El asesinato de Lucas

5. Un regreso desagradable

 

CAPÍTULO CINCO

“UN REGRESO DESAGRADABLE” 

 

Era mi primer día cuando ingresé por aquella puerta de madera, el colegio moderno donde hice mis mejores puestos de la natación y logré ganarme una medalla de oro por mis esfuerzos. En ese entonces diría que era mi mejor etapa de mi vida, pero ahora… diría que es la que tengo que aguantar de ahora en adelante.

Al ingresar, veo a Enrique con el grupo de amigos riendo sobre un tema que posiblemente sea tonto pero todos se lo toman a la broma, en otra parte, está en grupo de chicas que voltean sigilosamente (eso es un sarcasmo) a otros chicos de la escuela y se rien entre sí. Hay otros que incluso juegan en el pequeño patio de niños pero no se logra ver desde mi punto de vista. Al acercarme, los primero que me ven son Enrique y sus amigos, hacen un gesto de burla y se acercan hipócritamente.

—¿Cómo te fue en la cárcel? ¿Saliste herido? —dice él riendo

—Estoy perfectamente, gracias por preguntar

—Al parecer, el Lucas que solo se dedicaba a nadar, se rehusaba a decir una palabra ¿por qué será? —dice volteando la mirada a uno que reía muy bajo

—Pues se puso a pensar, más de lo que tú te decías hacer en todo el día

—Pues bienvenido al lugar de los hechos, mi madre no tuvo que haberte ingresado… simplemente lo hizo por pena, pero descuida, un fallo y tu vida será mendigar en las calles pidiendo dinero.

El pequeño grupo se comienza a ir, cuando una chica se acerca con intención de echar fuego a las cenizas (se decía así ¿no?).

—Deja de molestar a Lucas, él no te hizo nada —dice Brithany con los brazos cruzados, Enrique voltea a verme y dice con total seguridad lo que menos quería escuchar en un primer día

—¿Tu ex protegiéndote? ¿Sabías que era mi novia cuando te fuiste a prisión? ¿Sabes lo mucho que me dijo lo asqueroso era estar con alguien como tú? —voltea a verla, —¿Le dijiste los besos sucios que nos dimos en el casillero de él? ¿O las veces que me decías que nunca volverías a verlo por más que te pagaran? ¿No dijiste que serías mía para siempre? 

—Enrique… —dice ella con los ojos abiertos.

—¿Sabes algo Lucas? —dice mirándome de nuevo, —Terminé con ella por una razón. Si eso me decía cuando estaba conmigo, ¿te imaginas lo basura que sería cuando estuviera con otro? Dijo que era mía pero la rechacé, jugué y me aburrí, ahora mira por donde se arrastra —dice con una sonrisa en el rostro, —Esta chica es una basura y fue tuya, me divertí pero no recojo cosas que fueron utilizadas por un delincuente, que tengas un buen día amigo.

 

✎✎✎✎✎

 

La clase de lenguaje es lo que menos me gusta de la escuela. No entiendo bien cómo puede existir tantas palabras y sólo sepamos decir el 20% de ellas o cuyas reglas en las oraciones sean distintas en cada tema que nos dan. A decir verdad, pensé que lo entendía cuando la profesora lo explicaba en clase pero cuando salía de la puerta, me daba miles de preguntas que no tenían respuesta. Y así es como me encuentro ahora, después de varios años estudiando la clase que menos me importa.

Siento un golpe en la cabeza, pestañeo despacio hasta despertarme y reconocer en donde me encuentro. Al ver la profesora hablando sobre un proyecto de dos, me doy cuenta que me había dormido en la clase y que la persona que me golpeó la cabeza fue uno de al lado que ahora se encuentra riendo con el de su costado. Los demás se levantan y hacen grupos, yo no sé a quién elegir por lo que me quedo solo en el salón.

—Busca a tu compañero, Lucas —dice la profesora al ver que no consigo a nadie quien hacer grupos

—No creo que ellos se encuentren cómodos con mi presencia. ¿No sería mejor que uno venga a mí?

—¿Por qué dices eso? —pregunta la profesora

—Recién me acabo de ingresar a la escuela. Ir a preguntarles si quieren estar en mi grupo sería tener dos opciones a su respuesta: la primera, que me digan que no porque consiguieron a uno o la segunda que me digan que sí y se sintieran incómodos por estar en mi grupo… como dije, ¿no sería mejor que ellos me llamaran? No quiero incomodar a los otros

—Esto es una tontería. Elige tu grupo si no pierdes nota.

—¿Es que no me escucha lo que acabo de decir? —digo decepcionado.

—¿Quieres que le diga a la directora, niño?

Por más que me da ganas de decirle “Haz lo que quieras”, me detengo porque primero pienso que esto llevaría a que mi madre tuviera otros problemas en su mente y no es lo que quiero ocasionar. 

Como dice la profesora, me acerco a un grupo de chicos y le pregunto, estos simplemente me miran de pies a cabeza riéndose y diciendo que no. Voy hacia otro grupo y hacen lo mismo, entonces todos comienzan a reírse de mí… veo a la profesora y esta también ríe. ¿El chiste? Yo, ¿Por? Un chico que dijo “Lucas no tiene amigos para hacer el trabajo, lo tendrá que hacer con el gordo flojo de la esquina”.

Respiro hondo y voy hacia el chico que come chocolate como si fuera el mundo fuera acabar. Me detengo frente y pienso en lo vergonzoso es que tener que hablarle al tipo que alguna vez me burlé de su forma de comer, ahora entiendo todo lo que pasó y no me dijo nada.




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