El Club De Los Pelirrojos

MEDIANOCHE EN LONDRES

 

1

 

Rara vez cae nieve en Londres, y rara vez en la vida verás a tantas personas pelirrojas reunidas en un mismo sitio, aun así, todo aquello aconteció ese 31 de diciembre de 2030.

Eran casi las 9 de la mañana, hacía apenas unos minutos la luz del día se había hecho lugar en el obscuro y nublado cielo de Londres.

Raven y Thunder se habían quedado dormidos en la sala cerca del fuego. Se despertaron sobresaltados tras escuchar el timbre acompañado de la fuerte y grave voz del señor Collins, al otro lado de la puerta de entrada: ¡Abre la puerta, muchacho está helando aquí afuera!

Thunder se levantó adormilado, caminó hacia la entrada y abrió la puerta.

—¡No grites, papá, despertarás a todo el vecindario! — dijo el muchacho mientras toda su familia se escabullía dentro del calor del hogar.

—Lo siento, Brian— dijo Killer quitándose el abrigo lleno de nieve—. Realmente está feo el día… ¡Nieve! ¿Pueden creerlo? ¿Qué pasó con el famoso cambio climático del que tanto hablan?

—Que tú no creas en eso no quiere decir que no esté pasando papá— lo regañó Bunny.

—Hola familia— dijo Raven restregándose los ojos.

—Buenos días, Cariño— dijo Pumpkin sonriente—. ¡Y feliz navidad!

—¡Feliz navidad para todos ustedes también! — dijo Raven amablemente.

—¿Para qué son todas estas naranjas? — preguntó Robin tomando un par de ellas en sus manos.

—Son para arrojárselas en la cabeza a Gina Morgan— dijo Bunny acercándose a su pequeño hermano.

—No es cierto, cariño— dijo Pumpkin tomando las naranjas de las manos de Robin y dejándolas junto a las otras—, son simbólicas, representan a Katy Simmons.

—Mamá tiene razón, quítate el abrigo y vamos a desayunar— dijo Thunder y ayudó a su hermano a quitarse la ropa cubierta de nieve.

 

2

 

Algunos días atrás, Thomas Myers, un hombre alto, elegante y de ojos muy azules, había cumplido siete años en el puesto de Comisionado de la policía metropolitana. En la mañana de la víspera de año nuevo llegó un poco temprano al trabajo y estacionó su auto frente al edificio de New Scotland Yard, haría todo lo posible por dejar todo en orden y salir antes de allí para estar a tiempo para la cena en casa de su madre. Una vez instalado en su oficina llamó al inspector Smith, sirvió una taza con café y revisaba su móvil mientras lo esperaba. Había llegado un mensaje de su hermana desde el aeropuerto acompañado de una foto donde se podía ver un gran grupo de pelirrojos apiñados en la sala. 《Creo que me equivoqué y bajé en Irlanda 😂. No vas a creer la cantidad de pelirrojos que hay en Heathrow 》 . A lo que él respondió: 《Por las dudas no los mires a los ojos, pueden embrujarte🧙‍♂️😉. Te veré en la cena》.

El inspector Smith un hombre bajo, de cabellos claros y bigote, entró en la oficina.

–¿Acaso no tienes modales? — preguntó el comisionado dirigiendo una mirada muy seria hacia el inspector.

—Vamos Tom, no estoy de humor— respondió Smith algo molesto.

—¿Qué sucedió Owen, las palomas defecaron otra vez tu Mercedes? — preguntó sarcástico Myers.

—No esta vez, pero… ¿has prestado atención a tu alrededor el día de hoy? — preguntó Smith preocupado.

—Creo que lo hice, llegué intacto al trabajo, así que sí, estuve atento como de costumbre— dijo y dejó su móvil sobre la mesa—. ¿Por qué?

—Para empezar la nieve. ¿No te resulta raro?, hace por lo menos 4 años que no cae nieve en Londres.

—Es algo completamente normal, Owen. Estamos en invierno— dijo Myers, minimizando el comentario de su colega.

—Está bien, si quieres verlo así, pero… ¿qué hay de todos esos pelirrojos dando vuelta por aquí?

—¿También te envió Mary esa foto? — preguntó el comisionado entre risas.

—¿De que estas hablando? ¿Qué foto? — preguntó Smith sorprendido.

—Espera un momento— dijo Myers— ¿de qué pelirrojos hablas tú?

—Pues de muchos— dijo Smith.  Se paró, caminó hacia la cafetera y sirvió café en una taza— Apenas salí de casa hoy llegaba un contingente de pelirrojos, al parecer parientes de mis vecinos los Mackenzie, que vinieron de visita… bueno eso es algo normal, ellos son irlandeses y siempre reciben visita en esta época— volvió a tomar asiento—. Pero luego, venía al trabajo y por lo menos vi a 15 o 20 de estas personas en la puerta del hotel y en las cercanías del Big Ben. ¿Qué me dices de eso? — dijo algo alterado el inspector.

—Digo que es una tontería y que eres demasiado supersticioso Owen— dijo burlón entre risas el comisionado—. Todos los años es igual para ti, hay muchas personas pelirrojas en el mundo y la gran parte de ellos está en el Reino Unido. Deja esas tonterías.

—No son supersticiones, el aire está raro el día de hoy.

—No, no lo está—aseguró Myers—. Y voy a necesitar el informe de Peters, era para ayer.

—Voy por él— dijo Smith, se puso de pie y se acercó a la puerta. Se detuvo antes de salir—. ¿De qué foto estabas hablando?

—Nada importante. Ve por el informe— dijo serio Myers. Smith salió de la habitación.

 

 

3

 

El intercambio de información no paraba en las redes del club. Para el mediodía, casi todos los pelirrojos en viaje habían llegado a la gran Londres. La primera de las reuniones tendría lugar a las 16 horas. Todos debían asistir con las camisetas naranjas que habían hecho especialmente para este día: la cara del emoticono enojado en la parte delantera y la frase #FUCKYOUGINAMORGAN en la espalda. Pero como era un día muy frío y nevaba de a ratos, bastaba con traer alguna prenda naranja; acompañarían la manifestación con carteles pidiendo por justicia para Katy y otros tantos ofensivos hacia Gina.

《El aquelarre》 final tendría lugar a la medianoche en las inmediaciones del London Eye, entonces las 《pequeñas naranjas》 comenzarían a circular.

Cerca de las 14 los Collins y Raven salieron de la casa rumbo a Trafalgar Square donde se llevaría a cabo la manifestación.




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