Capítulo XII. Enfrentamiento forzoso.

A partir de ese sábado la convivencia entre los dos jóvenes mejoró en los días que siguieron fortaleciendo los lazos de amor que los unían, Sara sentía un cariño muy especial por el tranquilo, agradable y solitario Michael a pesar de apenas conocerlo, le inspiraba confianza por su comportamiento maduro considerándolo una influencia positiva para su adolescente hijo además se notaba el aprecio que le tenía. Permitiéndole que los visitara de forma frecuente como ella misma le había propuesto antes, obviamente la joven pareja no desaprovecharía la oportunidad de pasar más tiempo esos minutos fuera de las cuatro paredes de la biblioteca.

Su casa se había convertido en su nuevo pequeño refugio donde podían amarse con cierta discreta libertad, cuando la madre de Nathan los acompañaba su trato de buenos amigos era evidente sin embargo al quedarse solos su amor desbordaba de varias formas, el ímpetu juvenil de ambos se manifestaba en cada beso, caricia, palabra y entrega, no había duda alguna de que el enamoramiento mutuo no se opacaba en ese casi año juntos aunque el asunto de disimular el amor se complicaba cada vez más.

—Creo que mi madre está saliendo con alguien. —Hablaba Nathan con un poco de recelo cuando estaban cenando otro viernes por la noche.

—Bueno, eso nos conviene así pasamos más tiempo juntos. —Con una coqueta sonrisa seguía esa conversación surgida en la cena— Además tu mamá es joven y atractiva no me sorprendería que tuviera pretendientes, si yo fuera veinte años mayor y me gustaran las mujeres saldría con ella sin dudarlo.

Animado le comentaba mientras daba un golpe en la mesa con el afán de molestarlo o simplemente para que sonriera porque parecía entre preocupado y celoso por ella, una adorable actitud pensaba Michael mientras lo veía suspirar nuevamente por lo que le dijo.

—¿Tratas de ponerme celoso con mi madre? Eso es muy perverso —Hacia una pausa en un suspiro— Además yo entiendo que ella debe darse una oportunidad para amar pero me da miedo que la lastimen como lo hizo mi padre.

—Amar es un riesgo inevitable que se debe tomar, imagina que tú y yo no nos hubiéramos arriesgado a hablarnos ese día ¿Cómo estaríamos ahora?.

—Si eso lo sé pero no todos los hombres son como tú y eso me preocupa.

—Me halagas —Emocionado susurraba acariciando su mano sobre la mesa— Tu madre es lista así que confiemos que elegirá bien.

—Si pero debería decírmelo.

Michael le miraba de reojo al oir como hacia un puchero al decir aquello.

—Tal vez ella quiera su privacidad en estos asuntos además no es como que tu le hayas dicho que tienes novio.

—¿Me lo estás reprochando? —Cuestionó un poco molesto.

—Claro que no... No te enojes, solo digo que los dos les gusta mantener la discreción en su vida amorosa.

El joven solo acertaba a mirarlo mal decidiendo no discutir el asunto comía en silencio, el otro hacia lo mismo sintiéndose un poco mal por enojarlo en su noche especial pero admitía que Nathan tenía muy mal carácter a veces, no por eso dejaría de amarlo. El amor es paciente, era lo que una especie de voz repetia en su mente, y el tenía bastante paciencia aunque en si la paciencia y comprensión era mutua ya que el podía ser bastante odioso.

La tensión entre los dos fue perceptible por unos minutos pero ya dejando a un lado la pequeña discusión lavaban juntos los platos cuando terminaron de comer mientras lo hacían hablaban vagamente, y era que para Nathan su malhumor se disipaba al imaginarse una vida junto a Michael en lo sencillo de tareas rutinarias hallaba deleite.

—¿Te emociona lavar los platos conmigo? —Le molestaba mientras salpicaba unas gotas de agua a su rostro.

—No hagas eso —Refutó con el ceño fruncido— Y no me emociono solo que...

—¿Qué?

—Algún día lavaremos nuestros propios platos ¿Verdad?

Michael se quedó mirándolo de reojo mientras seguían lavando no pudo evitar que un nudo en su garganta se formara al escuchar esa pregunta llena de inocente ilusión no tenía más opcion que fingir que aquello no le afectaba.

—Si... En nuestra propia cocina y tú usando solo un delantal sobre tu cuerpo desnudo. ¿Cumplirías esa fantasía para mi?

Le susurraba al oído mientras su mano humedecida rozaba por su espalda baja de forma provocativa haciendo que se abochornara ante tal atrevida caricia y petición.

—Eso sería vergonzoso pero si es el precio a pagar por lavar los platos juntos lo haré.

—Algún día entonces... —Su mano seguía acariciándolo mientras lo atraía hacia su cuerpo lo besaba sutil pero extasiado ante ese bello rostro que levemente sonrojado se dejaba seducir.

—Que ese algún día llegue pronto. —El más joven en un susurro expresaba entre besos no podía resistirse a sus encantos, su corazón enamorado le hacia cohibirse cada vez menos con el pasar de las semanas, la confianza era tal que no permitía timidez alguna.

—¿Estás segura que quieres ir? —Cuestionaba con evidente recelo Dana a su amiga cuando estaban en un taxi por el centro de la ciudad.

—Ya no puedes retractarte cuando estamos a unas calles, además fuiste tú quien me dio la idea.

—Si pero yo lo decía de broma, esa idea tuya de que tu Nathan tiene algo con Michael es media loca, apenas si se hablan cuando estamos en la biblioteca.

—Por lo mismo porque estamos ahí es que no se hablan.

Alegaba en un murmullo recordando también el detalle de que hace unos días atrás cuando pasaba por la escuela cuando anochecia, desde la ventana del auto en que su padre la llevaba vio como ellos dos estaban hablando muy animados en la entrada, lo extraño no era su amistad sino el hecho de ocultarla frente a ellas, a todos. Este hecho no le contó a su amiga, ellos tampoco la vieron esa noche al parecer estaban demasiado concentrados en su conversación para notarla; era quizás una simple sospecha pero la guardaba para si misma por temor a quedar como tonta al final. Aún así pretendía comprobar de alguna forma esta sospecha no tanto porque estuviera muy interesada en el muchacho como antes sino para saciar su curiosidad ¿O tal vez algo más impulsaba esta insistencia?