El chico del segundo B

Capítulo 1 Un encuentro inesperado

Nunca sabes cuándo vas a conocer a esa persona que te cambiará la vida por completo y pondrá tu mundo patas arriba. No se sabe el momento preciso en el que te encontrarás con esos ojos que te arán dudar de si algunas vez sentiste algo parecido. Quisiera decirles que yo conocí a esa persona de esa típica manera en la que de pronto por una casualidad tropiezas con él y te quedas fascinada. A mi no me sucedió así, ni siquiera fue esa la impresión que me llevé, mi encuentro con él fue muy inusual, justo como todo en mí. No se si ese hecho tuvo consecuencias en su vida pero en lo que respecta a mí si la tuvo y mucha.

Era lunes por la tarde. Acababa de llegar de la escuela. En la sala me encontré a mi hermano Piter devorando un pote de helado de chocolate ( mi favorito ) La cuchara entraba y salía de su boca lentamente. Al notar mi presencia dejó de comer y clavó sus ojos color café en mi rostro. Yo estaba sentada a su lado. Me quité la mochila del hombro y la lancé a un lado. 

—¡¿Qué miras?! —Espetó desconfiado. 

Me encogí de hombros y me esforcé por poner cara de inocente. Juro que no lo quería hacer pero... Le arrebaté el helado de las manos y salí corriendo saltando por el sofá que estaba frente a nosotros.

—¡Miseria, dame mi helado! —Mi hermano salió corriendo detrás de mí lo más rápido que pudo pero su gordura se lo impidió. Se quedó a mitad del pasillo jadeando. Yo aproveché y me quedé viéndolo desde la puerta de mi cuarto mientras en mi rostro se dibujaba una sonrisa malvada. 

—¡Ven aquí ladrona de helados! —Gritó furioso. 

Una de las cosas que más odia Piter era que le robe su comida ¿pero qué podía hacer? no podía dejar que siguiera engordando de esa forma. Además, los médicos habían sido claros con respecto a su dieta, debía alimentarse sano y hacer ejercicios si no quería terminar con una diabetes. Al menos yo lograba que corriera de vez en cuando detrás de mí.

Estando en mi cuarto le puse el seguro a la puerta y me puse los audífonos con unas canciones que había descargado de Tailor Swift el día anterior. Justo para no escuchar los gritos de mi hermano al otro lado de la puerta. 

Me quité los zapatos y mientras los hacía a un lado salí a mi balcón. El aire primaveral me abrazó de inmediato. Me sentí en paz. Una de las cosas que más amaba en el día era estar en ese balcón en silencio mientras veía a lo lejos las personas pasar.

Cuando estaba ensimismada en la lejanía una notificación me sacó de mis pensamientos. Saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón y al ver que era Lía coloqué el helado en el pequeño muro a mi derecha, y me dispuse a contestar. 

 Lía vivía en el mismo edificio que yo lo que en el quinto A. Ambas éramos amigas desde muy pequeñas cuando en preescolar ella me defendió de unas niñas que me querían pegar. Desde entonces nos volvimos inseparables.  

Lía : 😊 Hola de nuevo.
 
Empecé a teclear de inmediato un saludo. 

Mise : Hola : )

Lía : ¿qué haces?.
 
Mise : aquí disfrutando del helado🍨 de mi hermano.
 
Lía : ¡Supe que tienes nuevo vecino! 

Mise : ¿en serio? 😮

Lía : si, en el segundo B 😀

 De pronto como cosa del destino fui a voltear la mano para cambiar de posición y, "sucedió lo que jamás imaginé". El helado calló al piso de abajo y no sólo eso. Calló encima de un chico que nunca había visto.

  Asustada me puse las manos en la boca e hice una mueca. El chico levantó la vista y clavó la mirada en mi balcón después de buscar la causa del desastre, o sea yo. 

—¡Oye, estúpida mira lo que hiciste! —Su grito me hizo pegar un pequeño salto y, por instinto tal ves, me eché hacia atrás. En verdad estaba asustada.

—¡No te escondas niña, que ya te vi, se que éstas ahí! 

 Incliné la cabeza avergonzada y lo vi dudando de si revelar mi identidad o no. Un chico muy apuesto que nunca había visto en el edificio me observaba desde abajo con el ceño fruncido. Su cabello castaño estaba lleno de helado. 

 Mi respiración se aceleró. Nunca un chico tan apuesto como aquel me había dirigido la palabra. Hay que ser realistas, el chico tenía lo suyo y me quería disculpar. No sólo porque era apuesto sino porque soy una chica buena y... Baaaale si, lo acepto, me quise disculpar cuando vi que era lindo.

Esboce mi mejor sonrisa y con una cara de estúpida alcancé a decirle —Disculpa —mientras agitaba una mano.

 Su reacción no fue la que esperaba, sólo me miró con odio y se adentró en su habitación.
  
 Tengo que reconocer que me sentí  patética. ¿Por qué me sucedían esas cosas a mí? ¿no podía haber conocido a ese chico de otra forma? La verdad es que no lo se, siempre creí que todo lo malo que me ocurría era por alguna maldición que tenía o cosa de la mala suerte por romper aquel espejo a los 12 años e inculpar a Misifu, pobre gatito.

Suspiré frustrada y entré a mi cuarto arrastrando mis pies.

Tlink 

Sonó mi celular de nuevo y lo observé de inmediato. Por unos minutos había olvidado que estaba chateando con Lía.
 
Lía ha enviado 5 mensajes.

Lía : ¿No lo has visto? 😏.

Lía : Yo lo vi ayer cuando recién se mudaban y te digo algo ¡¡es muy apuesto!! 😌

Lía : ¿sigues ahí? 😒.

Lía : Morí ignorada .😶.

Lía : ¿Te desmayaste?, si en cinco minutos no contestas llamaré a tu madre. 😨

  Lo antes posible le empecé a escribir antes de que llamara a los bomberos o a la policía. A veces Lía podía ser un poquito dramática.

Mise : Ya regresé .😓

Lía : ¿qué hacías?.

Mise : Echarle helado encima a mi nuevo vecino. 😭😭😭.
 
Lía : espera, ¡¿qué?! 😱😱😱.

Mise : fue sin querer. Literal ese chico me debe odiar por eso y lo peor de todo es que tenías razón, ese chico es muy apuesto. 😭

Lía : 😨Bajo enseguida y me cuentas con lujos de detalles esa historia. 

Mise : Te espero 😉 




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