera. No sé si es el tipo de esos rumores o el tipo que parecía ser la noche que lo vi. Tal vez los rumores sean ciertos y no es muy inteligente de mi parte estar a solas con él. Pero los rumores no pueden definir a una persona, esos rumores no coinciden con lo que una vez conocí de él.

Quiero resolver mis dudas

¿Qué hace el esta tan atento a tenerme cerca? ¿Qué quiere de mí? ¿Tendrá memoria de esa noche?

—Te parece caminamos un rato — ofrece y yo asiento tomo mi pequeña mochila guardando mis cosas acompañándolo a su lado —¿Qué tal te fue en tus clases de piano?

—Bien... igual que siempre — el asiente siempre mirando hacia el frente. Los árboles en este tiempo del año están repletos de manzanas rojas. Es lo maravilloso de este jardín, lo agradable que es caminar y el ambiente es fresco con los colores verdes y el rojo de la fruta —¿Me dejas ser curiosa Lucien?

Él sonríe aun sin voltear a verme parece que se esperaba mi curiosidad por que no le sorprende ni se molesta.

—Adelante

—¿Por qué te llaman el diablo?

—Por mi reputación

—Se más específico — pido.

—Me toca preguntar a mí, ¿Por qué no te defendiste ese día en la escuela?

Los recuerdos vienen a mis cabeza y se me vuelve amargo el sabor de boca. El mismo grupo siempre me han agredido, por causa de una sola persona. Sigue siendo un tema amargo en mi vida y el cual prefiero seguir evitando.

—Porque solo empeoraría su agresividad a mí.

—¿Por qué te hacen eso?

—... Por alguien de mi pasado.

—¿Quién?

—No te incumbe — intento volverme a poner en mi ambiente relajado sin que los recuerdos vengan a alterarme otra vez. El no parece enojarle mi respuesta aun así no se queda satisfecho.

—Puedo enseñarte a defenderte

—Gracias, pero ya se cómo manejarlo Lucien — lo volteo a ver y se me forma una pequeña sonrisa — Sigo yo — volteo al frente acelerando mi paso al de el —¿Te llevas mal con mi mejor amigo?

—No nos llevamos mal, nunca nos hemos llevado en realidad. Solo parece ser que verte cerca mío encendió sus celos

Ahora mis pelos se ponen de punta.

—No digas boberías.

Aunque yo misma sé que no es una bobería, Xavier dejo de ocultar lo que sentía por mi hace un tiempo, algo que yo no puede corresponder.

—Eso es lo que parecía ¿Qué son realmente tú y tu supuesto mejor amigo? — se le nota la malicia en su tono.

—Él es mi único mejor amigo

—¿Yo no cuento? — pregunta fingiendo estar ofendido.

—Tu sigues siendo un extraño muy raro — me rio.

—Que descaro angelito, recuerda que se dónde vives

—¿Me estás diciendo que me mude? —pregunto intentando aguantarme la risa.

—Claro que no. Ahora dime ¿Qué significa la canción que cantabas ese día? Por qué parecía un poco especial.

Miro el suelo evitando pensar en que él ahora me está viendo.

—... Me siento identificada con ella.

—¿De qué manera? — me inquieta un poco esta curiosidad que tiene conmigo, pero eso no me detiene al contestar.

—Amm... siempre e sido puesta de lado, una parte de mi siempre quiso gritar que quiere ser parte. Pero sin ser juzgada. Eso de sentirme yo misma solo lo encuentro en mis melodías, con el piano y el canto.

Las manos tiemblan por la ansiedad, tal vez no debería contar mucho a este tipo. Abrirme con las personas siempre me lleva represarías así que debo volver a cerrar ese cofre.

—¿Te volveré a escuchar cantar? — pregunta volteándome a ver por un segundo.

—No lo creo

—¿Y eso por qué? — Se detiene provocando que yo lo haga de igual manera.

—Por qué no — contesto levantando una ceja tratando de sonar confiada.

El se queda parado ahí sin inmutarse, como es considerablemente mas alto tengo que levantar un poco la cabeza para verlo. Lo miro detalladamente y confirmo que sigue igual a como lo recuerdo, solo que ahora hay unas cicatrices que decoran su rostro, el de la ceja y el que aún no se ha curado en su labio inferior.

Me quedo un rato viendo sus ojos verdes, las tonalidades de verde en ellos me atrapan casi hipnotizada es difícil verlo y no apreciar el patrón de colores que brilla en eso. Además de la malicia y su sonrisa soberbia en los ojos tan hipnóticos que tiene es una de las cosas que me atraen de él. Como una mosca a una luz, me es imposible no querer acercarme desorbitada.

Una vez conecto y entiendo mis pensamientos parpadeo y me alejo de su mirada.

La atracción muestra síntomas prematuros a algo mas peligroso, tal vez sea tiempo de detenerlos.

—Tienes un lindo cabello — vuelvo a verlo y él tiene sus dedos jugando con las puntas de mi rizos castaños.

—Queras decir maraña de rizos — alejo mi cabello de él.

—Siempre se te ve bien

—Claro, cuando cuido bien de el si coopera — decido seguir caminando obligándolo a seguir y cambiar de tema.

—¿Por qué no quieres decirme el porqué de tu apodo?

—Tal vez porque todavía no quiero que corras de mí.

¿Todavía?

—No soy alguien miedosa — lo ínsito golpeando mi hombro contra el suavemente. El voltea a verme compartimos un segundo nuestras miradas y parece sonreír.

—Te dejo a que hagas tus propias conspiraciones mejor — arrugo las cejas reprochándolo con la mirada. Mi expresión parece causarle gracia por que se le forma una gran sonrisa.




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