El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

 

 

XLIV. La invitación

 

 

Abril Martinelli

 

 

Mis ojos se abrieron un poco más al escuchar aquellas palabras salir de su boca. Note cierta emoción contenida en su voz, pero también vi el nerviosismo en su mirada al esperar mi respuesta.

 

— ¿Abril? — intente reaccionar, pero no podía, todo estaba intentando entrar en mi cabeza

 

— ¿Verás a tu mamá de nuevo? ¿Piensas arreglar las cosas con ella?

 

— Tal vez. En unas semanas es su cumpleaños y quiero ir a verla, tiene años que no la veo, y no sé... — sus ojos se desviaron antes de encogerse de hombros

 

— ¿Vanessa sabe de esto?

 

— Sí. Ella nos acompañará — habla, antes de que reaccionara y se pusiera más nervioso —, si es qué quieres venir

 

— Me encantaría ir, de verdad, pero no tengo el dinero suficiente para pagar mi boleto, Alejandro — murmuro avergonzada

 

— ¿Y quien dijo que tu pagarías? Yo te estoy invitando, obviamente yo pagaré todo lo que quieras

 

— No me siento cómoda, y...

 

— Por favor Abril. Es un momento muy importante para mí. Ya han pasado más de cinco años que no la veo, y necesito que tú estés ahí, por favor...

 

Yo lo mire, antes de apretar mis labios en una dura línea. Suspire un poco antes de hablar

 

— Esta bien, pero debo de ver lo de mi universidad, no puedo faltar así como así...

 

— Tranquila yo me puedo arreglar con tus profesores

 

Habla guiñandome el ojo, yo le dedique una mirada de advertencia

 

— Alejandro...

 

— Solo si uno se pone molesto, ¿si? — yo rodé mis ojos divertida — Déjame consentirte, de que te sirve tener un novio millonario si no dejas que te llene de lujos

 

— Para empezar, ni siquiera somos novios. Y segundo, yo no te pedí que fueras millonario, y mucho menos que me consintieras

 

— Ignorare lo primero porque dolió y porque se que próximamente lo seremos — comienza, deteniéndose un poco cuando la comida llega, para después continuar —. Y segundo, no lo pediste, te cayo como un ángel caído del cielo

 

— Pues no creí que los ángeles fueran tan molestos...

 

— Gracias por el cumplido

 

Yo reí, antes de comenzar a comer. Realmente estaba buena la comida. Yo mire todo el lugar, las personas tan refinadas que había aquí. Los platos y las copas que seguramente costaban más que la cuota de mi universidad. Mire a Alejandro, cada accesorio y prenda que no imaginaba lo costosa que seria. Él se miraba tan familiarizado con todo esto. Él pertenecían tanto a esto

 

— ¿Qué pasa? — me pregunta cuando ve que sonrió

 

Lo mire, apoyando mi rostro en mis manos que estaban hechas puños

 

— No se porque no me di cuenta de todo — susurre, el frunció su ceño sin entender a qué me refería —. Me refiero a quien eras realmente. Si tú te ves de este mundo. Te ves realmente como un maldito millonario

 

Él hizo una mueca, antes de tomar de su vino blanco

 

— No lo sé. Fue bastante pesado y difícil...

 

— Fue casi un año ocultadome la verdad, eso es realmente asombroso. Ni siquiera lo sospeche, o bueno, tal vez esa vez que fuimos al supermercado y llevabas gafas y gorra se me hizo muy extraño, pero jamás en mi maldita vide creí que serias un millonario

 

— Nadie lo pensaría...

 

— Supe que mi mamá fue hablar contigo — dije antes de que pudiera pensarlo. Él frunció ligeramente su ceño

 

— ¿Qué?

 

— Diego me lo dijo hace unos días...

 

— ¿Te dijo de que hablamos ella y yo?

 

— No... — dije, el sonrió, esperando a que yo preguntará

 

— Dilo, yo que que deseas decirlo

 

— ¿De qué hablaron? — él rio, antes de negar

 

— Sabia que lo preguntarías. Pero no te lo diré

 

— ¡Dijimos que no abría mentiras!

 

— ¡Yo no he dicho mentiras! — se defiende mirándome. —. Eso es un secreto entre tu madre y yo

 

Yo resople irritada, pero no insistí 

 

— Sí que le alegró verme a Bruce

 

Habla, yo mire cada gesto que hizo mientras lo mencionaba, al mismo tiempo que escuchaba cada palabra que llegará a decir de él

 

— Me ama — ironiza, con una sonrisa de satisfacción en su rostro —. Me alegra compartir el mismo sentimiento con él.

 

— Hablo conmigo hoy — susurre, algo nerviosa, está vez la mirada de Alejandro se hizo en una neutra, olvidando el rastro de diversión en su rostro

 

— ¿Qué te dijo? — preguntó, me sorprendí al cambio tan brusco de su voz. Como podía cambiar todo su humor de un segundo al otro

 

— Me preguntó qué si planeabamos volver, y yo le conteste que estábamos viendo que tan bien iba todo. Él me dijo que no lo hiciera, dijo que después de todo lo que me hiciste no merecías que yo estuviera contigo. Le dije que no se metiera, que no era su asunto. Que él no tenía ningún derecho a opinar sobre lo que solamente tu y yo habíamos pasado

 

Alejandro no dijo nada, pero note como apretaba en puños sus manos. Mordí el interior de mi mejilla nerviosa; él tomó una poco de su vino antes de hablar

 

— Tiene razón — admite. Yo frunci mi ceño, ¿qué estaba diciendo? —. Pero nunca le dará la satisfacción que lo sepa. Tal vez sí, no te merezca Abril, pero sacrificaria al universo entero para merecerte.

 

« Muchas personas no quieren que estemos juntos, eso lo sé. Pero yo quiero luchar para que los estemos. No va a ser fácil y estoy seguro de eso; pero estoy más seguro que tu eres la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Ya es hora de que tú y yo estemos juntos, que seamos realmente felices sin importar los que los demás piensen...




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