El Ángel del Diablo

“Honestidad”

"Ella calmaba mi caos con su luz, la combinación perfecta entre el cielo y el infierno"

 

Lucien

Como siempre es la hora del desayuno y el único momento en que en realidad puedo verla, Xavier quien se levanta del lado de ella y se despide con un beso en la mejilla uniéndose al grupo de los jugadores de futbol, supongo que una practica a la que debe asistir. Ella dice unas palabras sin voltearlo a ver sonriendo dulcemente ante el beso que le dio el lo que me hierve la sangre. Xavier desaparece en los pasillos y ella queda sola en la mesa comiendo su expresión perdida y puedo pensar que triste incluso.

Me apresuro a caminar hacia ella una vez estoy detrás ella hablo

—Buenos días ángel.

Se queda quieta un momento con los hombros rígidos que luego relaja y sin voltearme a ver.

—Pensé que te habías aburrido de mi.

Al escuchar eso nace un nudo en mi garganta. Me siento a su lado aun que sigue sin mirarme procedo a pasar mi mano sobre la suya lo que hace que deje de comer.

—Jamás podría aburrirme de ti.

Y es ahí donde ella voltea a verme y su expresión cansada y triste cambia a una preocupada lo que quería evitar.

—¿Qué te paso?

Ella voltea por completo e intenta tocar el hematoma de mi mandíbula casi curado, pero tomo su muñeca evitando que me toque se vuelve a poner rígida a lo que mejor decido dejar que me toque. Acerco su mano a mi mentón donde ella con suavidad toca la piel enrojecida.

—¿Te has peleado con alguien Lucien?

—Si — contesto con honestidad.

—¿Con quién?

—Nadie que conozcas angelito.

Ella estudia mi mirada con esos ojos azules que debo admitir extrañe mirar. Aleja su toque y vuelve a mirar su comida. Sin embargo, no sigue comiendo y lo guarda. Sin mirarme pregunta la pregunta que esperada.

—¿Por qué no contestabas mensajes?

—... Tenía cosas que hacer

—¿Trabajo?

—Algo así

—... ¿Me vas a seguir mintiendo?

Aprieto mi puño, este tipo de conversaciones con ella no son agradables como toda las demás. Pero bueno, he notado que es una chica lista y... que le han mentido mucho antes que ya sabe descubrir un mentiroso.

—¿Van a haber mas golpes y desapariciones? — vuelve a preguntar, pero me quedo callado apretando mis labios. Cuando sus ojos vuelven a verme se me hace tan fácil el querer contarle todo y abrirme a ella. Pero abrirse ante una persona suele resultar una catástrofe para quien abre su parte vulnerable.

—¿Oh fue por el beso? No debí hacerlo si tal vez, ¿eso era lo único que querías de mí? ¿Oh ya al fin descubriste que no soy la persona que imaginaste?

—No ángel, deja de hablar así.

—Entonces te pido que me hables con la verdad, por que ya estoy enferma de las mentiras. No quiero estar cerca de nadie que me mienta.

Suspiro pesada mente volteando a ver otro lado para intentar refrescar mi mente, antes de volver a verla.

—Yo no soy una persona honesta — contesto — tampoco creo que lo seré en un futuro.

Ella se queda callada y seria por unos segundos.

—Entonces esto de conocernos no sirve para nada, por que para conocer a alguien Lucien, debe haber sinceridad. En cambio, solo conoces a la mentira una vez más.

La veo tomar su mochila y acomodarla en su hombro lista para levantarse e irse trotando fuera de la cafetería a lo cual la sigo y en el pasillo logro tomarla del brazo logrando que se detenga, la obligo a mantenerse quieta y le arrebato su mochila para que puede prestarme atención.

—No te vayas — pido.

—¿Por qué? ... ¿Dime que esperas de mí, jugar al gato y el ratón?

Su negatividad y ataque solo provoca que me irrite.

—Bien quieres sinceridad, peleo Davina, me gano la vida peleando en peleas clandestinas.

Lo dije, le dije una parte de la oscura verdad.

—Y por eso desaparezco a veces y si a veces con golpes visibles, no es legal ni algo que alguien como tu debería saber ... pero querías mi verdad y ahí está.

Ahora su rostro que se cayo completamente inesperado por lo que le conté, sus cejas se arrugan en preocupación, pero luego en enfado.

—¿Peleas clandestinas?

Asiento ante su pregunta, su mirada viaja a mis nudillos donde comprueban lo heridos que están lo cual es comprobante para ella. Vuelve a con estar sus ojos con mi mirada verde y puedo ver que intenta encontrar una mentira la cual no encuentra, solo ve que, si es verdad, una media verdad.

—¿Solo eso?

Oh tal vez ella puede ver más allá dentro de mi de lo que me esperaba. No me muevo ni digo mas en mis ojos ella puede ver aun que lo quiera ocultar. La veo asentir bajando la mirada y apretando sus labios juntos.

—Cuando en verdad quieras ser sincero conmigo entonces podremos hablar y ahí yo también seré sincera contigo.

Me quita su mochila de mis manos no hago ningún movimiento de pelea para querer detenerla. Tiene esa expresión determinante que sé que significa que si indago y jalo mas de esa correa solo hare que se aleje más.

Me quedo parado mirándolo alejarse, bujo acomodo mi chaqueta y vuelvo a la cafetería con Ren y Vilma. No presto atención a nadie solo procedo a sacar mi cajetilla de cigarros y prender uno.

La molestia en mi garganta y pecho pasara, no se si se arreglara o ya quizá no vuelva a intercambiar palabras con ella, pero paciencia, debo tener paciencia y descubrir como hacer para no sentirme culpable de no sé qué. Ella no tiene derecho a saber mi cosas, no tiene derecho a hacerme sentir. Nunca sentí ni siquiera remordimiento y ella no debería hacerme sentir. Pero lo hace. Ella es el ángel que hace que el diablo sienta.

(...)

Pasa el día y no vuelvo a cruzármela. Ni en almuerzo, solo estaba su mesa vacía ni siquiera Xavier. Por hoy es considerado una pelea vencida.

Camino a los baños, aun siento la pelota en mi garganta que no me deja respirar bien veo mi reflejo en el espejo y la imagino a ella y esa ultima mirada que me dio. Y es ahí el momento donde la ira que estuve resguardando todo el día sale como una descarga. Mi puño impacta el vidrio del espejo. Solo escucho el sonido de este rompiéndose en mil pedazos. No siento el dolor hasta minutos después.




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