"¿Fingir el no sentir nada cuando en realidad sientes todo es también parte de la hipocresía humana?"
La mirada de la mujer interrumpía la juguetona escena de los jóvenes que de inmediato se apartaron al darse cuenta, aunque en si no había nada raro que pudiera mal interpretarse, no si quien los viera creyera en la amistad sincera que podría haber entre dos personas sin que hallan connotaciones románticas.
—Nos vemos mañana... Ve con cuidado. —Nervioso el más joven se levantaba para disponerse a ir casi corriendo al auto que le aguardaba.
—Se me hizo tarde. Lo siento. —Se disculpaba su madre al ver a su hijo que entraba al auto acomodándose en el asiento trasero— ¿El es tu amigo?
—Solo trabaja en la biblioteca... —Respondió seriamente no dándole mucha importancia a la pregunta aunque internamente estaba hecho un mar de nervios, su madre le miraba de reojo pues por la manera en que jugueteaban antes parecían ser amigos, además a eso estaba el detalle de que se quedará haciéndole compañia. Entonces ¿Por qué lo negaba?
—Llámalo quiero conocerlo.
—Claro que no... Mamá eso es vergonzoso ¿Estoy en el kinder acaso?
Murmuraba el joven malhumorado mientras se cruzaba de brazos negándose a la petición que le hacia su madre, Michael sintiéndose un poco incómodo al notar como lo miraban desde el auto de reojo también los veía; al ver que no se marchaban decidió caminar alejándose.
—Ya ves tiene prisa y yo también quiero ir a casa.
Su madre lo escuchaba pero aunque este se enojara saciaría su curiosidad, quería conocer al amigo de su hijo así que dando en marcha su auto avanzando despacio lo alcanzaba a el que caminaba sobre la acera.
—Joven... ¿Quiere que lo lleve? —Le llamaba la mujer con una amable sonrisa mientras manejaba, era una simple excusa para hablarle la pregunta— ¡Gracias por acompañar a mi hijo a estas horas!
—¡Mamá...! No me avergüences así... Y estás gritando.
Michael no tuvo más opción que acercarse, aunque sabía que su querido novio se enojara no iba a quedar como un grosero frente a la señora que trataba de ser amable, también debía admitir que tenía muchas ganas de conocerla aunque de tanto que Nathan la nombraba en sus conversaciones ya sentía que la conocía.
—Buenas noches señora... No se preocupe tomaré un taxi en la próxima calle y por lo de su hijo apenas salgo de mi turno, no debe agradecer. —Con una sonrisa amable le hablaba acercándose al auto, el otro joven no se atrevia a mirarlo internamente rogaba porque no dijera algo estúpido que los delatara.
—¡Que va! Suba yo lo llevo...
Ante la insistencia de la mujer, el joven no tuvo de nuevo opción más que subirse al auto ahora entendía de donde provenía ese rasgo de terquedad de Nathan, aun asi no creia que eso fuera un defecto sino una bella virtud si se la utiliza prudencialmente, lamentaba un poco para si mismo el mostrarse sumiso al no negarse con firmeza. Sentándose junto a su amigo contenía la emoción por ser la primera en este tipo de situación pero debía actuar sabiamente si quería que volviese a repetirse. Dándole las indicaciones de donde vivía emprendían su pequeña e inesperada travesía.
—Me alegra tanto conocer a un amigo de mi hijo. —Hablaba la mujer con una sonrisa mirando por el retrovisor a los dos jóvenes tras ella.
—¡Mamá! La forma en que lo dices me hace avergonzar.
—Lo siento hijo es que me siento feliz. —Le respondía sin dejar de sonreír mientras conducía fijaba ahora su vista al frente— Usted no es de su misma clase ¿O me equivoco?
—No, es más no soy de la misma escuela... Solo trabajo tiempo parcial en la biblioteca. —Era la respuesta del joven que le miraba.
—Ah... Eso es bueno, debe ser cansado el trabajar y estudiar a la vez.
—Un poco, pero uno se acostumbra a este ritmo entre los estudios y el trabajo.
Nathan solo los escuchaba no quería interrumpir su animada conversación además estaba demasiado nervioso que sentía que con su intervención solo podría desfavorecer la situación que estaba siendo bien llevada por Michael que no parecía inmutarse por las preguntas de su madre, ese aire de madurez al hablar pero sin parecer pedante al contrario inspiraba confianza era una de las caracterisricas que amaba de él, tratando de disimular su emoción y embelesamiento fijaba su mirada hacia la ventana del auto en marcha.
—Me alegra que Nathan tenga un amigo que demuestre madurez a tan corta edad. Si no es demasiado indiscreto puedo preguntar el motivo de qué trabaje aunque no haya terminado todavía la escuela, ya ve que la mayoria de jovenes espera terminarla y empezar la universidad para tener un trabajo a medio tiempo.
—¡Mamá!
—Ah... no te preocupes, no me molesta. —Le decía a Nathan para de inmediato mirar a la mujer y responderle— Tengo algunos planes, en unos meses cumpliré la mayoria de edad y también terminaré la escuela así que estoy ahorrando lo más posible para independizarme.
—Ya veo... Eso suena bien, es bueno que se planteé metas tan serias a su edad. O será ¿Qué va a vivir con alguien? Su novia por ejemplo. —Hablaba con una sonrisa como mucha confianza.
—¡Mamá no seas tan indiscreta! —En un casi regaño le hablaba el más joven.
—Puede ser... —Murmuró Michael— Esa es mi aspiración pero hasta entonces debo trabajar duro para ofrecerle algo bueno a la persona que amo. Así que vivir con alguien será después.
Nathan al oirlo no sabía como reaccionar era hermoso lo que decía lastimosamente no podía expresarlo pasando saliva solo desviaba la mirada deseando que cambiaran el tema de conversación no queria que un sonrojo lo delatara, que la persona a la que Michael se refería era el, pero para su buena suerte su madre ni notaba su incomodidad solo suspiró ante tan bonito anhelo.
—Que lindo es estar enamorado ¿No? —Comentaba ella con cierta emoción quizás evocando con nostalgia ese sentimiento que vivió alguna vez, pero así como hermoso era doloroso ella también lo sabía por experiencia propia aún así no lo diría ahora para no arruinar la conversación.
#4417 en Novela contemporánea
#44987 en Novela romántica
primer amor, amor adolecente aventuras y humor, romance escuela
Editado: 10.04.2019