Silencio, mucho silencio, demasiado como para ser mi casa. Me levanté a eso del medio día y en casa no había nadie. Era fin de semana y lo normal en mi bello hogar sería despertarme asustada con el ruido de la aspiradora de mi madre o el de los videojuegos de Piter pero no. Como si me hubieran leído la mente todo estaba despejado. Caminé por doquier y en la puerta encontré una nota que decía :
Mise regreso después del medio día Piter se enfermó del estómago y lo voy a llevar al médico. Mamá.
¿Cómo no se iba a enfermar si cuando llegué en la madrugada de la casa de Alex me lo encontré devorando el pastel de limón que me regaló Gustavo?
Triiiiiiiiiiin Triiiiiiiin.
Sonó el timbre y abrí la puerta. Un montón de globos entraron seguido por Lía y Ethan.
—Cómo amaneció la cumpleañera más hermosa de todo.. —Lia me miró de arriba hacia abajo e hizo una mueca. —¿Por qué estás en esas fachas a esta hora y tienes esas ojeras tan feas?
—Me desperté ahora y tengo estas ojeras porque estuve hasta las 3 de la mañana en casa de Alex.. —Mi voz le restó importancia al tema y me fui al sofá.
Cuando volteé a verlos los dos seguían de pie con los ojos como platos.
La primera en reaccionar fue mi amiga —¡¿Qué?!
—¡¿Te lo follaste?! —Siguió Ethan.
—¡Madre mía yo flipo! ¡¡Estoy muriendo!, me va a dar algo ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaa!! ¡Santa madre de los clichés hiciste una obra hermosa con Mise!!
—¿Se van a callar de una ves? No me folle a nadie y no, tampoco es lo que piensan sólo hablamos. Sientense de una vez por todas que tengo muchas cosas que contarles.
Los dos se sentaron y escucharon atentamente todo lo que tenía por contar. Era bueno hablar con ellos y sentir que todo lo malo no lo tenía que pasar yo sola.
—¿Entonces crees que Alex siente algo por ti? —Preguntó Lía.
—¿De verdad? después de todo lo que les conté quieren hablar de Alex.
—Lia, Mise tiene razón, hay temas más importantes como por ejemplo. ¿Qué se siente besar al chico del segundo B? —Puse los ojos en blanco. —Es broma, el tema importante hoy es tu cumpleaños, eso es una vez al año así que habla y dinos qué quieres hacer.
—Si, hablando de eso. Este estúpido y yo fuimos hoy por tus regalos y que conste, yo quería comprarte un oso de peluche súper hermoso que había en una tienda pero no me dejó y lo peor fue que cuando estábamos discutiendo y tirando del oso cada uno por un lado, una señora nos miró y nos dijo «Que bien se siente cuando se va a tener el primer bebé» creía que Ethan y yo hiuug. —Hizo una mueca.
—Pagaría por haber visto sus caras —Empecé a reír.
—En fin —Dijo nuestro amigo —Aquí está nuestro regalo. —Sacó de su bolsillo tres pulseras. —Estas pulseras tienen las tres iniciales de nuestros nombres y representan la amistad indestructible que hay entre nosotros tres.
—Hay chicos que linda —La tomé entre mis manos y me la puse. Ellos dos hicieron lo mismo con las suyas. —Ahora nada nos puede separar. Es el mejor regalo que he recibido jamás.
—Ni de coña, el idiota de Alex nos ganó con los fuegos artificiales —Espetó Ethan y pareció orgulloso.
—Y con el colgante ese, —Señalo mi amiga —pero las pulseras de nosotros están más bonitas a que si.
Y así continuaron hasta que se marcharon cuando llegó mi madre con Piter, este último adolorido por la vacuna que le pusieron en el hospital.
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En la noche tras mucha insistencia fui a la "fiesta" que prepararon mis amigos en casa de Charley. Se preguntarán por qué ahí. Resulta que Lía y yo vivimos en un edificio y hay reglas que cumplir y más si mi madre está presente. Y Ethan vive con sus padres así que el único que quedó fue Charley y su lujosa mansión y desde ya les aseguro que entrar a su casa me trajo amargos recuerdos de una Miseria asustada rodando por las escaleras y luego siendo rescatada por Alex. Parece increíble, en ese momento nos odiábamos y aún así él me protegió. ¿Y cómo olvidar la escenita con Charley en su cuarto? Igual yo estaba preparada para esta ves tirarlo por las escaleras si se hacía el loco conmigo.
Para que vallan entendiendo como me sentí en aquel lugar. La enorme mansión estaba decorada con luces y bebidas por doquier. Los invitados más que mis amigos eran la muchedumbre de la Elite de mi instituto. Muchos de ellos ni me conocían más que de vista si es que sabían mirar por debajo de sus narices. Estoy segura que sabían que era la fiesta de alguien llamada "Miseria Elizabeth" por el enorme cartel que colgaba de una punta a otra en la entrada. Una exageración la verdad.
En una esquina nos sentamos mis amigos y yo. Y por muy buena que estuviera la música extrañé unos ojitos azules conocidos. Alex no había ido y lo entendía, sabía que no le iba a hacer mucha ilusión que la fiesta fuera en casa de su archienemigo Charley y por eso le mandé un mensaje.
Misse : ¿Sabes que esta fiesta no va a ser lo mismo sin ti verdad?
Su respuesta no tardó en llegar :
Mi odioso vecino : ¿Sabes que nadie me invitó?
Misse : ¿Sabes que es mi fiesta de cumpleaños y vienen las personas que a mi me importan?
Mi odioso vecino : ¿Yo te importo?
Mise : ¿Por qué no me ibas a importar?
Mi odioso vecino : ¿Porque te salvé el trasero la última vez que estuve en ese lugar?
Mise : ¿Vas a venir o no?
Mi odioso vecino : ¿En verdad quieres que esté ahí? 😐
Mise : Te iba a responder con otra pregunta pero no me sale ninguna. Ven, no se si termine borracha hoy y necesito de ti para sentirme segura. Últimamente te has convertido en mi ángel guardián. 😉
No recibí respuesta en el minuto que pasó ni en los siguientes así que me interesé por el absurdo juego que tenían los chicos mientras Lía reía como una hiena borracha.
—¡No vale, Gus trabaja en un bar! —Gritó Ethan cruzado de brazos.
—No es un bar, es una cafetería —El camarero gruñón puso los ojos en blanco y se los tapó con una pañoleta que le dio Charley.
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Editado: 15.04.2022