El bebé del Jefe

• ¿Eso es opcional, no? •

Descanso la espalda contra el reposo, pensando en sus últimas palabras.

Si bien me he quedado con un remover en el pecho, he decidido que no hay manera de objetar, ni de buscar otras respuestas ante lo que estoy pasando.

Admito que Omar tiene razón en la mayor parte de lo que dijo; no quisiera decir que en todo, porque aún hay cosas que no sé, pero acepto que no puedo cambiar las circunstancias.

Estoy interesado en Maeve y ni siquiera puedo entender ni saber cuándo empezó todo eso; de lo que estoy seguro es que no pasó cuando la contraté, ni antes del término de mi matrimonio o en la reciente separación.

Solo entiendo que no puedo encontrar el instante, a pesar de lo experimentado, que aún mantiene el vilo frente a mis ojos, después de ese desayuno.

Libero el aire, asediado por el recuerdo de esa salida que solo asentó más lo que se ha estado desenvolviendo en mí, de forma inconsciente; la cercanía en ese desayuno, la molestia que resurgió en cuanto sentí ese flash contra mi rostro..., no fue simplemente por mí, si me doy cuenta, también fue por ella.

No quería que la situación mediática la asaltara, pero el hecho de resaltar su participación en lo ocurrido con ese estafador, también sumó puntos en contra a la situación.

Era una mezcla entre querer protegerla de mi mundo y a la vez, exaltar su capacidad, por encima de cualquier cosa.

Pensar en eso me hace llevar lo que como hasta el fondo de mi garganta, captando en cómo la estuve notando desde antes, lo que es un golpe extraño para mí.

Después de mi matrimonio con Jessica, no me abrí a nada; no pensé que algo así ocurriría, y tampoco creí que terminaría besando a una de mis empleadas, que desde hace un tiempo me atraía.

A veces me siento un tonto por volver a sonsacar esa información, tal vez porque solo han pasado seis meses desde el divorcio y seis anteriores de la separación para dar comienzo a los trámites.

¿Cómo es ausencia pude pasar por algo así en medio de mi pérdida? Quizás fue el hecho de que se interesara en mi situación, en saber si estaba bien de manera constante o el que fuera igual de natural que siempre al punto de verla como lo que era: una mujer interesante.

Maeve nunca se ha escondido y menos de mí, en cuando a su personalidad se refiere; puede que no me haya dicho muchas cosas de su vida privada con respecto a las ayudas que ofrezco, pero siempre ha sido ella misma en todo.

Por eso se me hace tan difícil aceptar lo que sucede, aunque me guste, aunque sienta estas cosas o quiera besarla por segunda vez.

Creo, que de algún modo, mientras hacía los procedimientos y dejé el apartamento, al que pensé que Jess volvería, su presencia se instaló en una parte de mi pecho.

Solo bastó la soledad de ese momento, la salida a ese proceso laboral para echar todo por la borda y notarlo, a pesar de seguir con las esperanzas de volver con mi ex esposa y que me perdonara por lo que pasó, aún si ya lo había hecho.

No quería traer a mi cabeza otra imagen diferente a la que ya conocía, porque esperaba que lo atravesado no fuera suficiente para dejarlo todo después de los años juntos, solo que..., el único deseo de mi esposa, ex, se centró en seguir avanzando.

Para los dos no fue fácil pasar todo eso. Menos para mí.

A pesar de las consecuencias y de cómo marcó nuestra vida, acepté una culpa que no he dejado de tener, lo que para ella, sigue siendo algo con lo que tendrá que vivir, no solo en sus recuerdos.

Ese período marcó nuestra vida para siempre y lo hizo más en lo que le reste de existencia a Jess.

Miro abajo, en el vehículo luego de terminar con el vaso de café amargo y los dos napolitanos que pedí, con tal de no recordarla, aunque ni así puedo eliminar lo pasado estos días.

No imaginé que esa salida y cambio de dinámica, me iba a llevar a besarla del modo en que lo hice, rodeado de una necesidad más firme en cuanto tuve acceso a ese sostén de su cuerpo y al hecho de que quisiera el gesto, también.

Además, no creí que sus labios tuvieran tan buen sabor, uno que no ha desaparecido de mi sistema, sino que sigue cosquilleando, a partir de lo inesperado, de su recibir, de la dulzura cuando me tocó.

Ese simple vistazo al instante me hace sonreír, por el modo en que su inexperiencia se hizo presente; no sabía ir a un ritmo como el mío y aunque 'quería, pero no podía', estoy agradecido de que no lo haya rechazado.

Oírla decir eso dejó en claro que los dos compartimos sentimientos y que aún con las negativas del momento, ella fue quien hizo que quizás todo ocurriera de este modo.

No me di cuenta rápido, pero, no ignoro el pensar que, sin verlo venir, ella me ha estado conquistando.

A lo mejor por eso me gustó tanto lo que pasó anoche, aún si mi única forma de mantener el contacto entre los dos, era llamarla siempre por su apellido, lo que no le molestaba en lo absoluto, pues siempre se había mantenido el respeto latente alrededor, al igual que osaba ser jovial y divertida en las conversaciones.

Eso era un pequeño resquicio de frescura para mi situación. En ningún momento lo hacía difícil y encontrar ese desahogo con alguna sonrisa, burla, o gesto de diversión, tal vez solo se asentó dentro sin condición.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.