Era una tarde calurosa de esas que parecería que en cualquier momento iba a salir fuego de algún lugar. Yo estaba acostada en mi sofá viendo un reallity de belleza. Por mucho que me empeñara en pensar en otra cosa no paraba de darme vueltas en la cabeza los acontecimientos de las últimas semanas. Por un lado Alex y su misterio, a veces creía que sólo estaba jugando conmigo y otras en cambio que sólo tenía miedo de mostrarse tal y como era y lo entendía pues por mucho tiempo yo hice lo mismo. Otra cosa que me tenía impaciente era que hacía tres días que no recibía mensaje alguno de Edu y eso era muy raro. Después de la fiesta de disfraces simplemente dejó de enviarme mensajes.
Fastidiada tomé mi celular y llame a Ethan. Necesitaba hablar con él, no llamaba a Lía porque sabía que estaría ocupada con lo del cumpleaños de su hermano menor y preferí no molestar.
Ambos quedamos en vernos en la cafetería de siempre. Como es natural yo llegué primero. Me senté en una mesa junto a una ventana y el camarero no tardó en aparecer. Para mi sorpresa era el mismo chico antipático de la otra ves. El que se había molestado conmigo y con Lía.
—¿Qué vas a pedir? —Me preguntó fríamente.
—Eh..nada estoy esperando a alguien.
Entornó los ojos y clavó su mirada en mí —Para estar aquí debes pedir algo o de lo contrario espera a ese "alguien" en un parque.
Le di una mirada asesina. —Está bien, trae un jugo.
—¿Un jugo de qué? —Preguntó hastiado.
—De lo que sea.
Tras mirarme por última vez desapareció y a los tres minutos llegó con un jugo verde que daba ganas de vomitar y se marchó.
Miré el jugo asqueada y entonces vi a Ethan. Venía sudado y sus mejillas estaban rojas como un tomate. El cabello lo tenía alborotado y algunos mechones estaban pegados a su frente por el sudor.
Se sentó frente a mi y dio un largo suspiro.
—¿no te piensas tomar eso? —Señaló mi jugo con la mano y negué con la cabeza haciendo una mueca.
Tomó el baso y le dio tres largos tragos. —Refrescante ¿De qué es?
—Jugo de vitaminas, mi especialidad, contiene un alto por ciento de vitaminas y proteínas naturales. —Dijo el chico gruñón y me sorprendió, creía que lo del jugo verde había sido en venganza por lo de la vez pasada.
—¿Me puedes traer otro? —Preguntó Ethan y para mi sorpresa asintió con una sonrisa.
Lo miré con deseos de vomitar y empezó a hablar —¿Para qué me querías ver?
—Voy a ser directa, deja el jugo ahí que no quiero causar un desastre y ser asesinada por el camarero gruñón...
Le conté todo, desde lo de Edu y su aparición en la fiesta hasta lo de Alex y sus cambios repentinos de humor. En todo momento mi amigo me atendió hasta que terminé.
—Madre mía, esto es, wao. Nunca imaginé que tu vida fuera tan interesante.
—¿Sólo dirás eso?
—¿Y qué otra cosa quieres que te diga? —La mirada de Ethan se desvió a mis espaldas.
—¿Me éstas escuchando?
—¿Esa no es nuestra querida Lía?
Me di la vuelta para ver hacia donde el estaba mirando y quedé en shock. Lía traía una peluca rubia y llevaba unas gafas de sol pero era Lía, ella hacía ese tipo de cosas, lo raro era que me había mentido diciendo que estaría en casa. Miraba de un lado a otro nerviosa y se apretaba las manos de ves en cuando.
—Qué está haciendo... —Mi voz se desvaneció cuando el camarero gruñón la tomó en sus brazos y literal se empezaron a besar como si no hubiera un mañana. —Dios.
Tlink.
Un mensaje desvió mi atención. ¡¡Un mensaje de Edu!! De inmediato lo abrí y lo leí.
Edu : Llegó la hora, la luna y el sol también merecen encontrarse.
Miré alrededor en busca de algo fuera de lugar. Pero todo estaba en su sitio. A dos mesas de la mía había una pareja pero fuera de eso no sucedía nada raro.
—¿Qué pasa? —Preguntó Ethan con el ceño fruncido.
—La luna y el sol también merecen encontrarse.. —Ethan dudó por un segundo en si decir algo o no pero continúe —Al parecer Edu quiere que nos veamos cara a cara.
Mi amigo se echó hacia adelante y tapando su cara con la carta cubrió su rostro —¿No te da curiosidad saber qué hace Lía así y con ese odioso?
—¿Es en serio? —Me crucé de brazos —¿Te conté que Edu, ese misterioso chico me quiere conocer en persona después de meses negándose a hacerlo y sólo te importa el chisme?
—No es eso es que..yo.. —Ethan dudó que decir.
—Es broma, yo también muero por saber que esconden esos dos.
Los dos nos regalamos una sonrisa malévola.
Y así fue como terminamos siguiendo a nuestra amiga y al odioso camarero por la mitad de la ciudad. Estaba al pensar que nunca llegarían al lugar que deseaban cuando para nuestra sorpresa entraron por un callejón de esos que dan miedo en las noches. Ethan y yo nos miramos extrañados.
—¿Seguimos? —Preguntó él y asentí. Nos adentrarnos en el callejón. A los lados habían varios puestos de venta de bisutería para los turistas y al final había una enorme puerta negra. Al llegar la empujé y casualmente estaba abierta para alivio de nosotros.
Por un momento me vi cegada por la oscuridad. A lo lejos se escuchaban voces. Era un lugar muy raro con luces en colores muy opacos. Ethan me tomó de la mano y me arrastró para acercarnos al lugar donde procedían las voces. Era otra habitación con la puerta cerrada pero logré percibir lo que decían.
—¿Crees que me va a doler? —Preguntó Lía con la voz temblorosa.
—Claro que no, yo ya tengo experiencia en esto y te digo que no duele nada. —Esta vez el que habló fue el chico de la cafetería.
—A ver niña ve tumbándote en esa cama y cuando esté listo vengo, ¿Si?
Al darnos cuenta que esa otra persona iba a salir los dos corrimos de un lado para otro y chocamos pero justo a tiempo él me arrastró detrás de un sofá.
Era un hombre muy fuerte que de verlo te daba miedo. Tenía una chaqueta negra y unos vaqueros ajustados. Le sobresalían unas cadenas doradas por el cuello y una manilla de púas plateadas descansaba en el brazo derecho.
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Editado: 15.04.2022