¿Te has preguntado alguna vez por qué les decimos pelirrojos, si su cabello es naranja? Bueno, hay una pequeña historia que puede llegar a aclarar esa duda y también dar luz sobre otra pregunta que he escuchado muchas veces a lo largo de mi vida: ¿la fruta se llama naranja por el color o el color se llama así por la fruta? Verán, según lo que he averiguado: Hasta pasada la Edad Media, en ningún lugar del continente europeo se conocían las naranjas. Era un fruto que se encontraba en latitudes meridionales y no crecía en el frío europeo, así que era conocido en Asia y en África, pero no en Europa.
Pocas cosas son por naturaleza de color naranja, flores, plantas o animales, es por eso que en las lenguas europeas no había una palabra para referirse a ese matiz. Las personas lo asociaban al rojo y llamaban rojo a todo lo que se veía naranja. Por eso, creo yo, que se llamó así a los pelirrojos.
Por otra parte, la palabra naranja es tan antigua y se conserva tan bien que podemos encontrar su origen en el término indoeuropeo narangah, que al parecer significaba «veneno para elefantes». Es que las naranjas son originarias de la India y el sur de Asia, y por esa región hay una leyenda que cuenta sobre un elefante de apetito muy grande que murió después de comer una enorme cantidad de aquellas frutas.
Y puedo entender que bautizaron el fruto con ese nombre luego del nacimiento de esta leyenda.
Con el paso del tiempo, el indoeuropeo narangah pasó al persa nārang, y este al árabe nāranğ y nāranğa (para referirse al árbol y al fruto). Cuando los habitantes del norte de África se instalaron en la Península Ibérica trajeron el árbol, la fruta, el color e introdujeron las nuevas palabras. En español se tomó la palabra y esta dio origen, con algunas variaciones, a las palabras que denominan la fruta y el color en las demás lenguas europeas próximas al español: taronja en catalán, laranja en portugués, la arancia en italiano. Esta es una de las tantas versiones que se desprenden de internet.
Los que no lograron desprenderse de este asunto fueron los pelirrojos, aunque poco hubiera importado de ser así, ya que sea cual sea su nombre, aún en la actualidad no pueden sacarse de encima siglos y siglos de estigmatización e intolerancia.
Es cierto que muchas grandes personalidades que han marcado un antes y un después en la historia tenían el cabello naranja, personas talentosas e inteligentes, que en muchas ocasiones han sido de inmenso valor para el avance de la humanidad. Solo por dar unos ejemplos, voy a nombrar a Gengis Kan, Cristóbal Colón, Galileo Galilei, William Shakespeare, Vivaldi, Thomas Jefferson, George Washington, Vincent Van Gogh, Napoleón Bonaparte, los Tocarios de la Cuenca de Tarim, así como muchos otros. Incluso en el Nuevo Testamento hay citas que describen y representan a Judas Iscariote, Caín y María Magdalena como pelirrojos, lo cual pudo haber sido, en mi opinión, el origen de muchos de los estigmas con los que hoy cargan los de cabello naranja. Es cierto también que se dice muchas cosas sobre ellos y sobre su apariencia: que dan mala suerte, que no tienen alma, que no sienten dolor, que tiene muy mal carácter o que son demonios y brujas. Pero sería sensato pensar que detrás de todas estas creencias y supersticiones está la ignorancia e ingenuidad de enormes masas que en muchas ocasiones, son influenciadas por personas llenas de odio y prejuicios que ocultan razones personales tras sus malas acciones.
El club de los pelirrojos habla un poco de eso y de otras cosas que tal vez ni yo misma pude percibir al momento de escribir el libro. Vale aclarar que los hechos relatados en esta historia son meramente ficticios y están escritos con el fin de entretener; así como también desde el respeto que todos los seres vivos merecemos y recordando siempre que, lo que nos hace diferentes, nos hace únicos.
En los primeros días del mes de diciembre de 2030, en la ciudad de Clallam, Washington, fue encontrado el cuerpo de una adolescente dentro de un antiguo pozo seco. Los culpables del homicidio fueron detenidos apenas una semana después, la defensa alega un accidente, los acusados aseguran que todo fue una broma que salió mal. La policía inició una exhaustiva investigación para dar con la verdad. Los miembros del club de los pelirrojos están seguros de que fue un crimen de odio y no van a descansar hasta que el mundo lo sepa.