El Arco de Artemisa - Primer Episodio, Prefacios de Batalla

11. Serenata...

Son como las nueve de la noche del 29 de mayo, es sábado. He tenido días extraños y maravillosos, pasaron cosas increíbles y aún me cuesta asimilarlo todo. Creo que soy afortunado, a pesar de todas las cosas que tengo que vivir, soy muy afortunado.

Ayer fue la serenata por Aniversario del Colegio. Muchos habían estado esperando la gran noche, yo no estaba entre ellos; pero, sin pensarlo, se convirtió en uno de los momentos más memorables de mi vida.

El martes 25, día del aniversario, empezó todo. Me dirigí al curso, emocionado, no habrían clases. Mis amigos ya estaban allí, pero Diana brillaba por su ausencia. Luego recordé que ella y Gabriel iban a hacer una breve representación teatral durante los actos de conmemoración de la fecha, toda mi emoción se diluyó por su ausencia.

La misa transcurrió normalmente, como siempre, bastante aburrida. El sermón duró casi una hora. Luego, los más grandes se fueron a las canchas a bailar con la música de la amplificación, los niños se dedicaban a revolotear por todo el colegio. Me quedé únicamente en compañía de Rocío, parecía algo nerviosa. Luego se engancharon Sergio y algunas chicas del curso, lograron distraer mi mente con las tonterías que hacían y los juegos en los que nos embarcaban. Rocío estaba muy mimosa conmigo, consiguiendo que algunos de nuestros amigos se burlen, seguro por envidia.

A eso de las diez de la mañana, todos fuimos conducidos al patio principal para los actos centrales de la mañana. El discurso del Director fue tan aburrido y fastidioso como el sermón que dio el cura durante la misa. Luego se cantó el himno al colegio y después los alumnos de primaria e intermedio hicieron su homenaje con una breve pero simpática representación teatral, Diana tenía el papel protagonista en la representación. Gabriel actuaba como su paje. Así, mientras lidiaba con mis celos intrigantes, Rocío miraba todo con una expresión de tranquilidad insólita. Diana estaba muy hermosa, luciendo un vestido blanco con una blusa de encaje aguamarina y el pelo recogido. Miraba el acto algo perdido en mis pensamientos, Rocío se enganchó de mi brazo y apoyó su cabeza sobre mi hombro.

—Algún día yo también tendré mi príncipe azul —murmuró mi amiga.
—Yo también sé que lo tendrás —repliqué sin quitar la vista de Diana y Gabriel.
—Oye, oye, ¿celos?
—Quizás un poco, pero el Gabo es mi mejor cuate, no podría ponerme celoso de él.
—Sí, lo sé. Es un chico genial —afirmó, noté que miraba a nuestro amigo con especial melancolía.
—¿Aún lo sigues viendo como amigo? —sonrió levemente.
—¿Tú sigues viendo a la Diana como tu hermana?

Nos miramos y empezamos a reírnos. Aquellas preguntas no necesitaban respuesta.

El homenaje de segundaria estuvo estelarizado por Jhoanna. Me quedé impresionado por lo bien que actuó.

La mañana pasó rápido. Un buen número de compañeros se quedaron para las actividades deportivas, preferí irme en compañía de Oscar, Jhoanna y su hermana. Avanzamos por la avenida hasta llegar a su casa, Joisy se adelantó en entrar y mi primo regresó a su universidad ni bien llegamos. Diana y yo nos habíamos quedado solos. Estaba a punto irme también cuando ella me pidió que me quede otro poco para conversar, lucía algo nerviosa.

Hablamos de las tareas, el colegio y otras tonterías. Tenía el presentimiento que Diana quería decirme algo, pero no se animaba. Luego de quince minutos me pidió que la acompañara a la serenata del viernes, seguro esa era la razón por la que me había hecho quedar. Dudé un poco, no sabía porqué, pero acepté. Así, regresé a mi casa con cientos de expectativas. Por años soñé con mi primera serenata y siempre pensé que iría con Diana, pero parecía un día tan lejano que casi no podía creer que finalmente hubiera llegado, pensé que sería una de las mejores noches de mi vida.

Los días fueron tortuosos, estaba muy ansioso por mi cita del viernes. Mi primo y mi abuelo me dieron un enorme caudal de consejos, iba a ser mi primera cita.

Al llegar el día estaba hecho un nudo de nervios, la ansiedad era terrible. Llegada la noche me alisté con mucho cuidado. Salí temprano, acompañado de Oscar, él iba a recoger a Jhoanna. Creo que ambos esperábamos una noche especial. Aunque algo nervioso, pero feliz, decidí que había llegado el momento. Mi decisión estaba tomada, Diana no sería más mi hermana, la convertiría en mi novia y me iba a declarar esa misma noche, no tenía porqué seguir dudando; después de todo yo también estaba enamorado. Creo que desde que ella estuvo en estado de shock había logrado entender lo mucho que Diana significa para mí, no pienso perderla de nuevo.

Llegamos temprano a su casa, pero ni Joisy ni su hermana estaban listas aún. Tía Mery nos pidió esperar en la sala. Oscar también lucía nervioso, parecía que tenía algo panificado para esa noche, o quizás fue solo mi mente la que pensaba en cosas mucho más maduras y sensuales. Por mi lado, yo tenía la adrenalina corriendo por mis venas. Todo dependía de mí.

Luego de cuarenta y cinco minutos ambas bajaron. Jhoanna lucía un jean ajustado que permitía admirar su espléndida y bien torneada figura, llevaba una blusa negra con un generoso escote y una chamarra de cuero que coronaba una imagen de sensualidad desde sus botas de cuero hasta sus labios rojos carmesí, se veía tan sexy que no pude evitar sentir "cosas". Diana, en cambio, lucía un pantalón blanco con una blusa entallada color rosa y una chamarra blanca que combinaba a la perfección con el resto de su ropa. Ambas se veían maravillosas. Sonreí y suspiré, aceptando mi condición: «estoy perdidamente enamorado», pensé.

El camino al colegio fue amenizado por una divertida charla que los cuatro entablamos mientras caminábamos. Oscar sacó su mejor artillería de chistes picantes, haciendo que nos dé un ataque de risa a los cuatro. Al llegar al colegio, los amigos de Joisy y Oscar les dieron encuentro en la puerta así que Diana y yo nos separamos para buscar también a nuestro grupo. Rápidamente, encontramos a Rocío y Gabriel, quienes también habían venido juntos. Poco a poco íbamos viendo caras conocidas, gran parte de mi clase había decidido tener su primera serenata esa noche. Mientras Diana hablaba con Gabriel, caminando delante mío, yo hablaba con Rocío.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.