El chico bajo las estrellas

Capítulo 0

Una vez me enamoré.

Una vez me enamoré de una obra.

Una vez me enamoré de una obra de ballet.

Me enamoré de la manera de marcar los pasos.

Me enamoré de lo alto que brincaban.

Me enamoré de la sonrisa sincera que mostraban mientras bailaban.

Me enamoré de cómo podían expresar con el cuerpo.

Me enamoré del sentimiento, entonces, decidí que iba a bailar.

—Son diez alumnos nuevos— escuche que le susurro una chica castaña a una señora pelinegra, asintió y la chica castaña se fue

—Bienvenidos a la academia de Madrid, esperemos que su permanencia aquí sea de su agrado, con más de 70 años de trayectoria la academia se caracteriza por sacar a lo mejor del ballet, y este año abrimos nuestras puertas a talentos de todo el mundo, si están aquí considérense afortunados, sus horarios serán entregados en breve, además del ballet tendrán contemporáneo y jazz como materias extras, cada punto cuenta, cada cosa cuenta, no se descuiden o pueden perder no solo un lugar aquí, también un futuro en el ballet— vaya, la chica castaña volvió con varias hojas y se paró a un lado de la señora pelinegra—Mi nombre es Guadalupe Anaya, soy la directora de la academia, la señorita a un lado de mi es Mariana Balcoba, mi asistente, les dará las últimas recomendaciones, que tengan un buen año— La señora Guadalupe se retiró por la puerta de madera, traía puesto un vestido negro liso de cuello redondo y unas zapatillas del mismo color que resonaban en el piso, la señorita Mariana traía un conjunto de falda rosa con la camisa blanca y el pelo en una coleta

—Como ya lo dijo miss Guadalupe yo soy su asistente, les daré una hoja con su horario y con quien compartirán habitación, ahora por favor cuando diga su nombre acérquense— todos asintieron, éramos 10 en total, todos traíamos maletas y/o mochilas, yo jugaba con mis dedos mientras decía los demás nombres, traía agarrada una maleta grande azul con mi mano derecha y en la espalda mi mochila verde

—Verne— y antes de que dijera mi nombre la corte

—Eduardo— dije— soy yo, por mi apellido está bien— había tres personas enfrente de mí en fila, la señorita me miro extrañada pero no le tomo importancia, di unos pasos hacia ella— gracias— me extendió la hoja y yo la sujete, volví a mi lugar mientras terminaba de dar los horarios, revise la pequeña hoja, compartiría habitación con un chico llamado Leandro

—Eso es todo, ahora síganme a sus habitaciones— caminamos detrás de ella, los pasillos se mantenían bastante igual, de madera hasta la mitad y con pintura blanca en lo demás, con cuadros de ballet o fotos de presentaciones de la academia, algunas puertas, la mayoría cerradas, no caminamos mucho hasta que llegó a una puerta, al abrirla se encontraba una sala junto a ella unos escalones a la izquierda, no nos detuvimos pues siguió caminando hasta que vislumbre muchas puertas a los lados, era un pasillo

—Estos son los dormitorios de segundo año— señalo detrás de nosotros— esa es su sala común, en cada uno de sus habitaciones hay un reglamento que ya deberían de tener, les recomiendo leerlo para que no se metan en problemas, o si se meten que no los tome desprevenidos el castigo— asentí mientras otros respondieron un vago "sí"

—Verne y Leandro, su habitación es la 8— repare en los números negros pintados

—Gracias— me fui directo al cuarto, al abrirlo note las dos camas pegadas a la pared y los closets pegados a la pared también, eran pequeños, junto con dos escritorios junto a la ventana que yacía en aquella pared frente a mí

—Hola— escuche la voz de un chico, me di media vuelta— ¿Eduardo no? Aunque creo que Mariana te llamo Verne

—Soy Eduardo, ¿Tú eres Leandro?

—En colores y tres D— una sonrisa se asomó en mi rostro

—No sé si tienes preferencia por alguna cama pero si es así escoge tú, a mi cualquiera me va bien—

—Entonces quiero esta— señaló a mi izquierda

—Vale— asentí y me fui a la derecha, la colcha de la cama era morada, no había mesita de noche, tendría que comprar una

—¿De dónde vienes Eduardo?

—México

—Yo vengo de Colombia— wow, que cool

—Casi vecinos

—Casi— repitió, una canción comenzó a sonar, era mi celular, lo tomé para mirar la pantalla

—¿Cómo estás cariño?, ya te extraño—

—Bien mamá, todo bien, ya tengo mi habitación—

—Sabía que lo lograrías, lo sabía desde que te presentaste a la audición— sonreí

—Siempre creíste en mí—

—Siempre creímos en ti— escuche a mi papá gritar

—Gracias— me salió en un susurro y quebrado

—Serás el mejor— dijeron al unísono.

Y sí, lo sería, algún día me convertiría en el mejor. 

 

Una vez me enamoré

 



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En el texto hay: ballet, cambio, vida

Editado: 04.09.2021

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