LVI. El vestido
Abril Martinelli
— Sinceramente, ni siquiera yo se que ponen ahí — confesó mi novio cuando le pedí ayuda con saber que ponerme para el evento que estaba por haber en tres días —. Solo me pongo el primer traje que veo y ya
— Que gran ayuda eres, ricitos — murmure dejándome caer en el sofá
— ¡Lo siento! ¡No suelo ayudar a las personas con eso! — exclamó, antes de pensar un poco — ¿Porqué no le pides ayuda a Vanessa? Tal vez ella sepa que elegir. ¿Quieres que la llame?
— ¿No crees que sea algo molesto para ella? — pregunté, él negó de inmediato
— Lo dudo mucho. Ella te ama — yo sonreí un poco.
Él tomó su teléfono y comenzó a teclear rápidamente, antes de mirarme y hablar
— Dijo que no había problema. Que en veinte minutos estaba aquí para ir a comprarlo — yo sonreí aliviada
— Bien, entonces iré darme una ducha rápida. Ahora vuelvo
El solo asintió y yo me metí a bañar. Después de unos quince minutos ya estaba acabandome de arreglar cuando escuché el timbre sonar por todo el departamento
OÍ como Alejandro habría la puerta y la voz de Vanessa no tardo en hacerse presente
Yo tome algunas cosas que necesitaría, antes de salir a saludarla
— ¡Abril! ¡Hola! — me saludo con un beso en la mejilla
— Hola, Vanessa
— ¿Están listos? — nos pregunto, y vi como Alejandro fruncia su ceño, confundido
— ¿Listos? — ella asintió
— Claro, tu iras con nosotras — yo sonreí divertida al imaginarme a ricitos de compras
— No, claro que no. ¿Estas loca? No iré
— Claro que lo harás — murmuro su hermana menor
— No lo haré...
(****)
— No puedo creer que me hayan convencido de venir con ustedes — murmuro cruzandose de brazos, molesto
— Mira el lado positivo, hermanito. Estoy haciendo que pases lindos momentos con tu novia y tu hermana
— Lindos momentos siempre paso con mi novia. Y contigo, bueno, creo que son más lindos los momentos que no pasamos juntos —. Vanessa puso los ojos en blanco antes de voltear a verlo
— Yo se que en el fondo me amas
— Muy en el fondo. Demasiado en el fondo. En el fondo del fondo. E incluso más en el fondo de ese fondo
— ¡Dios pareces un niño pequeño, Alejandro! — exclame, divertida. Él me miró indignado
— ¿Y ella qué?
— Ella no está haciendo una rabieta en pleno centro comercial
— Dios, te amo tanto Abril
— Vanessa, cada vez te quiero más en el fondo de mi corazón — murmuro mi novio, antes de tomar mi mano y seguir caminando
Entramos a una tienda y comenzamos a ver distintos vestidos, notaba como Alejandro resoplaba y ponía los ojos en blanco cada tres segundos cosa que me hacía bastante gracia
— ¿No pueden elegir un simple vestido y ya? — preguntó desesperado
— Que no, y cállate
Él resoplo nuevamente, antes de que nosotras siguiéramos buscando. Entramos a otras dos tiendas más sin encontrar un vestido que nos convenciera a ambas
— ¡Dios llevamos casi dos horas buscando un maldito vestido que sólo se usará una vez!
— Si te quieres ir, ahí esta la puerta del local — murmuro su hermana, mirando aún vestidos. Yo apreté mis labios pero no dije nada ni lo volteé a ver
El silencio se hizo presente y note como ya no estaba por ningún lado. No dije nada pero apreté un poco más los labios, comenzando a desesperarme
— ¡Abril! — escuché a mi cuñada llamarme después de unos minutos
La mire y note como traía un hermoso vestido negro junto con ella. Era de escote recto y ajustado. Sinceramente pude imaginarme en él y el resultado en mi imaginación me encantaba
— ¿Qué te parece? — preguntó, yo lo seguí mirando embobada
— Es hermoso — murmure
— ¿Porqué no te lo pruebas? — recomendó, yo asentí y después de unos minutos, sentí que me quedaba sin aire al verme frente al espejo, estaba hermoso el vestido
Se ajustaba a mi cuerpo a la perfección, y el largo era perfecto. Tal como me lo había imaginado...
Salí para que Vanessa me diera su opinión, y me sorprendí al ver a Alejandro a su lado comiendo lo que parecían ser palomitas. Vanessa me miró e hizo una señal a su hermano para que también lo hiciera
Él me miró y pude ver como me escaneaba de arriba a abajo. Mientras que su hermana sonreía
— Te ves hermosa — dijo, antes de mirar a su hermano — ¿No es así, Alejandro? — él seguía mirándome, antes de sonreír y asentir
— Te ves perfecta — murmuro, yo sentí mis mejillas encenderse, y desvíe la mirada nerviosa
— ¿Y qué tal? ¿Planean llevarse el vestido? — preguntó una de las trabajadoras del local, yo me mire nuevamente por el espejo, amandolo cada vez más
— ¿Cuál es el precio? — pregunté, la chica miró la etiqueta del vestido antes de hablar
— Cuatrocientos dólares — yo suspiré, sorprendida. Note la mirada de Alejandro a través del espejo, antes de que hablara
— ¿Te gusta el vestido? — me preguntó, yo mordí mi labio inferior, pero aún así asentí — ¿Lo quieres?
— Es mucho dinero... — susurre
— Pero, ¿lo quieres? — preguntó nuevamente
— Sí, pero...
— Con eso es suficiente — me interrumpió —. Lo vamos a comprar