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El timbre suena, las clases acaban y lo único que quería que al salir por la puerta un ovni me raptara. Los nervios amenazaban con traicionarme, casi salgo corriendo al verlo a lo lejos. Al salir veo a mi hermano y le explico mi situación, mi tan ansiosa pero aterradora situación.
-¿Quién es? ¿Lo conozco? ¿Qué quiere? ¿Estás segura de ir?
-Calma, es solo un amigo, Aaron. –ruedo los ojos y el gruñe.
-Más le vale no intentar llegar a más.
-Ok, guardaespaldas. Me voy ya. Iré caminando a casa de regreso ¿sí?
-Bien, cuídate y si pasa algo llámame e iré a buscarte en seguida. –alzo las cejas y el solo me mira serio. –Hablo en serio Lauren.
-¡Bien, papá! –le saco la lengua, me doy vuelta y veo a Alex cerca de su amiga la rubia. Me acerco y siento como mis manos sudan. Ella se despide de el al verme y me sonríe, la imito y me acerco a Alex. El eleva la cabeza y sonríe.
-Viniste. –me sorprendo un poco y me acerco un poco más.
-¿Por qué no vendría? Te dije que lo haría. –levanto mis hombros al parecerme lo más obvio.
-Sí, pero estos días no te he tratado bien, tenías todo el derecho de dejarme plantado. Oh…
-Entiendo, pero estoy aquí ¿sí?
-Si, vamos entonces. –empieza a caminar moviendo su bastón de lado a lado. Lo sigo de cerca y me permito observarlo un poco mejor.
-¿A qué parque iremos?
-Queda cerca de la Avenida Toledo, ¿lo conoces?
-Si, hace mucho que no voy allí. –acomodo mi mochila y me tomo el atrevimiento de tomar su mano libre y ponerla en mi hombro. Se pone un poco rígido y ambos caminamos en silencio. ¿Estará incomodo? ¿Se arrepiente de invitarme?
-Lo siento. –me detengo al escucharlo y me giro un poco para verlo. –Lamento que te haya ignorado estos días, no fue cortés de mi parte.
-No te preocupes, creo que insistí de más.
-No, no es eso. No es tu culpa, yo no me sentía bien, nadie a excepción de mis amigos han sido amables conmigo y ese día en el que me ayudaste me confundió demasiado. Creía que lo habías hecho por…
-Lastima. –completé por él y el asintió rascándose un poco la nuca. Ambos reanudamos la caminata. –Sé que es fácil pensar en eso, pero no fue esa mi intención, Alex. Me gusta ayudar a las personas o al menos lo intento.
-Si, ahora lo sé. No eres como los demás. Actúe como un idiota. ¿Me perdonas?
-No hay nada que perdonar. –le sonrío y veo cómo se relaja. –Sé que a veces es difícil aceptar ayuda de los demás, pero nadie puede hacer todo solo, siempre necesitaremos a alguien, así sea para unas palabras de aliento o apoyo moral. –lo veo asentir y me detengo. –El semáforo está en rojo. –tomo su mano para cruzar la calle. –Llegamos, estamos justo en la esquina con la Avenida Toledo a nuestra derecha y a nuestras espaldas la calle Juárez.
-Gracias, entonces unos metros frente a nosotros está una banca y luego está el puesto de helados.
-Así es ¿vienes a menudo?
-Sí, desde pequeños. No queda lejos de mi casa.
-Genial, ¿cuál es tu calle? –ambos avanzamos y me doy cuenta de que nuestras manos siguen unidas. Siento como mi corazón se acelera y al tomar asiento tomo como excusa el tener que quitarme la mochila para soltar su mano.
-Calle Hidalgo. Cerca de…
-La biblioteca Vetus –ambos lo decimos al mismo tiempo y reímos.
-¿Cómo lo sabes? ¿Vives cerca? –me pregunta mientras dobla su bastón y yo asiento.
-Algo así, iba allí de niña, soy fanática de la lectura.
-¿Tienes algún genero favorito?
-Romance, pero también me gusta el misterio.
-El misterio también me gusta, solo que es difícil conseguir libros en braille. –el suelta una risa suave y yo sonrío al verlo.
-Me lo imagino, pero siempre hay audio libros muy buenos, suelo oírlos antes de dormir de vez en cuando.
-Tienes razón, me descargaré algunos. ¿Sabías que el nombre de la biblioteca significa algo en latín?
-¿De verdad? Siempre creí que el nombre era algo raro, pero ahora que lo pienso tiene mucha lógica, ¿qué significa?