¨Un ángel con el corazón roto, es un demonio al final¨
Lucien
Verla juntos a los amigos de Xavier enserio no me agrada. Nunca me gusto la escuela simplemente entre por necesidad de una vida normal donde podía estar junto a mi grupo y Davina fue un plus en esto. De alguna manera hizo que me sintiera emocionado por venir y de alguna manera sabiendo que al final del día me la encontraría me alienta a seguir y levantarme con mejor animo estos días.
Pero sabiendo que ahora pasa tiempo con estos patanes solo me esta poniendo de un mal humor. Esos chicos solo tiene dos objetivos y es el futbol y mujeres. Veo como ella se ríe por algo que el que esta enfrente dice y solo me imagino estampando mi puño en la horrible cara de él.
Davina encuentra mi mirada y procede a despedirse de ellos para acercarse a mí.
—Hola.
—Hola — la saludo dando una rápida mirada asesina a los chicos detrás que la siguen mirando, pero una vez notaron que yo también lo veo se dieron media vuelta para largarse.
—¿Qué te pasa? — pregunta dándose cuenta de a quienes estoy viendo.
Me mira a mi y parece unir cables por que se le escapa una pequeña risa. Al parecer hoy tiene buen humor la pequeña ángel y mis celos le causa gracia.
—¿Ahora por qué están contenta nena?
—Amm solo me dio gracia que el diablo este sufriendo celos.
—No estoy celoso — contraataco —solo me siento territorial. Celoso es querer algo que no es mío, territorial protege lo que es suyo
—Hmm gran excusa.
—Oye, tu sabes que cuando se trata de ti no soy yo mismo.
Me da una tímida sonrisa para después indicarme que nos sentemos en las bancas fuera de escuela. Por suerte ya acabaron las clases así que no hay muchas personas alrededor y de cierta manera tendremos un poco de privacidad.
—¿Y bien? — le cuestiono —Mis mensajes te convencieron de hablar conmigo.
—Si, acerca de eso.... Sentí, no se como explicarlo solo que al leer ese ultimo mensaje entendí que enserio querías arreglar lo que teníamos.
—Claro que sí, lo que tenemos ángel jamás hemos terminado nada.
—¿Y que tenemos? La verdad no estoy segura si quiera de eso — ella empieza a jugar con los dedos de sus manos.
Bueno jamás lo oficializamos.
—No lo hemos hecho oficial nena, pero nadie puede negar la necesidad que tenemos del uno al otro.
—No lo digas así.
Suspiro irritado.
—¿Y que es lo que tenemos?
—No lo se
Decido tomar sus manos deteniendo su insistencia de jugar con ellas, su manera de lidiar con su ansiedad, ahora necesito que me mire a mi y solo a mí. Que su mente este ocupada en mí y no se pierda en algo más. Así que tomo su rostro entre mi mano para que me observe.
—No te puedo perder ¿Entiendes? Perderé todo menos a ti porque no podría encontrar algo mejor que tú. Una vez te di la oportunidad de alejarnos, pero fuiste y me buscaste para decirme que no me alejara ahora no te permitiré que tú me alejes.
Veo como sus ojos se iluminan.
—Lucien.
—Yo estaré ahí ¿sí? Estaré ahí para lo que sea que me necesites aun si es alguna tontería como acompañarte en tus practicas de piano o cuando te sientas destrozada yo estaré ahí.
Ella se ve afectada con lo que digo así que la atraigo hacia a mi para tratar de hacerla sentir protegida y esa es mi promesa yo la hare sentir protegida.
—Y yo lo estaré para ti — susurra dandome el mayor alivio.
Le beso la cabeza sintiendo alivio en el pecho. Es como si hubiera tenido una herida en mi pecho y sus palabras fueron el bálsamo que alivio el dolor para sanarlo. Pasamos unos minutos así solo abrazándonos dejándonos decir en silencio lo que no podemos decir en palabras. Silencio que da seguridad, silencio que transmite cariño
Veo a Xavier acercándonos y al vernos se ve incomodo, pero me da una sonrisa amistosa.
—Davina — la llama — prometí a tus padres llevarte a casa.
Ella levanta la mirada para verme y simplemente le sonrió asintiendo. De todos modos, no podría deshacerme de su mejor amigo aun que quisiera. Ella me da un rápido beso, pero la atraigo mas para profundizarlo así durar en sus labios un rato más. Luego al fin la libero de mis brazos dejándola ir.
Miro a Xavier.
—Te pido el factor que cuides a Davina de tus amigos.
—Claro, de eso no te preocupes — me asegura.
Le contesto con un asentimiento de cabeza y lo veo irse detrás de ella hacia su auto. Veo rápidamente mi celular en donde hay un mensaje de Ren que está esperando detrás de la escuela. Camino hacia allá encontrándolo cuidando nuestras motos junto a Vilma quien esta tomada de la mano de él.
Ahora puedo estar mas tranquilo, ya no siento la intranquilidad que he sufrido estos días. Siempre estaré seguro de algo y es que ella es mi ángel, mia. Ninguno puede atreverse a pensar en una oportunidad con ella. Puede que este loca por elegirme a mí, pero mientras me siga eligiendo siempre será mia. Y la amo por eso.