El chico de la biblioteca

Capitulo IX. Temores expuestos

"La base de su amor no era el sexo pero era el deleite necesario para endulzarlo en ocasiones"

Las mejillas de Nathan por no decir todo su rostro se teñían de un notorio rubor natural que trataba de disimular, sus manos que temblaban de forma sutil trataba de arreglar su uniforme, sin embargo al igual que sus manos su cuerpo extrañamente todavía tiritaba. Sus pulmones parecían no aceptar todo el aire que le era ofrecido porque con dificultad podía respirar, casi falto de aliento sentía como su corazón errático latía con tal fuerza que parecía que se le saldría del pecho en un brinco. 

—Siempre te pondrás así cuando terminemos de hacer el amor. —Michael cariñoso hasta un poco burlón le hablaba mientras le ayudaba a arreglar sus ropas después de haber arreglado la suya.

—Quizás porque para mi significa mucho lo que hacemos. —Murmuraba molesto apartándolo con un leve empujón al notar como se burlaba de su reacción, algo que no podía evitar manifestarla de esa manera tan vergonzosa.

—¿Insinuas que el estar juntos significa poco o nada para mi? —Le cuestionaba con fingido resentimiento mientras lo abrazaba, el otro escondía tímidamente su rostro en su pecho correspondía a su abrazo. 

—Di que significa mucho para ti... —Casi le rogaba en un extraño cambio de actitud— Aunque sea mentira, dilo.

—¿Por qué te mentiría? —Ya seriamente le cuestionaba— Te amo más que a nadie, cada segundo a tu lado da significado a mi vida. ¿Cómo podría mentirte con algo así?

Ambos se quedaron en silencio en ese abrazo, Nathan sonreía emocionado ante la sinceridad de sus palabras sin que este notara que sus labios temblaban al sonreír se aferraba con más fuerte a su cuerpo, abrazándolo con la misma intensidad de la entrega de hace unos minutos podía percibir como su corazón estaba tan acelerado en su latir como el suyo. No quería que su entrega sincera y por completa de su ser, en cuerpo y alma como suelen decir fuera en vano temía que no hubiera un mutuo sentimiento; para el significaba mucho porque era más que sexo, más que simple placer carnal, más que un banal impulso de la naturaleza humana por saciar las ansias del cuerpo. El lo percibía de forma más profunda, como el vínculo de sus almas que se complementaban a través de la unión de sus cuerpos, por eso le era tan significativo, tal vez tenía un concepto un poco exagerado, vergonzoso y cursi pero así lo sentía. 

—¿Estás bien? —Le cuestionaba Michael tomándole el rostro para que lo viera, este al mirarlo tímidamente sonreía mientras rozaba sus labios a los suyos con amor asintiendo sutil a su pregunta, claro que estaba bien un poco adolorido fisicamente pero nada que lo fuera a matar pensaba un poco travieso— Te pones medio sentimental cuando lo hacemos... Ya no deberíamos hacerlo quizás es porque hoy no tocaba.  

—No recuerdo que teníamos horario para eso.

Hablaban animadamente sin separarse.

—Si yo hiciera un horario serían todos los días pero después te cansarías muy rápido de mi.

—Si, tienes razón me aburriría de ti a la semana. —Le decia burlón sintiendo como uno de sus dedos rozaba su rostro traviesamente.

—Yo también de ti... 

Ambos en medio de una risilla unían sus labios en un beso no podían evitar sentirse cariñosos después de su acto de amor en ese contradictorio rincón que frío y oscuro los acogía para que saciaran sus más bajos instintos en el nombre del afecto sincero que afloraba en ellos. 

—Me gustaría poder ofrecerte un lugar más cómodo y romántico para poder pasarla juntos he pensado que deberíamos ir a un hotel un día de estos. —Proponía ilusionado juntos en ese rincón de la biblioteca donde estaban incómodos de pie.

—¿Lo dices en serio? Pero... —Musitaba entre dientes un poco nervioso al pensar en esa posibilidad que no sonaba mal pero era un tanto peligrosa para su secreta relación, un fallo y se expondrían, todo el esfuerzo de meses por mantener su romance oculto sería en vano.

—Habrá que planearlo bien, cariño. No te preocupes por ahora estamos bien así. ¿No?

Dándole un dulce beso en la frente calmaba sus ansias a la vez que sentía como ya respiraba con normalidad y su cuerpo había dejado de tiritar. 

—Ahora que estás más calmado quiero saber porqué dudas de mi ¿Tienes miedo de qué te deje? Si es así estás loco solo en pensarlo.

—No dudo de ti... Es solo que...—Susurró bajito un poco confundido porque ni el sabía el motivo de ese cúmulo de emociones que despertaba en su interior después de esa entrega mutua pero por ahora le daría una respuesta no muy profunda— ...Es que me pongo un poco nervioso y a ti te parece tan normal todo esto así que por eso pienso que no significa tanto el estar juntos de esta forma.

—¿Eso crees? Pero la verdad es que muero de nervios en cada entrega, solo que imagínate si los dos nos pusiéramos nerviosos no disfrutaríamos el momento. Alguien debe controlarse ¿No?  

—Es que pienso que tal vez como has estado con otras personas y yo... No... —Musitaba un poco apenado.

—Solo he estado con dos chicas antes que contigo y ninguna me hizo estremecer de la manera en la que tú me provocas. —Diciendo esto tomaba sus labios con los suyos en un nuevo beso que era correspondido con igual intensidad, a los pocos segundos se separaron, Nathan se convencía ante sus palabras, asi quería creerlo y así lo haría.

—Lo que me preocupa ahora es... —Michael hablaba sobre sus labios humedecidos cuando de pronto se quedó callado sin terminar lo que diría, intrigando al otro aún más por el serio gesto que en su rostro reflejaba.

—¿Qué? 

—¿Cómo veré a tu madre a los ojos luego después de hacer esto? Corrompiendo al "bebé" de la buena Sara siento como si me carcomiera la culpa.

 —Cállate... Pensé que dirías algo serio y sales con tus estupideces. —Bufaba molesto el más joven mientras se le separaba saliendo de ese rincón se dirigía a la mesa donde estaba antes agarrando su bolso sacaba algo discretamente— Voy al baño primero. 




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