El Arco de Artemisa - Primer Episodio, Prefacios de Batalla

9. Azul, Frío, Eternidad...

He vivido cosas que desafían toda lógica y, aún así, sigo creyendo que la única ruta para emanciparse de la razón engañosa es pensando hasta hartarse. No imagino otra forma de abandonar el pensamiento sino es mediante el propio pensamiento. Aprendí que lo realmente nefasto para el Espíritu es sentir demasiado y pensar demasiado. Estoy convencido que para algunos es más fácil dejar esos venenos por la razón que por la emoción. Y para desarrollar la razón y el pensamiento al punto de superarlos solo puede existir la ciencia. Ese fue mi camino, pensar y pensar hasta dejar de pensar. Esa fue mi lógica.

Del diario de Oscar, 2004

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Hoy es lunes 10 de Mayo, este mes es el aniversario del colegio, el 25 de mayo, y realmente estoy emocionado. Durante esas fechas suspenden las clases a menudo por las constantes actividades y festejos.

He pasado días excelentes. La derrota en el Concurso Intercolegial de Piano fue totalmente compensada por mis éxitos deportivos. La natación es mi mejor consuelo cuando estoy frustrado, además que soy muy bueno en ello. Por otra parte, mis notas han mejorado un poco, aunque no me va tan bien en Matemáticas.

Los preparativos para el aniversario están en marcha, Jhoanna quedó a cargo de gran parte de las actividades. Rocío se ha recuperado casi por completo, esta semana se reincorporó al equipo de vóley. Aún se muestra muy reservada ante los demás muchachos del curso con respecto a los hechos acontecidos el día que la internaron. Desde aquel día he tratado de ser más dulce con ella. Sé que lo necesita, aunque a veces parece sentirse algo incómoda con mis atenciones. Aparentemente, su relación con Gabriel se está complicando, cada vez se hacen mejores amigos y las esperanzas de Gabriel de ser correspondido parecen diluirse; todos los días lo veo fingiendo una sonrisa frente a ella, haciendo de cuenta que no se le está partiendo el corazón.

Desde hace algunas semanas Diana está más apegada a mí, sus celos también han aumentado. De un momento a otro pareciera que la tensión dramática entre ambos empezara a tornarse insoportable. Mientras pasan los días, la paciencia de Diana se ha ido deteriorando, aún espera mi decisión final respecto a lo nuestro. Francamente, no sé porqué me espera, incluso podría afirmar que ignoro por completo qué es lo ella vio en mí, o qué espera de mi parte. Poco es lo que puedo ofrecerle si fuese su novio, no sé qué debería hacer o cómo debería actuar si llegara a arreglarme con ella.

El padre de Diana retornará dentro de poco. Ella y su madre están en la obligación de informarle respecto a sus aspiraciones de incursionar en el mundo del modelaje y la fotografía. Es muy celoso de sus hijas, me preocupa. Aunque Diana pareciera no estar tan angustiada.

De todas las prácticas que tuve con el equipo de natación, hubo una que fue destacada, más que por el entrenamiento en sí fue por los eventos que sucedieron fuera de él.

Aquel día había quedado en comer con Diana. Ella se veía más interesada en mi salud que en una posible victoria, no quería que me sobre-exija. Una de las chicas llevó una radio para escuchar música durante el recreo. Se la pasaban oyendo canciones de Enrique Iglesias y Britney Spears, mis oídos lamentaron tanto maltrato. Los periodos finales fueron matizados por la picardía de Sergio y Diana. Empezaron una guerra de bolas de papel que casi termina en un severo castigo del Regente.

A la hora de salida, Diana y yo subimos a su casa acompañados de nuestros amigos. Gabriel, siempre indiscreto, se la pasó comentando que las chicas de sexto grado están muy interesadas en mí. Me parece extraño, siempre me consideré más feo que un perro lampiño; sin embargo, Diana se ponía muy celosa cada vez que Gabriel lo mencionaba.

Al llegar me lavé las manos y ayudé a Jhoanna a terminar la comida. Mientras la ayudaba no podía evitar sentirme distraído. Mi mente tejía angustias sobre Diana, sobre mí, sobre todas las cosas que se hicieron visibles desde que empezó este año, y nada de eso me hacía sentir cómodo. Cortaba las verduras en silencio cuando Joisy empezó a conversarme.

—¿Y cómo van las cosas con mi hermana? —consultó mirándome de reojo.
—¿Por qué preguntas eso? —dije algo nervioso.
—Solo quiero saber si están bien.
—Pues todo está bien entre nosotros.
—Me alegra saber eso —respondió.
—Hay algo que no sé y que debería saber, ¿cierto?
—Nada de nada —dijo sin mirarme.
—Mmm, no me convences.

Rebanaba la lechuga cuando me corté el dedo. Me lo apretaba con la otra mano para que no me saliera sangre, entonces Jhoanna lo puso en su boca. Era una reacción muy típica de ella, siempre que alguien se lastimaba ella lamía la herida, aunque solo si esa persona realmente le importaba. Me puso muy nervioso cuando lo hizo, mi corazón latía fuerte. Me condujo al baño y empezó a curar la herida con mucha paciencia. Mientras me limpiaba el corte, mi mente comenzó a verla como si fuera Diana. Se veía tan hermosa, tan sexy, es tan parecida a ella. Hablamos un poco sobre su hermana y yo, Joisy me decía que era un poco tímido nada más y que pronto se me aclararían las ideas. No sé si lo hizo sin pensarlo, pero sus palabras de aliento culminaron con un delicado beso muy cerca de mis labios. Entonces no pude contenerme más y le robé un beso de su dulce boca de piñón, sabía a canela. De inmediato me acudió la vergüenza y la culpa. Ella también es como mi hermana, mayor para variar, y por si eso fuera poco es la enamorada de mi primo, o al menos eso parece. Jhoanna dijo que no le contaría a nadie de mi travesura, sonreía enternecida, quizás conmovida, no lo sé. ¡En qué estaba pensando! Debo aprender a controlarme, eso fue demasiado. Me pregunto qué hubiera dicho Oscar si me hubiera visto... ¡Ahhh..., fue una vergüenza!




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