El capricho de Morfeo

006 l La pesadilla de Morfeo

El trío de ovejas intercambiaron una mirada dudosa, inflando sus mejillas de aire para ahogar una carcajada, y todo porque la piel pálida de Morfeo estaba de color rosa en su respingada nariz y sobre sus pómulos del coraje que estaba conteniendo en esos momentos. No podía creer que una simple e inmunda humana se atreviese a siquiera estar fuera de su castillo.

Estúpido bosque, no se imaginaba que ella fuese capaz de salir de una ilusión que ella añoraba vivir.

—Pobre Dios griego que odia a los humanos —se mofó la oveja blanca, intercambiando una mirada con fugaz con la oveja negra de al lado.

—Yo creía que no iba a querer escapar, pero va a tardar en llegar.

—No creo que hayas construido el castillo a prueba de humanos, ¿o lo hiciste? —picó la oveja marrón de uno de los costados.

No poseían unas cejas, pero apostaba a que, si tuvieran un par, las estuvieran arqueando bien marcada.

—¿Por qué iba a construir mi castillo a prueba de humanos, ¡si se supone que ellos no deben de estar aquí!? —ladró Morfeo, apretando sus dos manos hasta que sus nudillos empezaron a tornarse blanco.

Impactó su mano sobre la pared de ladrillos en un tono grisáceo que creo una grieta en la pared.

Por un momento las ovejas temblaron por la sorpresa, inconscientemente retrocedieron un paso para mantener una distancia con un dios que parecía cuyos poderes estaban descontrolando, pues la cama del centro se sacudió un poco y lo pocos muebles que lo adornaban empezaban a levitar.

La deidad apretó los ojos con fuerza en un vago intento de controlarse, así que aspiró con fuerza el aire de alrededor. El castillo era muy grande, no es como si existiera una guía para que llegase hacia él en un corto lapso.

Entretanto, Nicoletta escudriñaba la gran puerta de madera que le hacía erizar cada parte de su cuerpo. No tenía ninguna manija para que pudiera jalarla o alguna especie de llave. Creía que era la puerta, ya que se diferenciaba a el resto de la estructura de bloques, ya que parecía de madera.

Le daba una extraña sensación del siglo pasado, donde se gobernaban por reinas la mayor parte de Europa. Frotó sus manos con frustración, sin saber que es lo que tenía que hacer.

¿Alguien podría aparecer junto a ella y guiarla?

Un relincho a su lado atrajo su atención, por la sorpresa se movió hacia un lao, cayendo hacia atrás. Era un caballo blanco con una gran complexión y extremadamente grande, podría pedir dos caballos del mundo humano. Las alas blancas llenas de pluma parecían de un ángel y el cuerno de enfrente de su cabeza destellaban algunos brillitos en color dorado.

—No tengas miedo —ordenó firme la voz del caballo—. No te voy a hacer nada —continuó manteniendo su voz grave.

—No, no, no tengo miedo —balbuceó con torpeza Nicoletta aún sentada en el piso.

El caballo blanco dio un paso corto hasta llegar a ella, agachando su cabeza para que la humana la usara como un soporte. La pelirroja tragó en seco con nerviosismo de hacerle daño a aquel majestuoso animal de fantasía.

El caballo movió su largo cuello hacia al frente otra vez, insistiendo a que se apoyase en él. La mujer colocó una de sus manos sobre su cabeza para levantarse mientras que el caballo retomaba la postura.

—No entiendo por qué me sigo sorprendiendo con todo —confesó la humana, sacudiendo la tierra de la parte trasera de sus pantalones.

—Tal vez porque esta no es tu normalidad —relinchó el caballo—. En fin, soy Lilit —se presentó, volviendo a inclinar su cabeza en una reverencia con elegancia.

Después dobló su cuello para alcanzar una bolsa que le colgaba en la espalda, que la mujer no había prestado atención, de donde sacó una manzana verde tan perfecta que podría ver su propio reflejo después de estar sujetada con el hocico de Lilit para ponerla en la mano de Nicoletta.

—¿Has comido? —cuestionó Lilit, golpeando con sutileza la mano de la humana para que se la comiera.

—La verdad no sé cuánto tiempo he estado aquí, y no he comido. —Se encogió de hombros para restarle importancia—. Solo sé que tengo un reloj que deberé de romper cuando la última partícula de arena caiga —explicó, introduciendo la mano dentro de su pantalón de mezclilla.

—Sí, el mundo de los humanos y el de los dioses se manejan por diferentes tiempos, tampoco podría ayudarte mucho, porque tampoco es que haya ido a tu mundo. Pero, dime...

—... Nicoletta —complementó la oración, puliendo la manzana contra su playera antes de darle un mordisco.

—... Nicoletta —repitió el caballo blanco— ¿Qué se supone qué hace una humana en el mundo de los sueños consciente?

—Es que Morfeo me robo el sueño —replicó cuando terminó de responder—. Tenía como tres días sin dormir, estaba perdiendo la cordura por completo y una gitana o no sé me mano acá. —Se encogió de hombros, como si fuese una acción tan cotidiana en el día a día.

—Poco usual, jamás había oído que Morfeo se atreviese a hacer algo como aquello. Se sabe que es un dios muy recto en cuanto a las reglas del Olimpo, de las cuales la más sagrada es no interferir con la vida de los humanos, pues prefieren estar ocultos de ellos —narró serio Lilit—. Pues... ¿Qué fue lo que le hiciste a Morfeo para que se enojase de aquella manera? —inquirió intrigado, mirando con soslayo cada uno de sus movimientos.

La pelirroja se encogió de hombros, extendiendo sus brazos para hacer hincapié de su situación, apretando el puente de su perfilada nariz.

—Si supiera que fue lo que hice mal, no estaría como una demente cruzando un bosque que me saca de mis cabales para exigirle que me devuelva lo que es mío, caballo —replicó en voz alta, aunque ella sentía que su interior estaba convulsionando en una rabieta.

—¿Cuál caballo? ¿¡Cuál caballo!? ¡Si yo soy un Pegaso; ¡Pe- ga- so! —deletreó, relinchando con irritación.

El quejido de la criatura mitológica la obligó a sobresaltarse en su propio lugar, colocando una de sus manos sobre su pecho, sintiendo como su corazón iba en incremento. Juró que por un momento los ojos oscuros de unicornio con alas relampaguearon unas llamas flameantes.



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En el texto hay: castigo, dioses, medicina

Editado: 08.10.2023

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