El chico del segundo B

Capítulo 32 Una tarde reveladora.

—¿Se puede saber qué te pasa? —La voz de Lía resonó por toda la cafetería y no era justo en la que trabajaba su novio. Estábamos en horario de almuerzo en el instituto.

Nuestro amigo se encogió en el asiento —Nos están mirando, habla bajo. —Murmuró apenado.

—¡No estoy hablando alto! ¿Cómo así que te piensas mudar y no nos has dicho nada?

—Creía que estarías feliz, al fin te vas a librar de mí. Eso es lo que siempre has querido ¿no? —La sonrisa de Ethan se volvió triste. 

—Claro que no, eres insoportable a veces pero de igual forma te queremos. 

—Lía tiene razón, me enteré de que te marchabas porque fui a tu casa y vi el cartel de "se vende" en la puerta. Esta son la clase de cosas que le puedes contar a tus amigos ¿no? Tenías qud habernos dicho. 

—Yo lo se, —volvió a repetir lo mismo como para hacerse la idea —Yo lo se. Pero no me quiero ir, esto es una mierda, mi familia es una mierda, mis padres son injustos. No les importa que yo tenga mi vida aquí. —El chico alzó las dos manos y ambas las tomamos. —Las voy a extrañar mucho.  —Sus palabras eran sinceras y me dolía que se fuera así. Ethan era mi mejor amigo, ese chico incondicional que siempre estaba ahí para mí cuando lo necesitaba y ahora se iba para otra ciudad. —Ahora me tengo que ir, tengo un partido de fútbol por jugar, venga levanten ese ánimo que tampoco es el fin del mundo. —Elevó la comisura de sus labios en una sonrisa fingida y se marchó. 

Lía y yo nos quedamos en silencio por un minuto. Estábamos procesando la información. ¿Qué sería de nosotros sin Ethan? ¿Quién nos llevaría a todos lados sin protestar? ¿Quién se encargaría de subirnos el ánimo cuando estuviéramos tristes?

—Esto es injusto —La voz de Lía me sorprendió —¿Por qué sus padres le hacen esto? ¡Tenemos que ir y hablar con ellos! —Esta ves me miró decidida. 

—Lia no creó que nuestra opinión le importe a los padres de Ethan. Ni siquiera vamos a su casa muy seguido. 

—Tiene que haber algo que podamos hacer. ¡Odio las estúpidas reglas de  esta sociedad! ¿Por qué nuestros padres pueden tomar estas decisiones por nosotros? Es absurdo... —Mi amiga estaba desesperada y noté como dos lágrimas se formaban en sus ojos. Yo también estaba a punto de llorar pero me contuve, sabía que si empezaba a llorar en unos minutos seríamos un mar de lágrimas y no quería que la sociedad estudiantil nos viera así.  

Mi amiga se puso de pie cuando no pudo más y se alejó. Sabía que necesitaba su espacio y se lo di. Ella y Ethan siempre habían tenido una conexión especial aunque ninguno de los dos lo dijera, yo lo sabía, todos lo sabíamos y ellos se hacían los desentendidos. Quizás en el fondo hasta se amaban y nunca se confesaron. 

Después de ver a mi compañera alejarse saqué mi celular y vi que había recibido dos mensajes. Uno era de mi padre preguntando cómo me iba en la escuela y el otro fue el que llamó mi atención. Era de Alex. 

Mi odioso vecino : Hola Miseria, necesito que nos veamos esta tarde en el puente rojo. 

Miseria : ¿Por qué iba a hacer eso? 

Su respuesta no tardó en llegar 

Mi odioso vecino : ¿Por qué no irías? 

Miseria :  Porque me mentiste todo este tiempo. ¿Ese no es un motivo factible?

Mi odioso vecino : ¿En verdad crees eso? ¿Crees que te metimos?

Miseria : A estas alturas ya no se que creer. No se que es verdad y que no. Sólo se que tú y tu hermano son unos idiotas. 

Mi odioso vecino : Te prometo que hoy te diré la verdad, por mí, por ti y por mi hermano  :-(  

Puse los ojos en blanco aunque nadie me estuviera viendo.

Miseria : Está bien pero te advierto que a la primera mentira me voy a ir. 

Mi odioso vecino : Nada de mentiras, lo prometo 😉

Guardé mi celular en mi bolsillo y al ponerme de pie noté una mirada. Era él, Alex estaba a unos 6 metros de mí, sentado en una de las mesas con otros chicos y me regaló una sonrisa tan encantadora y tierna que quise haberlo fotografiado para guardar ese momento para siempre. Aún llevaba el celular en las manos. Era la primera vez que lo veía cuando me mandaba un mensaje. Por un momento apartó la vista de la mía y escribió algo en el celular. 

Un segundo después me llegó otro mensaje. Saqué el celular y lo vi.

Edu : Te vez hermosa cuando sonríes 😉 

Inconscientemente sonreí cuando mi mirada se volvió a encontrar con la suya y me odie por eso pero era Edu, era él, el chico de los mensajes de texto. Soñé muchas veces con ese momento, quise verlo a los ojos cuando me mandaba sus mensajes y era justo como lo imaginé. Quizás mejor, amaba a ese chico y sabía que no lo debía hacer pero aquello que sentía cuando lo tenía cerca iba mas allá de lo que sentía o no. Era involuntario no sentirme así y si, quería verlo de nuevo, hablar con él en el puente rojo y que me dijera la verdad. Quizás así llegaría a entender de una ves por todas todo lo que sucedió entre nosotros. 


#

—¿A donde vas señorita? —La voz de mi madre me obligó a detener mi camino rumbo a la puerta y a darme la vuelta. 

—Voy a la casa de Ethan con Lía a hacer un trabajo para la escuela. —Mentí con la cara dura. 

Mi madre frunció el ceño y miró la hora en su celular. Era tarde, eso lo sabía. 

—¿No habías quedado con tu padre y Piter para cenar esta noche?

No, lo había olvidado por completo. Puse la mano en mi cabeza lamentándome por despistada. 

—Lo había olvidado, ya quedé con Lía, y ese trabajo es muy importante —Se que estaba mintiendo pero era verdad que era importante lo que tendría Alex por decir. Además, lo quería ver de nuevo y las cenas con mi padre podrían esperar ¿no?

—A ver, si quieres le digo a Piter que le diga a tu padre que tuviste que hacer algo importante y que dejen lo de la cena para otro día. 

—¿Harías eso por mí? —Pregunté ilusionada. 

—Bueno.. Lo haría si me prestas el auto mañana, tengo que ir a la casa de tus abuelos que el tío Freth está enfermo. 




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