El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO CINCUENTA Y TRES

 

 

LIII. La conferencia

 

 

Abril Martinelli

 

 

Después de ese día, no lo había vuelto a ver, ni siquiera cuando volvimos a Italia. Él no había viajado como nosotros. Solamente Henry y Vanessa iban en el vuelo

 

No me había atrevido a hablarle a ninguno, no era capaz de hacerlo. Así que cuando me dejaron frente al edificio donde vivía, me sorprendió un poco cuando Vanessa habló

 

— Sinceramente no se que pasó, él no me dijo nada, pero, sea lo que sea Abril, espero que hayan tomado la decisión correcta. Porque no quiero volver a verlos sufrir a ambos — yo desvíe mi mirada, sintiéndome cada vez peor, hasta que tome el valor suficiente y la mire

 

— Cuidalo mucho, por favor. No lo dejes nunca solo. Y si un día necesitas de mi ayuda, no dudes en llamarme — ella me sonrió nostálgica, pero aún así sonrió

 

— Lo haré. No te preocupes. Cuidate mucho. Espero algún día volver a vernos

 

Y sin más, cerro las puertas de aquella camioneta negra. Mire como se alejaba, antes de suspirar y caminar hacia la residencia

 

Abri la puerta de esta, y la cara de sorpresa Samantha, delató que no esperaba verme ahí. Aún así, fue como si tan solo bastará ver mi expresión para saber que algo no había ido bien

 

Deje mi maleta cerca de mi cama y me senté en esta, podía sentir su mirada, antes de que se acercara a mí

 

— ¿Quieres hablar? — me pregunto muy bajito, y justo en ese momento, fue como si el golpe de la realidad me pegará tan fuerte que las lágrimas no tardaron ni diez segundos en caer

 

— Lo arruine todo — dije cubriendo mi cara con mis manos.

 

Ella solo me abrazo y me dejó desahogar, pero sabía que nada funcionaría, quería a Alejandro a mi lado aun cuando fui yo quien estaba vez lo había alejado

 

— ¿Qué fue lo que pasó? — volvió a preguntar, yo intente contener el llanto para poder hablar

 

— No me sentía preparada. El miedo a que me volviera a lastimar estaba ahí y... — un sollozo corto mi voz y volví a llorar sintiéndome devastada 

 

— Tal vez era lo mejor, Abril. Puedes buscar ayuda psicológica para ti. Necesitas terminar de sanar y después veremos que pasa. En un futuro después de la terapia tal vez lo puedes volver a buscar e intentar algo con él, o no lo sé... 

 

— Ni siquiera se si está vez me esperara — ella solo me miró peor no dijo absolutamente nada 

 

No lo quería lastimar, y no me quería lastimar más a mí. Pero ahora no sabía que pasaría después. No sabía si él me seguiría esperando, no sabía nada. Todo volvía a quedar en incógnita. Una incógnita tan cruel y dolorosa... 

 

 

Alejandro Schieber

 

 

Miraba a través las nubes del cielo que poco a poco íbamos dejando atrás. Tomé un poco del líquido amargo que llevaba antes de dejarlo en la pequeña mesita del jet

 

Aún podía escuchar su voz diciendo que era mejor acabar con todo. Que aún no se sentía lista. Que no podía confiar en mí aún. Jamás olvidaría su voz quebrandose de dolor. Me sorprendí que pude ser lo suficientemente fuerte frente a ella, aunque por dentro estaba muriéndome de dolor

 

Notaba la culpabilidad, pero ambos sabíamos que yo interferia demasiado en eso, yo había sido el culpable de todo

 

Suspiré, recargando mi cabeza en el asiento. Ese día, justo ayer, le iba a pedir que fuéramos novios de nuevo, ya estaba todo preparado, hubiera dado mi vida entera por haber podido llegar a ese momento. Por que ella viera todo lo que había preparado

 

Cerré mis ojos, y la mire, pude recordar su sonrisa, y también como me recordaba lo mucho que me amaba mientras me decía que no podíamos seguir.

 

— Alejandro — escuche que mi madre me hablaba mientras se sentaba a mí lado

 

Abri mis ojos y los sentí arder, mi madre me miró, antes de abrazarme

 

— La quería de vuelta en mi vida, mamá

 

— Ella volverá, te lo prometo — me susurro mientras acariciaba mi pelo, yo sentí un sollozo escapar de mi, pero volví a negar

 

— No lo hará. Yo lo sé. La perdí para siempre... — y bastaron mis propias palabras para terminar de romperme el corazón

 

Mi madre me consoló mientras yo lloraba por la mujer que habías sido todo para mi, y que peor aun, siempre lo sería...

 

 

Días después

 

 

— Señor, están difundiendo nuevamente fotos de usted y la señorita Abril, pero esta vez están frente al que parece ser la residencia de la universidad donde la señorita estudia —me informa mi asistente, al mismo tiempo que me ponía las imágenes frente a mi

 

Yo suspiré, cansado de la situación. Efectivamente, era frente a su residencia, pasé mis manos por todo mi pelo frustrado 

 

— Dudo mucho que sirva eliminarlas como lo hizo anteriormente, están por todos lados. Además de que solo ocasionará que sigan saliendo más y más — comento, yo mordí mi labio inferior, mirando nuevamente la foto

 

—Tienes razón. — dije, antes de mirarla a ella —. Llama a Allen, por favor. Y haz que pase a mi oficina en cuanto llegue

 

— En seguida, con permiso 

 

Una vez dijo eso, salió de ahí. Si no podía controlar la situación, al menos intentaría cuidar a Abril. Sabía que tal vez le molestaría eso, pero no podía arriesgarme a ponerla en peligro.

 

— ¿Me mando a llamar señor? — preguntó una vez que estuvo dentro de mi oficina




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.