El Ángel del Diablo

“Congelador”

“Entonces vi amor, en lo profundo de sus ojos”

Davina

Horas antes

Tener a tus propios torturadores significa que nunca sabes cuando y como van a sorprenderte.

En cuanto vi a los chicos acercarse hacia a mi en circulo, y que no había ninguna otra alma mas alrededor que pudiera ayudarme supe que me iba a ir a la mierda.

Suelto mis libros e intento salir corriendo esquivando los brazos de uno, pero al ser cinco hombres es inevitable ser alcanzada por alguno. Soy agarrada de un brazo y luego por las piernas. Grito y lucho, de inmediato meten algo en mi boca que ahoga mis gritos. Los oigo reír mientras mis ojos se llenan en lágrimas.

Sigo luchando, es lo único que puedo hacer sin resultado alguno, ellos se las arreglan para entrar a la cocina que para estos momentos esta vacía.

—Creo que se vera mucho mas bonita como una paleta.

Distingo la voz de uno y me recorre el miedo por toda la columna. Abren el refrigerador industrial de la escuela y al sentir el frio aire que sale de este muevo mis brazos y piernas mucho mas fuertes, aun mas desesperada.

Cuando se trata de bullying con este tipo de chicos por una estúpida y absurda venganza sé que llegaran aún más allá de la línea.

He sufrido bullying gran parte de mi vida, siempre lo he sobrevivido. Solo que este momento siento el temor de no sobrevivir.

Me tiran adentro y de inmediato cierran. Corro intentando abrir, apenas hago que las puertas se abran un poco cuando todos se abalanzan para volver a cerrarla. Es ahora donde escucho como la aseguran con algo y al volver a intentar me es demasiado difícil volverla abrir.

Grito de frustración.

—¡Por favor sáquenme de aquí!

—Te vemos mañana paletita

Se despiden riendo mientras se largan junto a cualquier esperanza de que acabarían la broma rápido. Las lagrimas que sigo derramando se vuelven cada vez mas fría. Tengo que ser inteligente así que me esfuerzo en recordar en lo que vi en la televisión sobre hipotermia.

Debo guardar energía y debo tratar de mantener el mayor calor posible en mi cuerpo. Tomo el suéter enrollado en mi cintura y me lo pongo, distingo que arriba del refrigerador sale mas humo congelado a lo que debo alejarme de ahí. Mi única salvación tal vez sea sentarme en el rincón y esperar hasta que alguien vuelve al congelador por algo.

La gran desventaja es que nadie vuelve a la cafetería hasta mañana en la mañana.

Horas

Han pasado horas supongo

Oh tal vez sean horas para mí.

No sé si será de noche, o si todavía no termina la escuela. Pero a cada minuto se vuelve más difícil el no dormir.

Tengo demasiado sueño.

Mi cuerpo ya no esta temblando a lo que para mi me parece una mala señal, es como si estuviera guardando las ultimas energías que le quedan para sobrevivir.

Vuelvo a mi único plan para mantenerme despierta, y vuelvo a tararear mi canción favorita. Canto como puedo en susurros Bird set free.

Ya mis energías para llorar desaparecieron, así que solo puedo tararear la melodía de la canción.

Si quiero gritar, no quiero morir, quiero ser libre como dice la canción. No solo libre de este congelador, libre de las torturas. Poder vivir y ser yo misma, eso es lo que quiero.

….

La verdad no oí cuando la puerta fue fuertemente abierta, apenas sentí unos brazos tomándome y estrujándome.

—Davina háblame por favor

Como puedo concentro mi vista y diviso que es Lucien quien me tiene en sus brazos y a Xavier encima ambos sus caras pintadas en terror evidente en sus ojos.

Xavier se quita su camisa y me envuelve con ella, Lucien me otorga su chaqueta. Puedo oler el aroma de ambos lo que es tranquilizador, pero aun no siento mis manos y piernas.

—No te duermas angelito — los brazos de Lucien me estrujan —La ambulancia Xavier rápido.

Por el rabillo del ojo logro distinguir a mi mejor amigo tartamudeando en su teléfono celular mientras demanda un ambulancia lo más rápido posible.

Mis parpados pesados se cierran a lo que soy sacudida inmediatamente mientras con una mano sostienen con ternura mi mejilla.

—Por favor no te duermas, mantente conmigo.

—Quiero dormir — pido.

La verdad no puedo más, físicamente ni mentalmente.

—Yo sé, sé que tienes sueño, pero eso es malo, no puedes dormirte ¿me escuchas?

Intento asentir y que la verdad tampoco quiero seguir hablando.

—¿Davina?... Davina háblame vamos, sigue hablándome.

—Yo-

Joder tengo demasiado sueño ya no siento mi cuerpo y solo quiero cerrar los ojos un rato. Escucho un zumbido agudo a lo que cierro los ojos con fuerza. Mi cabeza duele, como si me estuvieran estrujando el cerebro, vuelvo a abrir los ojos y veo puntos blancos, y me cuesta respirar. Conozco esta sensación.

Me voy a desmayar.

—Davina háblame

No puedo aun que quiera. Sin poder evitarlo lo siguiente que se es que todo se vuelve negro.

Al abrir los ojos de nuevo, siento dolor es lo primero que mi cuerpo percibe, mis ojos ven que el lugar en que estoy ya no es un congelador y ahora puedo sentir calidez por las mantas en la que estoy envuelta. El olor a alcohol y amoniaco me causa nausea, pero al fin puedo sentir y mover los dedos de mis manos.

—¿Davina?

Al voltear veo a Xavier quien entra por la puerta del mi habitación de hospital. Deja el café que traía a mano y corre para abrazarme como loco. Lo recibo con gusto y sonrió sintiéndome mejor al sentirlo y oler su presencia.

—¿Esta despierta?

Xavier me suelta para así poder ver que alguien mas esta entrando. Para mi sorpresa es Lucien. El chico ruido y raro de la escuela está aquí en el hospital, lleva la misma ropa y sus ojos tienen un color rojizo evidente lo que me hace crear que a fumado mucho o a llorado. Pero alguien como Lucien reprime una necesidad básica como llorar así que supongo que ha estado fumando.




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