El chico de la biblioteca

Capítulo XIV. Una desesperante revelación

"Demasiado perfecto, sin aparente defecto alguno ¿Era real o una simple ilusión?"

La madre de Nathan ciertamente estaba más que ilusionada con el hombre con quien salía, a simple vista todo un caballero aunque en el trato con ella lo confirmaba. Galante, atractivo, agradable, trabajador y honesto. ¿Qué más podía pedir? Era el prospecto perfecto para ser su nuevo esposo, ya podía imaginarse tontamente pasar los dias hasta su vejez junto a él, pero suponía que era normal la sensación de recelo y desconfianza que le abrumara un poco por la experiencia de un matrimonio fallido a cuestas. 

Trataba de convencerse así misma que era correcto el darse una nueva oportunidad en el amor pero eso no disipaba el temor a ilusionarse y que hubiera la posibilidad de salir lastimada, era el vago pensamiento que en su mente rondaba cuando tenía en frente suyo al hombre de afable sonrisa que provocaba que su corazón volviera a latir al amor. En el restaurante cenaban tranquilamente mientras compartían un ameno diálogo.    

—¿Quieres ir al cine después de cenar? —Cuestionaba este hombre mirándola fijamente con afecto, notando esperaba su respuesta aunque suponía por la forma en que vio su reloj le daría una negativa.— Por un rato más que tu hijo se quede solo no le pasará nada. Vamos, están dando una pelicula que he querido ver toda la semana.

El insistía a manera de ruego para convencerla mientras acariciaba su mano sobre la mesa, ella sonreía halagada dudando sobre aceptar o no la invitación por la manera en que lo pedía era casi imposible negarse, quería decir que si pero pensaba en su hijo a quien suponía que estaba solo, sin sospechar que estaba muy bien acompañado disfrutando su velada nocturna de sábado junto a Michael.

Los jóvenes como dueños de su propio mundo se deleitaban uno del otro entre besos y caricias en la cama, que era muda testigo del amor físico que se regalaban esa noche, el ímpetu de sus cuerpos semidesnudos fue detenido cuando el timbre de un celular resonó en la habitación. En un sobresalto Nathan se separaba de sus brazos, ansioso y un tanto nervioso buscaba entre las sabanas su atrevido teléfono, hallándolo tomaba una bocanada de aire para responder a su madre que interrumpía su idilio amoroso.

—¿Qué sucede mamá? ¿Ya vas a venir? —Le cuestionó con muy disimulada tranquilidad siendo un manojo de nervios en realidad esperando que fuera negativa su respuesta, aún era temprano para que regresara, salía de la habitación con el ceño fruncido porque Michael no dejaba de hacerle señas medias obscenas desde la cama.

—No todavía no voy a llegar a casa te llamaba a decirte que me quedaré un poco más tarde porque voy a una función del cine. ¿Estarás bien? 

—Si, estaré bien... No soy un niño pequeño. —Murmuraba en voz baja a veces le incomodaba que su madre lo tratara como tal aunque en ocasiones se comportara así— Disfruta la pelicula y no te preocupes por mi.

Entrando de nuevo a la habitación dejaba el teléfono en el escritorio sin pronunciar palabra alguna, tomando ahora entre sus manos su ropa del suelo pretendía vestirse.

—¿Ya viene tu mamá? —Le preguntó un poco confundido porque estaba demasiado tranquilo si era asi, pero contradictoriamente tampoco venia a la cama para seguir en su amorío— Dime... 

—No se va a quedar un rato más. 

—Entonces ven a la cama... No hemos terminado. —Replicó algo caprichoso.

—¿Cuando iremos al cine? ¿Cuando haremos cosas de una pareja normal? 

Michael no entendía el motivo de esas preguntas porque no era precisamente el quien quería mantener en secreto su relación, era el joven de pie frente suyo que no quería "salir del closet" así que no comprendía a que venia ese casi reproche que no era justificado.

—Todo depende de lo que tu decidas. Yo puedo hablar con tu madre estoy seguro que ella aceptaría lo nuestro con tal de verte feliz así que no entiendo tu reproche.

Nathan suspiraba cerrando los ojos, aun medio vestido se recostaba pesadamente en la cama, veia a de reojo al otro que acomodandose cerca suyo acariciaba su rostro y cabello.

—Creo que el reproche no era para ti... Era para mi... —Apenas se le escuchaba por decirlo en un murmullo sentia sus manos acariciarle tan dulcemente— También creo que es hora de decírselo, será peor si lo descubre mucho después y se de cuenta de que se lo oculté tanto tiempo además si ella lo aprueba no me importará lo que digan los demás.

—Creo que si... Pero sugiero que esperemos un poco.

—¿Ya no quieres decirselo?

—No es eso... Es solo que tu madre parece que está bastante entusiasmada con ese pretendiente, si se lo decimos ahora quizás afecte esta relación que apenas se va fortaleciendo. No digo que esperemos meses pero unas semanas más a ver como va ella. ¿No crees? 

—¿Crees que ella se impresione mucho? ¿Le afecte a ese punto?

—Supongo que si, enterarse que su único hijo no le dará nietos... Deberá ser duro de afrontar.  —Le decia burlón con una mueca para fastidiarlo.

—Contigo no se puede hablar en serio. —En un refunfuño lo regañaba. 

—Me excita verte enojado ¿Qué puedo hacer? —Susurraba con erotismo a su oído mientras se lanzaba sobre su cuerpo que tiritaba también ansioso aunque parecía poner fingida resistencia, en medio de juguetes se amaban, no podían desaprovechar los minutos extras que se les había otorgado.

 

—La noche es joven todavía... —Se escuchaba decir a un hombre cuando tomado de la mano de Sara salían de la sala de cine.

—Bueno... Nosotros ya no somos tan jóvenes. 

Ella musitaba en tono casi burlón mientras caminaban a paso lento como queriendo ambos alargar así la agradable cita que tenían aunque era inevitable que ya acabara porque era casi cerca de medianoche llegando hasta el auto de ella en el estacionamiento pretendían despedirse.

—¿Estarás bien? Debería ser un verdadero caballero y llevarte hasta tu casa.




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