El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO CINCUENTA Y UNO

 

 

LI. Madre e hijo

 

 

Abril Martinelli

 

 

Mire aquella puerta pensado muy seriamente en lo que haría. ¿Qué era lo peor que podía pasar? ¿Qué me echará de ahí? De mejores lugares me habían corrido despues de todo

 

Tome un poco de aire antes de ponerme de pie y tocar un par de veces la puerta. Pasaron unos segundos y creí que no contestaría, hasta que escuche un ligero "pase" desde del otro lado.

 

Abri lentamente, y le sonreí un poco cuando nuestros ojos se encontraron

 

— ¿Necesitas algo? — preguntó sentándose en la cama, yo cerre la puerta detrás de mí, y jugué con mis dedos un poco nerviosa

 

— Yo, ehhh, me quería disculpar por lo que paso hace rato. Jamás creímos que pasaría eso...

 

— Esta bien... — susurro, antes de desviar la mirada y hablar algo dudoso — ¿e-ella te preguntó por mí? — yo sonreí, sentandome a su lado ya acariciar sus rizos

 

— Claro que sí. También me dijo que cuidara de ti. Se nota desde lejos lo mucho que te extraña y lo mucho que te ama

 

Pude notar como sus ojos brillaban un poco y una pequeña sonrisa amenazaba por salir de sus labios. Él me miró directamente a los ojos, antes de suspirar y abrazarme por la cintura

 

— Perdón por cómo te trate. No era mi intención hablarte de esa forma

 

— Tranquilo, estabas molesto. Ya no importa

 

— Si importa, por más molesto que estuviera no debi de hablarte de esa forma — yo le sonreí, sintiendo mi corazón acelerarse como nunca antes

 

Lo mire a los ojos, sintiendo como todo desaparecía, solo éramos él y yo, me acerque a él y uní nuestras frentes, antes de sonreír

 

— No tienes ni la más mínima idea de lo enamorada que estoy de ti...

 

— Te amo Abril

 

— Y yo a ti ricitos...

 

 

Al día siguiente

 

 

Mire con entusiasmo a Vane, quien estaba igual o incluso más feliz que yo. Hoy era el gran día, Alejandro se reencontraria con su madre, y ambas estábamos ajustando los últimos detalles, todo esto era hermoso, Alejandro no había escatimado ni un solo centavo para arreglar este lugar, y era precioso

 

— Es hora de irnos, ¿estas lista? — me pregunta, yo suspiré antes de asentir

 

— Lo estoy, vamos — ambas salimos de aquel lugar, antes de dirigirnos hacia mi habitación. Todo sería llevado acabo en la terraza del hotel donde nos hospedamos. Sería una cena bastante especial.

 

Yo y Vane, iríamos por la señora Annye y la traeriamos con engaños, diciéndole algo así como que iríamos a cenar o no lo sé. Aún no estábamos seguras de que era lo que diríamos exactamente. Algo se nos ocurriría

 

Toque la puerta de ricitos un par de veces hasta escuchar un pase de parte de él, ahí se encontraba Henry, quien tenía una sonrisa de oreja a oreja, tal como era costumbre

 

— Hola, hola, hermanito, ¿estas listo? — Alejandro negó un par de veces, yo le sonreí, acercándome a él, y ayudando a acomodarle la corbata

 

— Tranquilo, todo saldrá bien, ya nos encargamos de todo

 

— ¿Y si no me quiere ver? — me pregunta en un susurro, yo lo mire a los ojos, frunciendo mi ceño

 

— No digas estupideces, te aseguro que tu mamá daría lo que fuera por verte de nuevo — una sonrisa salió de esos hermosos labios, antes de alejarse de mi, y suspirar

 

— Tienes razón, todo estará bien

 

— Abril, es hora de irnos, si queremos que todo salga con el horario planeado, aún tenemos que saber que le diremos a mamá

 

— Vamos, nos vemos después. — me despido, y antes de salir de la habitación, Vanessa mira a Henry

 

— Más te vale que no hagas ninguna estupidez en lo que volvemos

 

— No prometo nada — ambas lo miramos mal, antes de salir de ahí

 

Debía admitir que estaba algo nerviosa, no sabía muy bien que iba a pasar, o mejor dicho, como iba a pasar. No estaba totalmente segura de cómo terminarian las cosas, mucho menos de cómo reaccionaria la señora. Solo rogaba a Dios porque todo saliera bien. Estaba cansada de ver a Alejandro sufrir. Él merecía ser feliz finalmente

 

Llegamos a una casa a unos 10 minutos del hotel en donde estábamos, era un barrio bastante acogedor y familiar.

 

— Espera aquí, ahora vuelvo — yo asentí, antes de suspirar y mirar mi teléfono

 

Respondí algunos mensajes pendientes de mis amigos, y de mi familia. Frunci ligeramente mi ceño cuando el mensaje de un número no registrado apareció, algo dudosa lo abrí, y frunci aún más mi ceño confundida

 

Era una foto de Alejandro y otra chica, dentro de un auto, solos; parecía que era afuera del hotel donde nos quedábamos. No pasaba nada raro o algo por el estilo, más no dejaba de ser incómodo ver a la persona que amabas estar a solas con una mujer de origen desconocido

 

Cerré el mensaje y solo mire hacia la ventanilla. No sabía que pensar, o mejo dicho como reaccionar, después de todo solo era una simple foto. Pero bueno, no sabía con qué intenciones la habían mandado y mucho menos sabía quién lo había hecho.

 

— ¿Abril? — escucho la voz de Van, a un lado mío, yo parpadee un par de veces reaccionando a su llamado antes de sonreírles a las dos mujeres algo apenada

 

— Perdón. Señora Annye, ¿cómo está? — la saludo con una sonrisa, que ella me devuelve

 

— Hola, Abril. Muy bien, ¿y tú?

 

— Igual. Se ve hermosa

 

— Gracias, aunque viéndolas a ustedes, siento que esta algo exagerado, aunque Vanessa dijo que estaba bien




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