El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO DOS.

 

 

II. Ni siquiera sabes si te encontrarás.

 

 

Abril Martinelli

 

 

Después de un ajetreado día de clases, me dirigí hacia la cafetería dónde trabajo con Leandro y Nala, mis compañeros de trabajo.

 

— Finalmente llegaste, ya no soporto a esta maldita chinche — exclama Nala, y yo rio un poco

 

— Hola — susurro, pero, Leandro, casi me tira al piso cuando se lanza sobre mí

 

— Llegó mi mesecito favorito — habla, con la alegría que lo caracteriza

 

— Ya déjala, pareces garrapata — murmura la chica rodando los ojos

 

— ¡El que ya no los soporta soy yo! — espeta Rafael, mi jefe, que sale de la cocina — Abril, estoy pensando en subirte el sueldo. ¿Cómo eres capaz de soportarlos todos los días? — pregunta incrédulo, y yo niego con la cabeza

 

— Uno se acostumbra, señor... — bromeó, mientras me colocó mi mandil con el logo de la cafetería.

 

El uniforme era bastante sencillo. Solamente era un pantalón de mezclilla, una blusa de vestir, blanca; y, el mandil negro.

 

— Iré por algo de comer, ¿quieren algo? — pregunta mi jefe, a lo que mis compañeros asienten, pero yo niego — Bien, se los descuentos de su paga. — habla saliendo del local

 

— Maldito viejito. — murmura molesta — Y luego, según él, nos paga demás...

 

— Creí que te irías más temprano hoy... — digo mirándola, y ella asiente dándome la razón

 

— Y lo haré. Pero volveré a cubrir a Dayana. Ya no tardan en llegar por mí una amiga, necesito ir a resolver unas cosas, pero no tardaré demasiado en regresar... —explica, y en ese momento; entra una de sus amigas —. Me voy, resiste unos minutos. Suerte con la garrapata — susurra y yo rio.

 

— Bien, cerebrito. Ahora vuelvo, que iré a hacer H2O — informa feliz, pero yo lo miro confundida

 

— ¿Agua? — pregunto confusa, y el asiente

 

— Si, ¿cómo es el símbolo?

 

— Una "H" un "2" y un "O"

 

— Bien, pues yo iré a hacer del 2 — habla divertido y yo pongo un gesto de asco

 

— ¿Esa es tú forma de coquetear? Porque sí es así, entonces ya tienes mi corazón — bromeó, pero el solo alza una ceja

 

—  Si yo te coqueteará de verdad, te aseguro que ahora no estaríamos trabajando en esta cafetería, chica — dice con una sonrisa. Siento como me sonrojo —, pero tenemos clientes. Te toca. Ahora vuelvo — murmura, yéndose

 

Me di la vuelta, para atender a los nuevos clientes y me diera su orden

 

— Buen día, bienvenidos a la cafetería Delight coffee shop, ¿ya saben qué pedirán, o desean que les muestre el menú? — preguntó, sin levantar la mirada.

 

— Nos puedes traer el menú, por favor — me pide una chica y yo asiento

 

— Enseguida se los traigo — hablo, para dirigirme por ellos. Cuando vuelvo, les tiendo la carta a cada uno de las personas que se encontraban en la mesa cuatro

 

Pero me sorprendo un poco al ver aquel chico de ayer, el mismo que me salvó después de que un auto estuviera a punto de atropellarme...

 

Ahora que lo veo mejor, es bastante atractivo. Tiene ojos azules. Pelo negro con ciertos risos, labios bastante carnosos, y es de tez blanca....

 

Seguramente ni siquiera me recuerda, en fin, le debo, sin duda alguna, un favor...

 

— Me puedes traer un croissant y un frappuccino, por favor — habla la misma chica y yo comienzo a anotar en mi pequeña libreta

 

— A mí unas donas de chocolate, con un café sin leche...

 

— Un jugo de naranja y unas crepas, por favor — habla otro chico, y yo miro al ricitos, esperando a que me pida algo

 

— ¿Me puedes recomendar algo? — me pregunta, y yo lo pienso un poco

 

— Tal vez, le recomiendo una limonada, con tartaletas de fresa, es la especialidad de hoy — murmuró un tanto nerviosa

 

— Pues, entonces quiero eso — dice con una sonrisa de lado

 

— Ahora vuelvo — murmuró.

 

— ¡Ya estoy de vuelta, mesecito! — exclama Leandro y yo sonrió

 

— Bien, ve a atender a la otra mesa, garrapata — digo, y él me mira ofendido

 

— Ya no me gusta que hables con Nala, es una mala influencia. — masculla, yéndose hacia la otra mesa 

 

— ¡Ya volví! — dice Nala

 

— Creí que tardarías más — pregunto mientras comenzó a servir

 

— Era rápido — habla secándose las manos

 

— Lleva esto a la mesa cuatro. Ahora te doy lo demás — hablo y ella asiente, llevándose la comida

 

¿La gente desayuna tan tarde? Son casi las dos de la tarde, y el local comienza a llenarse...

 

En fin...

 

— Un frappé de moka, y uno de oreo — me pide Leandro mientras sirve un par de bocadillos

 

— Ahora voy

 

— No los puedo dejar solos ni media hora, porque me llenan el local. — bromea mi jefe llegando a nuestro lado — Por eso son mis trabajadores favoritos

 

— ¿Entonces nos subirá el sueldo? — pregunta Nala, pero Rafael, se hace el que no escucha

 

— Ve a atender a la gente. Es demasiada, Nala — ella hace un gesto, antes de ir a atender a otra mesa

 

Atendí un par de mesas más, mientras mis otros compañeros limpiaban más mesas o preparaban órdenes. Y mi jefe, daba las facturas...

 

Me senté en una de las sillas de la barra, a lado de Leandro, quien sonrió un poco




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