AKINA.
—Tengo algo que contarte, Val —susurro con la vista fija en el techo blanco e inmaculado de mi nueva habitación y de inmediato siento su mirada sobre mí—. Anoche tuve una no-cita con un chico que conocí hace una semana.
Valentina suelta un gritito emocionado y se sube a ahorcadas sobre mí, observándome expectante. De nuestro grupo de amigas, yo soy la única que no ha salido antes con chicos y no porque no tuviese la oportunidad, porque diablos, soy preciosa y no me avergüenza admitirlo.
Solo que nadie había llamado lo suficiente la atención como para que quisiera compartir mi escaso tiempo libre con otro ser que no fuese alguien de mi familia o amigas.
—¡Tienes que contármelo todo, Ina-ina! —Exclama con emoción y sonriendo con tanta amplitud que parece el gato Cheshire de la película infantil animada Alicia en el País de las Maravillas de Disney—. No omitas ningún detalle, debes decime cómo se conocieron, cuántas veces se han visto, qué ha sucedido, qué tan guapo es, todo, todo, todo.
Ryu es muy guapo, demasiado a decir verdad y yo estoy más que satisfecha con eso. Pero no puedo decirle exactamente como nos conocimos, me gritaría que estoy loca por estar esperando al asesino de Hanna a la una de la madrugada al otro lado de la calle y no está en mis planes decirle a nadie qué estoy haciendo en las noches o van a decirme que enloquecí.
—Lo conocí cuando salía del trabajo, tropezó conmigo, se disculpó y yo acepté sus disculpas, pero no conforme con eso, comenzó a seguirme pidiéndome perdón por toda la avenida diciéndome que le permitiera comenzarme su falta —digo en voz baja y Valentina suelta un gritito, emocionada—. Llegamos al punto en el empecé a correr intentando deshacerme de él, pero fue en vano, es muy persistente, cuando accedí a escuchar lo que sea que tenía para decirme y me detuve en seco, Ryu no lo hizo a tiempo y volvió a tropezar conmigo, pero esta vez logrando enviarme directo al suelo y lastimé mis manos.
—¿Ryu? —Inquiere con confusión—. ¡¿Se llama Ryu?! ¡Agh, qué sexy nombre, Ina-ina!
¿Acaso solo escuchó la parte donde dije su nombre? Porque al parecer no le importa que me estuviese siguiendo como un estúpido loco y acosador a altas horas de la noche.
—Ryu Otsuka, ese es su nombre y le queda perfecto, porque es muy guapo Val —musito y vuelve a chillar, me toma de las mejillas y comienza a repartir besos por toda mi cara, la aparto y se deja caer a mi lado una vez más—. La siguiente vez que nos vimos, yo estaba haciendo algo raro y él me atrapó con las manos en la masa, comenzó a insistirme otra vez para que aceptara ir a cenar con él, me negué, me retuvo a la fuerza tomándome del brazo y le eché gas pimienta en todo el rostro.
Sonrío con diversión, pero Valentina deja de hacerlo, borrando cualquier rastro de emoción de su rostro. ¿Ahora sí le importa lo que me ha pasado a mí? Porque minutos atrás cuando le dije que fui a parar al suelo por su culpa solo le interesó que haya dicho su nombre.
»Anoche estaba frente al restaurante, hasta ese instante él no sabía que trabajo allí, dijo que decidió esperarme en la zona con la esperanza de volver a encontrarme ya que las dos veces anteriores que nos habíamos visto, había sido en el mismo lugar.
Respiro profundo y medio me levanto de la cama, tomo el vaso con agua de la mesita de noche y le doy un trago, ya tenía sed de tanto hablar. Valentina se mantiene en silencio y muy seria, supongo que, pensando en lo que le he contado hasta ahora y sin interrumpirme esta vez.
»Se disculpó conmigo por su mal comportamiento de las veces anteriores y me preguntó si quería ir a cenar con él, le pedí que no me llevase a un restaurante en un barrio de mala muerte y se echó a reír, para luego decirme que iríamos a cenar a Flor de Cerezo ya que un amigo suyo es el dueño de ese lugar, Val.
Suelta un gritito y me mira con los ojos muy abiertos, supongo que, impresionada porque me haya llevado a cenar a un restaurante tan caro y que el dueño sea un amigo suyo y como lo prometido es deuda, pedí lo más caro del menú.
Sonrío, recordando el momento exacto en que lo hice y la expresión de desconcierto que puso en su rostro al ver que pedí lo más caro de menú, le sonreí de forma angelical y me miró mal, más no dijo nada. Intuyo que notó que esa era mi venganza por los infortunios vividos.
—Imagino que pediste lo más económico del menú para no ahorcar su billetera, ¿cierto? —Dice y espera que afirme o desmienta su comentario—, porque tú eres una chica amable y considerada con todo mundo y no te veo haciendo sufrir su cuenta de banco.
Rio con malicia y mi queridísima mejor amiga abre los ojos tanto que siento que en el cualquier instante se le saldrán de las cuencas, para luego unirse a mí, riendo a carcajadas. Amo a Valentina y siempre será mi mejor amiga, aunque lleguemos a distanciarnos.
—Pedí la entrada, plato principal, contorno, bebida y postre más caro del menú, esa fue mi venganza y la disfruté muchísimo, ojalá todas las venganzas supieran tan bien y vinieran con una excelente compañía muy agradable para la vista —respondo y suelto un bostezo enorme, ya es muy tarde y agradezco que haya decidido venir a dormir conmigo para que no esté sola en casa de Raiden.
Anoche le pedí a Ryu que no fuese a buscarme en unos días, porque tengo que descansar y cosas que hacer, accedió encantadísimo porque le dije que la próxima vez que nos viéramos lo invitaría a tomar un helado, que ni piense por un instante que voy a gastar mucho dinero en él, lo llevaré a un sitio barato.
—Eres mala, Akina Kimura y eso me encanta, ¿quién te enseñó esas cosas? Porque no creo que tu hermana la santa lo haya hecho —estallamos en risas divertidas y le doy un golpecito en el brazo, a pesar de que Sakura es bastante insoportable, es mi hermana y la quiero—. Por cierto, ¿sigue en pie lo de ir a casa de tus padres con las chicas para hacer la mudanza? Lo pregunto puesto que ya hablé con mis padres y me prestarán la camioneta para que vayamos el domingo.
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Editado: 03.08.2023