El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO VEINTIDÓS

 

 

XXII. Vanessa

 

 

Alejandro Schieber

 

 

— ¿Qué estás haciendo tú aquí? — pregunte, mirando de arriba a bajo a Vanessa, quien se encontraba a lado de Joana

 

— Hola hermano, un gusto verte de nuevo. Yo también te extrañe, y no te preocupes, estuvo muy bien el viaje

 

— Déjate de tonterías — rodee los ojos, irritado por su sarcasmo — ¿Qué haces aquí?

 

— Vine a visitar a mi hermano mayor...

 

— Hace unos meses que viniste. No había necesidad de volver a venir

 

— Tu entusiasmo al verme me llena de alegría

 

— Si que bien. Ya se a lo que viniste. Dile a mi padre que no lo haré, y si quiere, que me saque de su estúpido testamento, que desde hace años que no dependo de él

 

Mi tono hosco, provocó que ella diera un paso hacia atrás, antes de volver a hablar, pero está vez, en un tono preocupado

 

— Alejandro...

 

— No me llames así — dije, secamente

 

— Yo... eh.... estaré arriba — ella subió las escaleras de la gran mansión en la que vivía, dejándome en la sala, solo con mi hermana

 

— Alex..., papá solo te quiere cuidar..., no quiere que cometas algún error que...

 

— Él error que el está cometiendo con la señora con la que se casó — la interrumpí

 

— Ella es una buena mujer..., solo dale la oportunidad que se merece y...

 

— Basta, Vanessa. Si solo quieres que me alejé de Abril no lo conseguirás. Y mucho menos, me casaré con Keyla

 

— Pero ella y tú fueron novios por mucho tiempo y...

 

— Hasta que ella decidió engañarme con tu hermanastro — ella entreabrio los labios, sorprendida.

 

— Eso no es verdad

 

— Claro que lo es. Yo mismo lo vi...

 

— Pero...

 

Note como la desilusión lleno sus ojos, y su labio inferior empezó a temblar..., la verdad dolía, y a ella más cuando ese bastardo era la luz de sus ojos

 

¿Y yo? Bueno, yo solo era el chico que para muchos, ella a mi no me importaba. Vanessa sabía que no era verdad eso, ella sabía lo mucho que la quería, pero también sabía lo mucho que odiaba a nuestro hermanastro, y entonces fue cuando pasó..., cuando decidió preferirlo a él, y olvidarse de mí...

 

— Si eso es todo. Me tengo que ir... — murmure, fríamente. Ella me miró, note las lágrimas en sus ojos, pero no me permití mostrar ninguna expresión

 

— ¿Por qué nunca me dijiste nada? 

 

— Si lo hubiera hecho, ¿me hubieras creído? — su silencio fue lo único que necesite, para sonreír amargamente —. Eso mismo creí...

 

Pase por su lado sin siquiera despedirme de nadie, pero cuando estuve por cruzar la puerta, escuché como me hablaba

 

— La quiero conocer..., quiero conocer a la chica que hace que mi hermano cambie...

 

— Puedes quedarte en mi departamento si quieres. Pero a ella ni se te ocurra acercarte.. — hable con fuerza, girandome hacia ella, quien me miró con una sonrisa triste

 

— Sabes que algún día se enterara de la verdad, y no puedes hacer nada para evitarlo

 

— Lo sé perfectamente, al igual que se que no puedo hacer nada para que eso no suceda. Pero por lo menos, intentaré que ese día no sea pronto...

 

— No te quiero ver sufrir Alex, odio verte así...

 

— Entonces hubieras pensado eso antes de irte con él, sabiendo todo lo que nos hizo a mí y a mamá...

 

Su expresión se convirtió en una de dolor, pero la ignore y salí de ahí. El aire tibio golpeó mi cara cuando estuve fuera de esta.

 

La rabia me invadió y la desquite con el acelerador del carro. No me di cuanto tiempo maneje, pero estaba parado en un risco, mirando la ciudad desde aquel punto

 

Saque la cajetilla de cigarrillos de la bolsa trasera de mi pantalón. Los encendí para después darle una larga calada

 

Casi no fumaba, solamente lo hacía cuando sentía el estrés o enojo apoderarse de mí. Y bueno, digamos que la llegada de mi hermana no fue la mejor cosa que pude haber pasado

 

Mi teléfono vibró, y por un momento estuve por apagarlo y deshacerme de este. Pero entonces fue cuando note la dueña del mensaje

 

 

Mi Bril

 

 

— Debo aceptar que estoy un tanto nerviosa. No sé qué ponerme. Y estoy luchando por no mandarle algún mensaje y preguntarle a dónde me llevará...

 

 

Frunci el ceño, antes de que una pequeña sonrisa aparecieran en mi. ¿A caso se habría confundido de conversación?

 

 

Con lo qué sea te verás hermosa

 

 

Cuando las palomitas se pintaron de azules, pude notar como sus mejillas se enrojecian de la vergüenza. Estaba seguro que no sabía que escribir, porque sólo estaba en linea, antes de que aparecieran las pequeñas palabras de "escribiendo", las cuales, a los segundos dejaron de aparecer sin que ningún mensaje llegara

 

Volvía darle la última calada antes de tirarlo y darme la vuelta

 

 

Hoy vería a mi Bril de nuevo...

 

 

(***)

 

 

Estacione mi auto en el aparcamiento de aquel gran campus antes de comenzar a caminar hacia las canchas de fútbol.

 

La mayor parte de las personas comenzaban a salir debido a que el partido ya había terminado. Sentí la mirada de varias personas que decidí ignorar. Solamente quería llegar a lado de mi Abril




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