AKINA.
Sonrío recordando el reencuentro que tuve con Ryu hace dos días y ahogo un chillido contra la almohada, es un idiota y lo peor es que no he podido sacármelo de la cabeza desde que lo vi por primera vez porque cada vez que me veo las manos me viene a la cabeza su sonrisa burlona.
Lo odio.
Lo odio por hacerme pensar en él con sus peculiares interrupciones en mi vida y me odio a mí por permitir que se adentrara en mi mente, sin embargo, lo mejor que me ha pasado en semanas es haberlo hecho chillar al colocarle gas pimienta por todo el rostro y abandonarlo en el callejón de mis pesadillas.
Quito de mi rostro la almohada y busco a tientas el celular en la cama, voy a responderle a Valentina los mensajes que me envió anoche, porque olvidé hacerlo apenas llegué a casa. Entre lavar el uniforme, la ropa que utilicé los últimos dos días y planchar lo que me traje de casa de mis padres en la maleta, terminé quedándome dormida en el sofá y quemando mi blusa favorita.
Si no es porque a Raiden le llega el olor a tela quemada a su habitación y sale a ver qué sucede, hubiese terminado quemando la mesa de planchar la ropa. Soy un desastre con pies y a veces me avergüenzo yo misma de mí por las meteduras de patas que termino haciendo.
En lo único que no soy un desastre es en la cocina y eso es gracias a los dioses, porque me hubiesen despedido en mi primer día de trabajo en el restaurante y ahorita estuviese cuidando niños en la guardería de la hermana de Kaede, siendo esa una de mis peores pesadillas. No odio a los niños pequeños ya que en algún momento yo también fui uno, pero no me veo teniendo que lidiar con ellos ahora ni dentro de unos años.
Desbloqueo el celular y pulso sobre el acceso directo en la pantalla con el chat de Valentina, leo los mensajes de anoche y le respondo con unos stickers.
07:41 Yo: “Anoche me quedé dormida del cansancio mientras planchaba la blusa que me regalaste en mi último cumpleaños y sin querer la quemé, pido perdón.
¿Y si me regalas una igual otra vez? Es que quedó inservible y ahora no sé qué voy a hacer sin ella porque es mi favorita, lloro”.
Estuvo en línea hace algunos minutos, tal vez me responda rápido si no está ocupada.
Me siento en la cama y me estiro, iré al baño y luego voy a hacer el desayuno para Raiden y para mí, va a ser último que compartamos en mucho tiempo, porque hoy se va de gira. Lo extrañaré muchísimo.
Rai-rai me dijo que no buscase un apartamento o habitación que rentar, porque él se irá y su piso se quedará solo durante los meses que va a estar fuera si es que no extienden la gira. Además, los alquileres aquí en Tokio son muy costosos y que el dinero que voy a gastar, lo ahorre para que dentro de unos años compre mi propio sitio.
Le agradezco muchísimo a mi hermano que me tuviese consideración, me brindara su apoyo de forma incondicional y que siempre esté dispuesto a escucharme e intentar sacarme del hoyo en el que esté metida. Raiden Kimura es mi alma gemela y habría amado que fuésemos gemelos, aunque pensándolo bien, hubiésemos vuelto loca a nuestra madre al tener que lidiar con dos huracanes a la vez.
Sonrío ante tal pensamiento y la espuma de la pasta dental se me sale por las comisuras de mis labios y sonrío aún más, aunque pareciera como si una cascada de espuma saliera tuviese en la boca. Lo que me recuerda que luzco como un perro con mal de rabia.
Escupo la poca espuma que aún queda dentro de mi boca en el lavabo y presiono el botón del agua para enjuagarme y quitarme la que tengo en el mentón. Tengo que dejar de perder el tiempo o no podré hacerle nada decente a Rai-rai antes de que se marche.
Veo la pantalla del celular encenderse y sé que es un mensaje de Valentina, ojalá acceda a regalarme otra, porque no sé dónde la compró y Tokio es tan inmenso que sería en vano que me pusiera a buscar en tiendas o centros comerciales al azar, ya que terminaría frustrada por no encontrarla y con un montón de ropa nueva que no me pondré porque no tengo tiempo.
Tomo el celular, salgo del baño y luego de mi nueva y vacía habitación, digo vacía porque tengo que traer mis objetos para sentirla más mía y no verla tan simple. Invitaré a las chicas a ayudarme a hacer la mudanza el domingo y luego preparar algo delicioso aquí, en mi nueva casa.
Van a alucinar cuando vean cuando vean esta belleza de apartamento, es demasiado guau hasta en el más mínimo rincón y qué decir de la cocina, la cocina es espectacular. Ojalá pudiese casarme con este gran y espacioso apartamento, sería muy, muy, pero muy feliz.
Escucho a Rai-rai tocar la guitarra y cantar desde su habitación, siempre hace eso antes de irse de gira, según él ese es su ritual para abandonar en casa los nervios. Y yo lo agradezco, su voz es angelical y reconfortante. Sus fans matarían por estar aquí en este instante.
Le terminaré de preparar su desayuno tradicional japonés favorito, digo terminaré, porque ayer traje del restaurante algunas preparaciones ya listas para disminuir el trabajo de hoy.
Saco el arroz de la alacena, aceite y sal. Tomo la olla arrocera y otra común y corriente, la segunda la coloco a calentar con agua para preparar el arroz blanco, es importantísimo que cuando vayamos a hacerlo le agreguemos el agua estando caliente y no a temperatura ambiente, porque interrumpimos la cocción, se demora más y podría quedar almidonado (pegajoso).
Del refrigerador saco salmón para prepararlo al estilo Yaki-Sake, la sopa de miso que traje lista del restaurante para calentar. Un desayuno tradicional japonés bien nutritivo que vamos a comer acompañado de té frío, no tengo que prepararlo porque Raiden es amantes de estos y prepara varios litros para tomar durante el día. Todo lo dejo sobre la encimera y busco los utensilios para comenzar.
—¿Qué vas a prepararle a tu hermano favorito? —Pregunta Raiden sonriendo y doy un brinquito del susto, toma asiento en una de las sillas altas de la isla de la cocina—. Te voy a confesar algo, extrañaré estar cerca de ti, de nuestros padres y de Sakura, sé que no los veo con demasiada frecuencia cuando estoy aquí por las diferencias que tenemos cada vez que estamos juntos durante mucho tiempo, pero son mi familia y los amo con sus defectos.
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Editado: 03.08.2023