El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO

 

 

LIV. Un regalo inocente

 

 

Alejandro Schieber

 

 

— ¿Qué haces aquí? — susurro, yo me intente acercar más a ella, y gracias al cielo, no se movió ni un centímetro

 

— Necesito hablar contigo — ella levantó su vista cuando estuve más cerca de ella

 

— Ya no hay nada que hablar entre tú y yo. Cada quien a tomado sus propias decisiones y... 

 

— No es verdad, yo no lo he hecho

 

— ¿Ah, no? Y ese beso de allá adentro. Créeme Alejandro, no necesitas tenerme lástima, yo se que... — se detuvo en seco, como si esas palabras le costaran ser pronunciadas —, yo se que tu y ella están juntos. Desde lejos se nota la linda pareja que hacen. Y esta bien, después de todo tu eres libre y puedes estar con quien quieras, y....— comenzo a hablar tan rápido que muy apenas comprendía lo que decía, intentaba interrumpirla pero simplemente no me lo permitía — a pesar de todo, yo fui quien terminó con nuestra relación, y obvio no me ibas a esperar siempre y estarías con otra persona en algún momento, puedo notar como tu la quieres y... 

 

— Abril detente — hable tomando su cara entre mis manos, para que me mirara —. Yo no estoy con ella ni con nadie, y créeme que no planeo estarlo

 

— Vi como se besaban — murmuró con dolor.

 

— No, ella me beso, y yo me aparte — sus ojos miraron los míos, y Dios, las ganas de besarla se hicieron demasiado presentes, pero no quería arruinar el momento, tenía que ser fuerte

 

— Perdóname — susurro, yo frunci mi ceño sin entender a qué se refería

 

Ella bajó su cabeza, dando unos pasos hacia atrás

 

— Perdón por haber arruinando todo lo lindo que teníamos. Cada día que pasa me doy cuenta del grave error que cometí. Pero tenía que hacerlo. Necesitaba hacerlo. — la desesperación en su voz me torturó como no tienen ni una idea

 

Todo en ella era una maldita desesperación, desde el tono en sus voz, desde lo que había en sus ojos, hasta el movimiento de su cuerpo. Yo solo negué y la atraje hacia mí

 

Ella se aferro a mí cuerpo y lloro, cada vez se aferraba más y más a mi, como si temiera que me fuera en cualquier momento. Deja salir hasta la última lagrima de dolor que había en ella. Dejó ir el último sollozo y el último grito de dolor que había acumulado. Me pidió perdón nuevamente mientras lloraba, y aún cuando yo le insistía que eso era pasado. Parecía como si también se estuviera pidiendo perdón a ella y a sus errores. No la intente calmar, solo deje que sacara todo lo que la acumulaba y la ahogaba... 

 

— No quería irme... — susurro cuando comenzo a tranquilizarce —. No te quería dejar pero creí que era lo mejor

 

— Esta bien, eso ya es parte del pasado. Tenemos todo un futuro por delante, y esta vez nada, ni nadie nos va a separar 

 

— Mi psicologa me a dicho durante todos estos meses que tal vez jamás me fui de tu lado. Que si ambos queríamos estar juntos, esto solo sería como si yo hubiera tomado una ruta diferente pero que tarde o temprano nos volvería a reunir — dijo después de unos segundos, yo frunci mi ceño 

 

— ¿Psicóloga?

 

— Hace meses que asisto a terapia. Me di cuenta que la necesitaba más de lo que yo misma creía. Pero fue la mejor decisión que puede haber tomado. Estoy sanando todas esas heridas que tenía. Desde las más grandes a las más pequeñas. 

 

« Estoy aprendiendo a dejar atrás el pasado. Era hora de pedir ayuda a un profesional, ya había nadado demasiado sin saber hacerlo que merecía algo que me ayudara y me enseñará a mantenerme a flote siempre 

 

— Estoy tan orgulloso de ti. — le asegure, ella me sonrió de esas formas tan lindas que hacían que mi corazón se acelerará más y más si es que se podía 

 

— Te amo, Alejandro. No tienes idea de cuanto lo hago. Eres de las mejores cosas que me han pasado en toda mi vida, y no me arrepiento nada de lo que hemos pasado juntos — yo sonreí, recordando cada cosa que habíamos pasado juntos. 

 

Las cosas buenas y malas que hacían que ahora ambos estuviéramos aquí, juntos..., amándonos un poco más y más. 

 

— Y yo a ti, mi Abril. Te amo más que a mi vida

 

— ¿Nos podemos ir de aquí? — susurro luego de unos minutos; y yo solo asentí

 

Tomé su mano y me dirigí hacia mí auto. Note como miraba hacia la entrada de aquel lugar en donde había sido la conferencia, ahí se encontraba Madeline, mirando hacia nosotros

 

— ¿Quieres hablar con ella? — preguntó, yo negué antes de mirarla a ella

 

— Ya le dije todo lo necesario, vamos — murmure, mientras seguíamos caminando

 

Una vez ambos en el auto, comencé a manejar sin un rumbo exacto, o tal vez si había uno, y esperaba que aún reconociera el trayecto

 

Mire de reojo como sonreía cuando notó aquel edificio asomarse frente a nosotros

 

Bajamos y note la emoción en su cuerpo cuando presione el botón del ascensor. Ambos nos paramos delante de la puerta y la mire, notando que ella también lo hacía

 

— ¿Estas lista, para comenzar de nuevo? — le pregunté, ella me sonrió como antes lo hacía, para luego tomar mi mano

 

— Claro que lo estoy...

 

Y entonces entendí muchas cosas cuando cruzamos esa puerta adentrandonos al que había sido un apartamento en el que habíamos vivido demasiados momentos juntos; y una de ellas era, que para tener un momento tan especial con Abril, no se necesita tener un lugar con un gran presupuesto, ella era feliz con poco.

 

Ella no necesitaba lujos ni nada de eso para ser feliz. Solo vivía el momento y disfrutaba. Sus mejores recuerdos era cuando no pensaba y se debaja llevar, era cuando las cosas eran más sencillas de lo que parecían.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.