El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO TRECE

 

 

XIII. La verdad

 

 

Abril Martinelli

 

 

— ¿Qué haces aquí? — pregunta acercándose la chica de la otra vez

 

Instintivamente, me aparte un poco de ellos, algo que Alejandro percató y provocó que frunciera su ceño

 

— Lo mismo me pregunto — murmura en un tono frío

 

— ¿Qué pasa, Alex? — le pregunta con una sonrisa

 

Me sentía tan fuera de lugar. Literalmente ellos hablaban a través de la mirada. Alejandro se giró hacia mí, antes de volver a hablar, pero un poco más tranquilo

 

— Ahora vuelvo. Si quieres entra. Te alcanzo allá adentro — solamente asentí antes de ver como ambos se alejaban

 

Después de unos minutos, logré entrar al bar y me dirigí hacia la barra. Me pedí una cerveza, para después dirigir mi mirada hacia la puerta, esperando a que él entrará al bar

 

El barman se quedó por donde yo estaba, antes de comenzar a hablar

 

— Usted no es cliente frecuente, ¿verdad? — pregunta limpiando un poco la barra

 

— No. Acompañe a una amigo. Pero él esta afuera, ocupado... — respondo antes de darle un trago a mi bebida — ¿Se me nota mucho que no vengo siempre aquí?

 

— Un poco. Nunca la había visto. Normalmente, la mayoría de clientes ya son frecuentes...

 

— No acostumbro a salir mucho de fiesta...

 

— ¿Niña buena? — pregunta con una ceja alzada, y una sonrisa de lado

 

— Intermedia — confieso con una sonrisa, haciendo que él ría

 

— Me agradas... — murmura, pero en eso lo llama otro de sus compañeros —. Ahora vuelvo

 

Se alejo un poco de mí dejándome nuevamente sola. Mire la hora en mi teléfono, y aproveche para avisarle a Tomás que me tardaría un poco

 

Respondí algunos mensajes de mis padres, antes de dirigir mi mirada hacia la entrada

 

 

¿Regresaría? No es capaz de dejarme aquí sola ¿verdad?

 

 

— Señorita — escucho nuevamente la voz del barman — ¿Desea algo más? — pregunta, yo negué.

 

Bajé mi mirada un poco, antes de suspirar

 

No tardaría. El nunca me dejaría plantada... Confiaba en él...

 

Espere cinco minutos, diez, quince, veinte, veinticinco y treinta minutos... No apareció. Sin saber por qué, sentí un nudo formarse en mi garganta. Pedí la cuenta, —la cuál tardó bastante en llegar—, para después dirigirme hacia la salida

 

Sentí mis oídos zumbar, pero aún así continúe caminando, cada vez más rápido. Quería llegar a mi casa, quería llegar a mi cama y quedarme ahí

 

Pero, pasó nuevamente. Una luz hizo que no pudiera ver. Provocó que cerrará fuertemente los ojos. Justo cuando espere a sentir el impacto, alguien me jaló, evitando que el auto me golpeará

 

— ¡Abril! — escuche como gritaba asustado cuando me ayudó a ponerme de pie

 

Tomo mi cara entre sus manos analizadome cada facción. Tratando de saber si me había hecho daño

 

— ¿Estás bien? — pregunta, pero solo puedo asentir — ¿A dónde ibas?

 

— A casa... — murmuro alejándome de él —. Gracias por todo — susurro antes de darme la vuelta e intentar seguir con mi camino

 

Pero antes de que pudiera avanzar, el me detuvo

 

— ¿Pero por qué te vas? Aún no hemos entrado y...

 

— Alejandro ya..., te esperé ahí adentro durante media hora..., lo mejor es que yo me vaya...

 

— ¡No! ¡Espera! — habla nervioso — Yo... eh... estaba haciendo unas cosas... vamos adentro y...

 

— No. — lo interrumpo — Adiós.

 

Me di la vuelta, para después continuar con mi camino. Esta vez no me detuvo. Me había dejado ir...

 

Sentí algunas lágrimas salir las cuales intentaba limpiar, aunque no servía de mucho, cada vez salían más rápido

 

Pero en ese momento, sentí mi teléfono vibrar anunciando una llamada de un número desconocido

 

 

— ¿Hola?

 

— Hola... 

 

— ¿Alejandro? — preguntó confundida.

 

— Soy yo...

 

— ¿Cómo tienes mi número?

 

— Digamos que asalte tu contacto en el teléfono de Nala, Betty — sentí mis mejillas arder en cuanto ese apodo salió de él

 

Sabía que Nala me tenía agregada como Betty ​​​​​​, ya que yo podía pasar horas y horas viendo la misma serie, la había visto más de dos veces y la seguía viendo. Pero no tenía relacionado que él había visto ese contacto... 


 

— ¿Qué necesitas? — preguntó, intentando sonar segura, y de ocultar mi voz que hasta cierto punto, se escuchaba quebrada

 

— Qué me digas como hacer que perdones ha este estúpido ser, que camina tras de ti...

 

Me gire instintivamente hacia atrás mío, y lo vi ahí, sonriendome un poco

 

— ¿Me has estado siguiendo? — preguntó, sin moverme de mi lugar

 

— Probablemente... — él se continuó acercando. Hasta tener que levantar la vista para poder mirarlo a los ojos — ¿Entonces? — trague saliva al recordar su pregunta

 

No se si es gracioso o triste, pero jamás me había pasado que la gente hicistiera tanto en que la perdonará. Simplemente actuaban como si no les interesara, y seguían con su propia vida

 

— ¿Qué quieres de mi, Abril? — pregunta jugando con un mechón de mi pelo

 

— ¿Qué quiero de ti? — susurro cuando veo como se comienza a acercar. Veo como asiente, haciendo que yo sonría un poco — La verdad

 

— ¿De qué?

 

— ¿Por qué estas tan interesado en mí?

 

— Porque me gustas..., y lo peor de todo es que me gustas sin tan siquiera conocerte...




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